miércoles, enero 28, 2009

Tomas Cuesta, ZP y la caca de la vaca

Zapatero y la caca de la vaca

TOMÁS CUESTA

Miércoles, 28-01-09
LOS norteamericanos emplean el término «bullshit» para significar la plaga de charlatanería y vaniloquios, farfolla y faramalla, que envilece el discurso -y el decurso- de la sociedad contemporánea. «Bullshit», o sea: caca de la vaca. Harry G. Frankfurt, docente de la Universidad de Princenton, ha dedicado un luminoso opúsculo a esta variante de la manipulación de la verdad de la que todos somos víctimas y casi todos responsables. Atrincherado tras un muro de fatalismo escéptico que difumina las fronteras entre lo auténtico y lo falso, el respetable público -más público, en realidad, que respetable- consiente que le falten al respeto con una pasividad soez y amodorrada. Se deja deslumbrar por un turbio despliegue de aspavientos, lugarejos comunes y verborrea inane que constituiría un crimen de lesa inteligencia si es que la inteligencia, ay, se valorase en algo. Se presta a comulgar con ruedas de molino cuándo y dónde decidan los sumos sacerdotes de la secta mediática. Y, en resumidas cuentas, da pábulo y consagra todo aquello que el profesor Harry G. Frankfurt -con el rigor de un entomólogo moral- pone en solfa en su ensayo. Las paparruchas a granel («humbug»), los disparates a mansalva («balderdash»), el cotorreo chirle («claptrap»), la gilipollez notoria («quackery»), la impostura sin tregua («imposture») y las patrañas sistemáticas («buncombe»), son las estrellas del universo del «bullshit», los ingredientes que aglutina la caca de la vaca. Así pues, el «bullshit», podría definirse, sin temor a cagarla, como «una acomodaticia tergiversación de las ideas, los propósitos o la actitud de alguien, a través de un conjunto de acciones pretenciosas y de una palabrería reversible, ampulosa y falsaria».
Anteanoche, Rodríguez Zapatero dictó a los españoles y a las españolas, a los ciudadanos y a las ciudadanas, a los miembros y miembras de una comunidad atónita, inerte y desmembrada, un curso acelerado de «bullshit» que ríase usted del mismísimo Obama. Ríase, si le place, o deshágase en lágrimas, que es una posibilidad que no hay que pasar por alto. Reconozca, no obstante, que el presidente estuvo inmenso, inspiradísimo, inconmensurable. Ora doliente, ora esperanzado. Sentimental, en ocasiones; en otras, cartesiano. Humilde por exigencias del guión, determinado porque lo exige el cargo. Optimista, sereno, comprensivo, cercano. Aguantando a pie firme un vendaval que los meteorólogos no habían anunciado. Sin perderle la cara al miura de la crisis, sin ceder ni un milímetro, pegando estatuarios sin amilanarse. Además, de haberse amilanado, ahí estaba Milá, con el capote listo; que no es listo ni nada el subalterno a la hora de poner el listón bajo. Vamos, que no salió a hombros de milagro. De puro milagro, sí señor, que también los ateos tienen su ángel de la guarda. Su ángel o su Miguel Ángel, puesto que, en éste caso, quien vigila sus sueños y custodia su cama es el señor Barroso, Miguel Ángel. Después de torear al Parlamento, de tratar a Rajoy como si fuera un maletilla y dejar a Soraya compuesta y en enaguas, lo natural hubiese sido que el presidente del Gobierno abandonase el ruedo a rastras. Pero Rodríguez Zapatero es un «bullfighter» del «bullshit», es un José Tomás, en diarreico, en el planeta de la caca de la vaca. La diferencia es que José Tomás no sale por la tele, mientras que Zapatero no sale de la tele en cuanto se ve apurado. A parte de eso, un calco.
Un charlatán -sostiene «mister» Frankfurt- es infinitamente más nocivo que un embustero consumado. El embustero, al menos, conoce la verdad y, en cierto modo, la transmite en clave obscena y en sentido contrario. La charlatanería, en cambio, no alcanza a diferenciar lo fehaciente de lo desvirtuado. Los que practican el «bullshit» incurren en lo que San Agustín consideraba que era la auténtica mentira, al margen de intereses y de circunstancias. Son los que mienten por mentir, los que disfrutan engañando, los que apestan a caca de la vaca. Paciencia y desodorante.

http://www.abc.es/20090128/opinion-firmas/zapatero-caca-vaca-20090128.html

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