jueves, marzo 05, 2009

Felix Arbolí, La derrota de los nacionalismos separatistas

jueves 5 de marzo de 2009
La derrota de los nacionalismos separatistas

Félix Arbolí

L AS pasadas elecciones han demostrado ante las urnas que las comunidades no quieren separatismos, ni guerras idiomáticas y zarandajas por el estilo. Las dos opciones donde iban solas o como compañeros de viaje los partidarios de la separación de España y la formación de un “país” independiente han fracasado contra todo pronóstico de los defensores de ese desglose territorial y se han quedado en manifiesta minoría electoral. Más claro imposible. Si sumamos los votos de las candidaturas que no llevaban esas miras independistas en su programa, podrán comprobar si las matemáticas no mienten que han alcanzado una holgada y significativa mayoría. El pueblo ha hablado y ha dicho un “no” rotundo a los anti-España. ¡Que se fastidien esos profetas de la desintegración de la patria!. Espero que esto anime a otras comunidades donde abundan esta clase de políticos y les digan en el momento de votar que andan muy equivocados en sus apreciaciones y aspiraciones. Si no lo hacen, allá ellos. Su odio personal no debe ser causa de que todo el pueblo tenga que pasar por el aro. Esto ha sido una especie de aviso para navegantes.

A mi entender no ha ganado el PP en Galicia, sino que han perdido el PSOE y su adlátere el BNG, que le sirvió de soporte y comparsa. (Miren el diccionario antes de sentirse ofendidos sus derrotados candidatos). Aunque en este caso me da la impresión de que la “comparsa” o el soporte ha sido más bien un lastre. Ni sumando los votos de los dos han podido desbancar al partido opositor. Y esto amigos míos querrá decir algo, digo yo. Creo y hasta casi me atrevería asegurar que por llevar la contraria a la opción independista, el gallego hubiera votado a cualquier otro partido que se le opusiera y así lo ha hecho. No es que le falten méritos al PP para haber alcanzado su victoria, todo lo contrario, han sabido esperar a que sus adversarios dieran de sí todo lo que podían y lo que no podían y que escarmentados los gallegos por ese ruinoso cambio que habían querido imprimir a su gobierno, regresaran a la razón. En “román paladino”, como llamaba Gonzalo de Berceo a la forma de expresarse el pueblo llano, volvió el río a su cauce, en cuanto tuvieron ocasión de retirar esa roca que impedía su fluir normal.

Los gallegos, con la sabiduría que les caracterizan, la experiencia vital que tienen o han heredado de sus mayores y su férrea voluntad de que nadie se cruce en su camino para hacerle la puñeta, dieron carpetazo al “capullo” y regresaron a la “gaviota”, que a ellos les va mejor porque puede volar más alto y segura y les traerá nuevos y más limpios aires en sus alas. Aires con los colores blanco y celeste de su bandera y el rojo y gualda de la nacional, que sienten como suya. Gracias a su alada facultad de elevarse y moverse en las alturas y bajuras no van a necesitar esos costosos coches tuneados para que el gobierno atienda al pueblo, ni despachos imperiales a base de millones para servirle, que dan la impresión de que en lugar de servicio le están dando un bofetón en plena crisis. Una desmedida ostentación y falta de tacto y moderación que un pueblo tan inteligente como el gallego no podía permitir y así lo ha manifestado en las urnas.

En sus nuevos vuelos la inquieta gaviota les traerá la maravillosa brisa del Cantábrico, algunas jornadas de sol prendidas entre sus alas de sus viajes por lontananza y el blanco de su plumaje sinónimo de la libertad y la honestidad que presidirá, espero y deseo, el nuevo gobierno para el bien de la Comunidad. De momento, Nuñez Feijóo, el nuevo presidente “pepeísta”, ha decidido vender el famoso y astronómicamente caro Audi oficial de su antecesor, que costó 480.000 euros, rebajar las actuales consejerías a diez y disminuir en un cuarenta por ciento el número de altos cargos. Esto traducido a euros supone una buena cantinela de millones disponibles para cosas más precisas y necesarias. El que se creyó Napoleón de Galicia tuvo su merecido y oportuno Waterloo.

¿Qué pasará ahora con ese despliegue de coches tuneados y chóferes a cargo de los impuestos del ciudadano y con ese dispendio en mobiliario para un despacho más propio de un emperador que de un presidente comunitario aupado al poder por la confianza y la fe que en él depositaron sus ciudadanos?. ¿Cómo se desplazará ahora la señora del ex Presidente sin su Audi oficial?. Me figuro que los nuevos ejecutivos sabrán aprender la lección y no caerán en los mismos egoísmos y ambiciones que los anteriores, cuyos desajustes y ostentaciones le han valido tener que abandonar el sillón y regresar a la simple silla.

