lunes, julio 11, 2011

Villacañas, Apuntaciones sobre los movimientos ‘ni-ni’ o ‘si-si’

lunes 11 de julio de 2011

Apuntaciones sobre los movimientos ‘ni-ni’ o ‘si-si’

Antonio Castro Villacañas

L AS revoluciones islámicas, árabes, o lo que sean -pues yo no tengo claro cómo debemos llamarlas- son hasta ahora resultado de movimientos ni-nis aunque no descarto la posibilidad de que más o menos tarde lleguemos a la conclusión de que han sido promovidas por varias clases de movimientos si-sis... Lo mismo me da que hablemos de las revoluciones tunecina y egipcia -únicas hoy triunfantes- que de la libiana -casi agónica en estos momentos-, de la yemení, la marroquí o la argelina, unas de estas ya iniciadas mientras la otra no parece existir. El caso es que los movimientos promotores de todas ellas podemos llamarlos ni-nis porque no parecen haber sido fomentados ni por los Estados Unidos de América ni por la Unión de Estados Europeos ni por Turquía, Irán o cualquier otra potencia análoga, ni por esta o aquella organización islámica. Me llama mucho la atención que sobre todas esas revoluciones haya un general consenso en resaltar que sus iniciadores y protagonistas son los jóvenes de uno y otro sexo que ni estudian ni trabajan... Me resisto a pensar que tantos ninis sean una simple consecuencia de la casualidad.

Las revoluciones no suelen surgir de la nada, de forma espontánea, desde abajo, sino que siempre han sido fruto de una mayor o menor tarea de previa siembra y más o menos cuidada preparación, que pronto se pone de manifiesto al ver cómo se extiende hacia arriba y hacia uno u otro lado de sus afueras. Aunque su legitimidad dependa sobre todo de su interior (su fundamento y su intención) ninguna se ha hecho sin apoyo exterior ni de sorpresa. También es moneda corriente en esta clase de cambios políticos que si desde fuera se ha venido dando ayuda al régimen o sistema anterior, una vez que éste comienza a desmoronarse se empiece a prestar ayuda al que le pretende sustituir.

Así parece suceder ahora en Libia. El cambio de actitud de los Países Occidentales -antes amigos y aliados de Gadafi, al que hasta hace poco recibían y halagaban con toda clase de honores- y su tardanza en adoptar las consecuentes medidas prácticas, han sumido a Livia en un desastre sin paliativos que muy difícilmente remediarán los apoyos materiales y económicos que le brinden cuando se restaure la paz y en Trípoli se haya instalado un gobierno que prefiera la libertad, la justicia y la dignidad a la corrupción y la tortura inherentes a la dictadura del tal Gadafi.

Ello no quiere decir que el pueblo libio y los demás pueblos árabes vayan a perder la memoria. Siempre habrá alguien, dentro o fuera de sus respectivas fronteras, empeñado en recordar que desde hace más de un siglo -y en concreto durante los últimos sesenta años- primero los Países Europeos y enseguida los Usacos han interferido, puesto, apoyado, depuesto y derrocado a este o aquel gobierno, casi nunca en función de unos concretos valores culturales y políticos, sino casi siempre merced a los intereses económicos y estratégicos de Occidente o la Nación que en cada caso correspondiera o más le interesara. Es evidente que desde ahora esos intereses económicos o políticos van a defenderse o imponerse de forma y eficacia distintas a las que venían ejerciendo USA y Europa.
Ahora deberán hacerlo sin paternalismos: sus flagrantes errores exigen humildad para entender, interpretar y hacer las cosas de otra manera.

Las informaciones que nos llegan por la prensa, la radio y la tele no nos aclaran nada. Ni sabemos cuál es y donde está el origen de este movimiento sísmico-político, del maremoto social subsiguiente, y de la energía nuclear popular desatada, ni nadie parece tener una idea clara y eficiente de lo que el próximo futuro -y el algo más alejado- va a darnos. Si tamaña ignorancia es perniciosa para los intereses europeos, no digamos nada de lo que ello representa en cuanto se refiere a España, fronteriza por Sur y Levante con este mundo árabe revuelto y nuevo. Ni nuestros partidos políticos son capaces de pensar y hacer nada que caiga fuera de sus inmediatos objetivos electorales y monetarios, ni nuestro actual Gobierno y el que se perfila en el horizonte tienen idea clara de cuál debe ser nuestra actitud en estos momentos y en los que van a venir tras ellos. Para nuestra desgracia, en estas cosas y en estos sitios, como en tantos otros, España es "ni-ni": ni es nada ni representa nada.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=6179

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