viernes, marzo 19, 2010

Garcia Brera, Y la nariz, creciendo...

viernes 19 de marzo de 2010

Y la nariz, creciendo…

Miguel Ángel García Brera

S EGÚN todos los analistas, la situación económica española sigue de capa caída, pero no cabe duda que la nariz de nuestros gobernantes continua creciendo con absoluta desfachatez. El manejo leninista de la propaganda política ha alcanzado sus más altas cotas en este Gobierno Zapatero. Sobresalen en su manejo junto al propio presidente, de la Vega, Chávez, Blanco, Pajín y Aido y algunos diputados y senadores entre los que cabe destacar por su capacidad de embarullar las cosas a Elena Valenciano, así como a determinados periodistas, entre los que mencionaría, de entre otros varios a Enric Sopena, María Antonia Iglesias, Antón Losada, Margarita Saenz-Diez, Gabilondo e Isaías Lafuente. Sin que sea dado exculpar completamente a otros políticos e informadores de la actual etapa, o de otras, en ningún caso se había alcanzado el techo de cinismo que hoy predomina.

A la vista de la sarta de mentiras, contradicciones, ambigüedades interesadas y demás recursos empleados por el Gobierno y los políticos socialistas para soslayar la verdad, según puede repasarse en el día a día de las publicaciones y archivos sonoros y videográficos, me llama mucho la atención cómo Zapatero fue alzado al poder por efecto de una insistente campaña con apoyo de los teléfonos móviles, haciendo creer a los ciudadanos que el Gobierno de Aznar mentía con ocasión del terrible suceso del 11-M, cuando tengo por bien claro que las comparecencias públicas de aquel Gobierno, mientras no descartaron la autoría de ETA, no encerraban mentira alguna, sino desinformación, o información mendaz recibida en los Ministerios por cuenta de mandos intermedios desleales.

Comenzó la gobernación de España, Jose Luis Rodríguez Zapatero acusando de mentirosos a quienes pasaban a la oposición, con frases de rimbombante retorica como la de que España se merecía un Gobierno que no mintiera y paparruchadas semejantes. Y la decepción es inevitable cuando se comprueba que, incluso, si el Gobierno Aznar mintió el 11.-M – que ya digo que a mi modo de ver, tras examinar las hemerotecas y lo investigado, creo que no lo hizo – el de Zapatero le ha superado hasta el infinito. La última vez, hace escasos días, cuando el presidente ha sido preguntado ante los micrófonos de televisión si tiene un plan de pensiones privado y ha dicho que no. Sin embargo el mismo “Maquiavelo de León” hizo una declaración al llegar al Poder en la que indicó tener dos planes de pensiones. De todos modos, aunque no lo hubiera declarado, bastaría leer el Reglamento de Pensiones parlamentarias y otras prestaciones económicas aprobado por las Mesas del Congreso de los Diputados y del Senado, en su reunión del 11 de Julio de 2006, para comprobar que Zapatero y cuantos, como él, siendo diputados o senadores, han dicho no tener Planes de este tipo, han mentido. No así la Vicepresidenta Primera, que ha reconocido tenerlo – pero sí la segunda, que lo ha negado- ni el Ministro Corbacho que, inoportunamente para su Partido, ha puesto, sin quererlo, la cuestión a debate. Según ese Reglamento, lo que ha dicho Corbacho, recomendando tener planes privados de pensiones, pese a llamar tanto la atención, no es nada nuevo, pues en su exposición de motivos se recoge "la necesidad de apoyar el sistema público de pensiones con las aportaciones a planes privados de carácter complementario”.

El hecho es que Zapatero y la cohorte de políticos que alcanzan un escaño en las Cámaras tienen los siguientes “planes”: 1.-Pensión parlamentaria con cargo al presupuesto de las Cortes para los ex parlamentarios que lo hayan sido al menos siete años para complementar cualquier otra hasta conseguir que el jubilado cobre la cuantía en el límite máximo de percepción de pensiones públicas; 2.-Ayuda para los parlamentarios mayores de 55 años consistente en pagarle las cuotas de seguridad social hasta alcanzar lo necesario para causar derecho a la pensión de jubilación y hasta tanto consiga ese derecho recibirá una ayuda del sesenta por ciento de la asignación constitucional; 3.- Ayuda graciable para los ex parlamentarios a los que la duración de su mandato no les permita obtener la pensión parlamentaria, sus cónyuges y sus hijos menores de 25 años; 4.-Ayuda al cónyuge viudo e hijos menores de 25 años de un ex parlamentario que hubiera desempeñado el mandato al menos siete años, consistente en un pago único del importe de dos meses de la asignación constitucional por cada año de mandato; 5.-Indemnización por cese en la actividad parlamentaria desde la disolución de las Cámaras y otra , si no son reelegidos; 6.-Plan de previsión social que pagaran Las Cortes con un diez por ciento de la asignación constitucional a cargo a su presupuesto durante el mandato de diputados o senadores.

Ya al margen de la cuestión sobre la muy generalizada inveracidad de los políticos, ¿puede considerarse un Estado de Derecho aquél en que los parlamentarios pueden legislar sobre sus propios emolumentos, gabelas y pensiones? ¿No sería lo lógico que esos sueldos, como los de cualquier otro servidor o funcionario público, fueran regulados por un organismo independiente de carácter nacional y electivo?

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5616

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