El gallego, en contra de mis paisanos los andaluces, y me duele reconocerlo, sabe reaccionar a tiempo y soltar el lastre cuando la nave comienza a escorarse. En Andalucía llevan con el mismo gobierno desde el principio y a pesar de todos los pesares no hay quien lo apee del burro y en este caso sí hay alusiones. Porque hay que ser bastante acémila para no intentar abrir las ventanas y renovar el aire que debe estar ya excesivamente viciado. El amigo Chaves, a cuyos antecesores familiares conocía, trataba y me eran muy estimados, se ha creído que la región es un cortijo particular y ha empezado a nombrar cargos e incluso a ministras entre familiares y amigos, formando en su entorno una guardia pretoriana que le hace invulnerable a toda crítica, intento de desalojo e intención de cambiar al “capullo” que ya hace muchos años se convirtió en rosa y sabe Dios la de veces que habrá cambiado su flor, que no su maceta, por otro logotipo que le haga recorrer nuevos caminos y modernizar a un personal excesivamente anquilosado.

Menos mal que mis paisanos los gaditanos como tienen la brisa incomparable de su bahía y un sol permanente y espléndido, aparte de ese ingenio tan especial para hacerle frente a la vida, no han caído en la trampa del aroma de la rosa ya excesivamente agotado y han optado con sabiduría por mantener a la gaviota que le trae aires más saludables y cargados de alicientes en todo momento. Mientras nuestra magnífica Teófila Martínez esté al frente de la ciudad, no habrá posibilidad de que el gaditano renuncie a ella ya que ha hecho de mi amada tierra uno de los lugares más limpios, bonitos y gratos de nuestra geografía. Es una mujer excepcional que honra a la política y a su partido y hace honor al significado de su nombre “amor a Dios”, extensivo en su caso al ampliamente demostrado amor a su tierra y el bienestar del ciudadano.

Es un ejemplo más de la sapiencia del gaditano al hacer oídos sordos a los cantos de sirenas que le llegan desde Sevilla y su Junta de Andalucía; a los continuos viajes de Rubalcaba, diputado por la provincia, que parece más gaditano que yo, pero sólo cuando los intereses de su partido lo requiere y a los recorridos en coche oficial de esa inédita ministra de la “Igual-da”, intentando animar a sus paisanos, que también son los míos, para que elijan su flor y dejen que se largue la gaviota. Pero Cádiz, “mi Cai”, es lo suficientemente inteligente y práctico para no dejarse convencer tan fácilmente.

No quiero decir con ello que el PP sea la panacea de todos los males que afligen nuestra política, porque la realidad nos está demostrando que no siempre vuela tan alto esa blanca gaviota. A veces, como ocurre en Madrid actualmente, lleva tanto peso en sus alas que le impide tomar altura y zafarse de la contaminación de tanto chalaneo, espionaje y demás compañeros de viaje. Pero Galicia si ha sido capaz de de optar por ser oasis en ese desierto de aciertos a los que nos tienen acostumbrados nuestros políticos. Aunque, en honor a la verdad, debo reconocer que también hay regiones y municipios donde el gobierno o alcalde socialista lleva el timón de la nave con seguridad y pericia para que la travesía sea un confortable paseo, sin peligros de zozobrar. Justo es reconocerlo. Que se lo pregunten a los maños.

A Galicia le ha llegado la esperanza de una nueva y mejor vida. Al País Vasco, también. Aunque en este caso el varapalo a Ibarretxe, a pesar de su minoría mayor, ha supuesto una gran escalada del socialista Patxi López que, con los votos del PP, podría gobernar fácilmente quitándole la opción al excesivamente gastado PNV y sus complejos nacionalistas y antiespañoles. Veremos a ver que pasa, si prima la razón y la conveniencia para el ciudadano que ha votado mayoritariamente por el cambio o por rencillas entre partidos y siglas, dejamos la puerta de la casa abierta y se nos cuela otra vez el de las cejas. Y en Madrid, cuando nos llegue la hora, recemos a San Isidro para que cambie la cúpula regional no de color sino de personas y podamos iniciar una nueva era sin escándalos, despotismos y meteduras de patas de unos y otros, como estamos viendo actualmente. Que es vergonzoso y deplorable el mal ejemplo que les están dando no sólo a la Comunidad, sino a España entera.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5086

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Pueblo gallego: sabio y pragmático