jueves, febrero 12, 2009

Carmen Planchuelo, El susurro de las musas

jueves 12 de febrero de 2009
El susurro de las Musas

Carmen Planchuelo

L LEVO unos cuantos días dándole a la cabeza y pensando sobre qué escribir para ustedes en este ya casi mediado mes de Febrero. Las Musas se niegan a visitarme y les confieso que yo sin ellas no soy nadie, necesito de su presencia sutil, de su deambular cerca de mi, del airecillo que provoca su gentil movimiento y que en algún momento me susurren al oído una idea sobre la que abalanzarme con pasión, pues no concibo la escritura si no es aderezada de este sustancioso condimento. No les pido a las hijas de Zeus o de Urano (que para todo hay fuentes) que me escriban el artículo del mes sino que me soplen ese “algo” sobre el que disertar y enciendan la chispa de gracia que seguramente yo he dejado languidecer. Les juro, que una vez “inspirada” me consagro a este muy placentero trabajo.

Muchos escritores de ficción (los protagonistas de este texto) a los que se les pregunta eso de “¿usted cree en la inspiración o el trabajo?” contestan muy oportunamente: “Suelo esperar a las Musas trabajando”... con lo cual nos vienen a decir que ambas cosas con necesarias. Yo, como no pertenezco al envidiable y envidiado mundo de los profesionales de la escritura, no me rijo por esta norma, mas bien no me rijo por casi ninguna. Sin embargo primero he de sentirme tocada por las deidades, aunque sea un simple roce, una leve presencia. Una vez escuchado su susurro me pongo a trabajar hasta que el escrito me dice algo. Siempre me han producido una gran admiración esas personas que de cualquier cosa con la que se tropiezan pueden hacer un hermoso texto. Me asombran esas novelas en las que aparentemente no pasa nada, o pasa muy poco y sin embargo están plenas de sentido y se nos hacen inolvidables. Es un recurso manido hablar de “A la recherche...” de Proust pero me sirve muy bien como ejemplo de lo que les quiero transmitir. Y como no, me producen una enorme envidia novelistas como Baroja que debió ser de los mas prolíficos de la Generación del 98, o más cercano en el tiempo el fallecido Vázquez Montalbán que tocó todos los géneros. Escritores de imaginación fecunda, de producción mas que respetable. Otros, en cambio, como Landero necesitan tiempo y tiempo para sacar sus novelas a la luz, no creo que sea por estrategia, cada cual tiene su tiempos.

La segunda tradicional (pregunta) en el mundo del verbo suele ser : “¿usted por qué escribe?” bueno, bueno, bueno... ya se pueden imaginar ustedes la catarata de respuestas que el entrevistador puede recibir: Por gusto, por terapia, por desahogo, para ganarse la vida, mantener una carrera iniciada, por inercia, “porque no se hacer otra cosa” (esto ya en los profesionales full time). Alguno, no muchos consiguen vivir de lo escrito. La mayor parte no, o al menos no solamente del producto de su imaginación, dan charlas, cursos de verano, escriben en la prensa, se convierten en tertulianos... etc. Siguiendo con el cuestionario al que es sometido todo autor, la tercera cuestión versa sobre su poética: “¿Qué es para usted la literatura?”. Con la respuesta a esta importante pregunta se escriben centenares de libros dedicados a teorizar sobre la cuestión. Personalmente es la primera de ellas “el ¿por qué?” es la que más curiosidad me despierta . ¿Qué hace que uno se sumerja en mundos ficticios y luego lo cuente?. No les descubro nada nuevo si les digo que en el fondo, todos los que en algún momento de nuestra vida hemos decidido poner nuestros pensamientos por escrito y darlos a conocer, lo hacemos por placer y vanidad.

Empecemos por el placer: esa satisfacción que te produce el que las palabras que has ido rumiando, almacenando en tu interior, en un momento especial toman coherencia y se coloquen en la punta de los dedos para materializarse en un cuento, poema, novela, canción... Es maravilloso ver como de una idea inicial que surgió quizás en el trayecto del autobús, al hilo de una música, un recuerdo, o mirando a las musarañas, nace una historia a la que cada día vuelves y le das mil vueltas hasta que llegas al punto que tu querías. Yo llevo muy poco tiempo escribiendo historias, menos aun poniéndolas en el aire. Es un hobby y como tal me lo tomo. Me gusta escribir, lo paso bien cuando tengo una pequeña idea, una trama a la que dar vida, la siento que me bulle en el interior, pero no puedo empezar a teclearla cuando yo quiero, quizás les parezca un fantasía o una ocurrencia sin sentido por mi parte pero es la misma historia la que me dice cuando quiere salir del rinconcillo de mi cerebro y materializarse en la pantalla; ocasionalmente en un cuaderno de tapas rojas de la marca Guerrero. Más de una vez he sentido (y esa es la palabra más acertada) como el relato se iba imponiendo a lo que yo inicialmente había pensado, es como si mi pequeña creación se revelara y me dijera que por ese camino no estaba a dispuesta a continuar, que ella quería ir por otro y yo “presta y bien mandada” me he dejado guiar ¿es eso lo que hacen las Musas?, ¿orientarnos por el camino adecuado cuando vamos hacia el desfiladero de la falta de estilo, de la palabra mal usada, de la sintaxis errónea, de la incoherencia? Pues es posible que sí que las Musas sean como Beatriz que nos ayuda a ascender y descender entre los círculos de la creación literaria, por modesta que esta sea.

