jueves, febrero 12, 2009

Rajoy, firme ante la «cacería»

Rajoy, firme ante la «cacería»

Jueves, 12-02-09
MARIANO Rajoy hizo del Comité Ejecutivo del PP reunido ayer el punto de inflexión en la tarea de oposición que venía realizando su partido. No sólo ha liberado su liderazgo de las incertidumbres que lo rodeaban en las últimas semanas, sino que también ha sabido situar al PP en una posición novedosa frente al Gobierno, más nítida como fuerza opositora y más comprensible como alternativa. Primero fue su demoledora intervención en el pleno del martes sobre la crisis económica; y ayer, un ejercicio de autoridad cuando su partido más lo necesitaba. Los ceses y dimisiones previos de algunos cargos del PP con motivo de la «operación Gürtel» legitimaban a Rajoy para pedir cuentas al fiscal general y al Gobierno por la tendenciosidad política de este sumario, reconvertido en el nuevo ariete contra la oposición y en gota que ha colmado el vaso de las innumerables operaciones policiales ordenadas por la Fiscalía contra alcaldes y concejales y en las que se ha utilizado la detención de forma desproporcionada. La ruptura de relaciones con el ministro de Justicia es, en estas circunstancias, una reacción perfectamente comprensible, aunque lo cierto es que el enfrentamiento y la discordia son las señas de identidad del currículo de Fernández Bermejo.
Es seguro que el PSOE acusará a Rajoy de crispar la vida política, pero el líder del PP no debería preocuparse de lo que opinen los socialistas, sino de lo que esperan los ciudadanos que ahora quieren tener una alternativa a Rodríguez Zapatero. La reaparición pública de Rajoy como parlamentario y líder del PP demuestra que es posible llevar a cabo una oposición firme, sincera y, a la vez, atractiva.
Capítulo aparte es la denuncia del PP contra el juez Garzón. Los populares tienen razón en sus quejas. Nada perjudica más la imagen de independencia de un juez que su actuación como un cortesano del poder político. El juez Baltasar Garzón parece no ser consciente de esa regla de oro del comportamiento judicial que aconseja que cada cual -políticos y jueces- se desenvuelva en terrenos distintos, incluso en su tiempo libre. Un magistrado lo es las veinticuatro horas del día.
La proximidad de Garzón con el poder político no es admisible en un juez de un Estado de Derecho basado en la separación de poderes. Los antecedentes son numerosos, pero irse de cacería con el ministro de Justicia, mientras tiene en cartera una investigación sumarial que afecta al PP, perjudica las garantías de independencia e imparcialidad exigibles en todo proceso. Su relación con el Gobierno socialista lo contamina para investigar a cargos del PP, que lo va a recusar por este motivo, y no sólo por la jornada cinegética con el ministro Fernández Bermejo, aunque ya se sabe que las cacerías, desde los tiempos de Franco, dan para mucho.
A mayor abundamiento, no habiendo asociación ilícita entre los imputados -según el auto de Garzón- y que los delitos imputados a los sospechosos no se han ejecutado, a primera vista, de la manera establecida por el artículo 65 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, cabría preguntar cuáles son las razones legales que justifican la competencia de la Audiencia Nacional en este caso concreto. Toda duda está justificada porque la genera esta torpe mezcla de relaciones personales entre el juez Garzón y el Gobierno socialista.

http://www.abc.es/20090212/opinion-editorial/rajoy-firme-ante-caceria-20090212.html

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