viernes, mayo 22, 2009

Juan Urrutia, Es la guerra, otra vez

viernes 22 de mayo de 2009
Es la guerra, otra vez

Juan Urrutia

A H, qué tiempos los de la Guerra Fría: soviéticos con abrigos negros que ocultaban pistolas y cápsulas de cianuro, norteamericanos escondiendo microfilmes en falsas muelas del juicio, películas de Michael Caine… Todos aquellos nostálgicos de los contubernios, los espías y los sombreros elegantes disfrutarán con la crónica de la actualidad política, la cosa está que arde.

Se da el caso de que parte de la Policía Autónoma Vasca (varios altísimos y no tan altísimos mandos), velando cual madre primorosa por el bien de sus ciudadanos, ha orquestado un complot de los buenos, de los de verdad, qué gozada de conspiración. Previendo su prematura jubilación, también denominada patada en el pompis, los jefazos de la Ertzaintza, que fueron elegidos por lo bien que sabían llevar la boina, llamaron a treinta subordinados, y a la vez mandamases, para exponerles el plan. Éste constaba de tres partes muy diferenciadas, pasen y vean: en primer lugar estaba el espionaje gordo y malicioso: habían pensado informar al PNV, mediante la creación de un grupúsculo de espías ponzoñosos, de todo lo referente al ámbito de lo que, por motivos obvios, ya no es de su incumbencia. El segundo punto es de lo más original, seguimos con el espionaje, pero éste para obtener información privilegiada que el partido jeltzale pudiera usar contra Patxi López. Para finalizar, ya visto el talante demócrata de nuestros protagonistas, veamos ahora su lado más amoroso y cordial, con los delincuentes, claro, porque la idea, para dejar la gestión socialista por los suelos en materia de seguridad y lucha antiterrorista, era hacer las cosas condenadamente mal. Es decir, dejar al ciudadano en las garras de maleantes de todo tipo y especie para propiciar quejas y ceños fruncidos. Sobra decir que esas personas, cuyo oficio es (por poco tiempo) el de proteger al incauto transeúnte, pierden el derecho a denominarse policías por anteponer sus turbios intereses al bienestar de éste; sería un insulto para aquellos que arriesgan el pellejo por el prójimo cobrando la mitad de lo que gana un ertzaina. Es vox populi que los funcionarios vascos, se salvan dos o tres, están fuertemente ideologizados o fingen estarlo, todos los esfuerzos del PNV en los últimos treinta años han ido encaminados a crear una “nación vasca” en la que todos se sientan parte de un todo, de un ente abstracto que funda la individualidad en una masa de almas descafeinadas y fáciles de dirigir. Afecta lo dicho desde la enseñanza, pilar básico de este siniestro plan, hasta el último de los hogares vascos.

Tristemente, los peneuvistas y compañía, hicieron un gran trabajo adoctrinando a la infancia de ayer, que es la sociedad de hoy. Por eso el mal llamado “conflicto vasco”, que no es otra cosa que odio fundamentado en mentiras beneficiosas para el nacionalismo más pudiente, tiene una difícil solución a medio plazo, imposible a corto y segura cuando el tiempo nos haya enterrado a todos bajo un ramillete de nardos. Con esto quiero decir que serán las futuras generaciones las que olviden la inquina del nacionalismo totalitario hacia cualquier forma de pensamiento disidente. Por el momento veremos que nos depara el nuevo Gobierno vasco, la carencia de este fanatismo algo habrá de notarse en su gestión.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5204

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