La vanidad. Posiblemente ante esta “fuerte”palabra alguno diga que no, que jamás ha caído, ni caerá en tan fea actitud. Bueno, es posible que aun queden angélicos seres en la faz de la tierra, no seré yo quien lo niegue. Confieso que yo, sin ningún motivo objetivo para ello, sí que he caído alguna que otra vez en tan reprochable actitud. Es verdad que uno escribe sobre todo para si mismo, por una pulsión personal irrefrenable. Ciertamente que cuando uno escribe vive mas y yo me atrevo a decir que hasta mejor pues amplias tu horizonte e ingresas en un particular País de las maravillas donde el mundo se rige a tu placer. Creas, criticas y juzgas. Los personajes se mueven como tú decides (a menos que se revelen) y juegas con espacio y tiempo a tu gusto. Eres como una especie de dios todopoderoso. Pero todos queremos más, que dice la canción. Si realmente con eso consiguiéramos calmar nuestra ansia, colmar nuestro placer, los textos que con trabajo y amor vamos elaborando se quedarían en la memoria del ordenador o impresos formando pulcros cuadernitos. Seguro que muchos hacen esto y guardan para sí su obra. Sin embargo no es lo usual, lo normal es que uno – que se siente orgulloso de lo escrito- quiera dar a conocer su obra, que los demás lean (y admiren) lo que le ha costado tiempo y esfuerzo elaborar pues aunque las Musas se porten bien y se instalen a la vera del escritor, esto que no quita para que uno pase tiempo y tiempo puliendo, cambiando, transformando sus textos. La lucha con los acentos, la búsqueda de sinónimos, encontrar la metáfora más elocuente, lleva su tiempo. Me atrevo a afirmar que a todos nos encantaría vernos en las vitrinas de las librerías compartiendo espacio con los consagrados, ganando un premio literario, viendo nuestro nombre en letras de molde en los suplementos literarios del fin de semana. El sueño de los sueños es que un editor llame a tu puerta y muestre interés por ti, por tu obra... En los tiempos que corren esto es casi una quimera y por eso han surgido las empresas de autoedición, juegan con el ego del escritor que no se resigna a pasar por este valle sin ver sus a sus criaturas vestidas de papel y lanzadas a la lucha por la vida. Seguramente muchos de los que posan sus ojos en estas líneas ya lo hayan conseguido, felices ellos.

Las Musas deben tener frío y por eso no acuden a mi llamada en este Febrerillo loco, en el que según el refranero “busca la sombra el perro. Por estos pagos este suele ser un mes inestable: de días heladores y otros primaverales en los que ¡oh milagro de la naturaleza! empiezan a aparecer las primeras hojas en la madreselva de mi jardín, apuntan retoños en los rosales, los jacintos expanden su penetrante olor ¿será por eso que se le califica de “loco”?. En levante los almendros habrán florecido. En lo que va de año, por estas tierras del casi norte, hace frío pero ninguna ola polar nos ha invadido. Por supuesto que alguna nevada hemos tenido, así de repente nos hemos levantado con la ciudad blanca pero la cosa no ha perdurado y las montañas duran poco tiempo nevadas. Si nos fiáramos de las noticias de la tele saldríamos de casa vestidos como para el Polo. Hay unos cuantos canales televisivos que disfrutan como niños malos hablando de nieves, ventiscas, pueblos aislados, calles heladas y carreteras colapsadas.Los presentadores recitan las noticias con cara de alegría como diciendo “chinchense señores”. Entonces te entra una especie de pánico y recuerdas que no has renovado el lote de camisetas polares, que sólo tienes un par de calcetines termales, el anorak te está algo canijo... y a ver como sales a la calle con “estos pelos”pero si eres un poco “advertida” (que dicen por estas tierras riojanas) no tardas en darte cuanta que la gran mayoría de las imágenes divulgadas pertenecen a puertos de montaña, pueblos serranos, capitales tradicionalmente heladoras, en fin que sinceramente no creo que sea noticia que los pueblos pirenaicos rebosen nieve, que por el puerto de Herrera sea peligroso circular cuando está helado y que las aldeas galaicas se queden aisladas ¿qué hay de nuevo en ello?, ¿no es invierno?, ¿no es esto normal?. No quiero que nadie piense que con estas letras quiero disculpar la impericia de nuestras autoridades a las que coge el toro por los cuernos un día sí y otro también, nada más lejos de mi sentir... lo que sí me parece absurdo es que se dé como gran noticia algo que no es más que lo propio de la estación en la que estamos. Noticia sería que tuviéramos que sacar el abanico, las sandalias y el “panamá. Sin embargo nadie habla de que las noches son más cortas, los días más largos, la luz se va estirando y las cigüeñas se han asentado en la torres de las iglesias, en las copas de los árboles ribereños.

Estoy por creer que las Musas, frioleras ellas, han oído las noticias y decidido quedarse en el Parnaso, que ya vendrán cuando el tiempo sea más cálido. Mientras escribo estas líneas “los del tiempo”anuncian nieve en cotas bajísimas, así que es muy posible que los narcisos que se abren camino entre la dura tierra del jardín, decidan que no hay que darse tanta prisa y mejor se quedan acurrucaditos en espera de tiempos mejores. Yo, siguiendo el ejemplo de tan cautas flores hago lo mismo, y espero perezosa y pacientemente a la vera de la chimenea a que Caliópe y sus hermanas se decidan a visitarme, es una pena que no lo hagan ya pues este mes tiene dos “eventos” sobre los que me hubiera gustado escribir : la celebración de San Valentín y los Carnavales, dos maravillosos motivos sobre los que dejar correr la imaginación pero ya les digo: estoy un poco espesa y nada chispeante sale de mis dedos ¿me pasará lo mismo que a aquel monje medieval que en un viejo pergamino escribió “se me congelan las manos”? todo es posible señores, todo es posible aunque mi impericia yo mas que al frío se la atribuyo al olvido de las Musas que nada me quieren susurrar.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5053

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