lunes, enero 26, 2009

Tomas Cuesta, Aguirre, la antisistema

Aguirre, la antisistema

TOMÁS CUESTA

Lunes, 26-01-09
NO van desencaminados aquellos que sostienen que doña Esperanza Aguirre es un personaje intolerable. Aciertan de chiripa, pero aciertan, como el burro flautista de Tomás de Iriarte: «Sin reglas del arte / borriquitos hay / que una vez aciertan / por casualidad». En cualquier caso, el que la pone en solfa y la retrata es el incombustible Raphael, que -digan lo que digan los demás- es un cantante inmenso y un verdadero oráculo. Doña Esperanza Aguirre, quédense con la copla, es un escándalo. Todos a una, pues, sin cortarse ni un pelo, con brío y afinados: ¡Es-cán-da-lo, es un escándalo!
No cabe mayor escándalo, nada resulta tan poco tolerable, como que alguien plante cara sin complejos al lobo y al rebaño. A los que afilan las garras furibundas y a los que enseñan la pezuña lanar y acomplejada. La presidenta madrileña, metida a pisar con garbo, ha pisado el terreno de los que van pisando huevos y de los que van dando patadas. Estorba por igual a capuletos y montescos, a tirios y a troyanos. De ahí que sea harto difícil discernir de qué corral procede la basura en la que ahora intentan sepultarla. Lo inobjetable es que el asunto hiede. Huele a peste y a pasta. A fetidez montuna y a montaraz montaje.
Son tantos los que respirarían a sus anchas si el alevoso aguirricido llegase a consumarse que, entre los neófitos y los habituales, la relación de sospechosos empieza a parecerse a las colas del paro. «Cui prodest?» ¿Quién saca provecho de que la señora Aguirre sea lapidada en negro sobre blanco? ¿Quién tiene interés en que, en lugar de seguir siendo una molesta piedra en el zapato (o en el zapatófono, apurando la guasa), acabe transformada en una excepcional piedra de escándalo? ¡Todos juntos, de nuevo! ¡Es-cán-da-lo, es un escándalo!
Por si sirve de algo, conste en acta que Séneca, padre del antedicho latinajo, no pretendía formular ninguna incógnita, sino poner en limpio una certeza rigurosa y tajante. «Cui prodest scelus, is fecit», aseguraba el maestro cordobés sin medias tintas y sin cataplasmas. El que se beneficia del delito, ése es el culpable. Pero, dejando al margen la interminable letanía que compone el rosario de los beneficiarios (porque esto ha de acabar como el rosario de la aurora, entre duelos y ayes), es indudable que, si doña Esperanza Aguirre pierde, el Sistema habrá ganado.
Aguirre, en realidad, es una antisistema por principio y por carácter. Mucho más peligrosa que la hordas de vándalos que juegan a la guerra rompiendo escaparates. Esos, a fin de cuentas, no es que sean malos, señor juez, es que no saben encauzar sus ideales y el ardor juvenil les pone incandescentes, igualito que a Soraya. Lo intolerable es que una liberal de tres al cuarto altere el «status quo» y alborote el remanso. Que no acepte rendirse a la evidencia (la evidencia es que las cartas ya están dadas) y denuncie al «croupier» cuando hace trampas. «Everybody, again»: ¡Es-cán-da-lo, es un escándalo!
Desde aquel día en que anunció, en el Foro de esta Casa, que no iba a tragar ni se avenía a resignarse, la suerte quedó echada. Únicamente era cuestión de tiempo que la conjura prosperase puesto que, luego, junto con la ocasión, se encontraría la mano ejecutora y el responsable de financiar la daga. Ha sonado la hora, la dinamita está servida, se ha manchado el tapete y se ha roto la baraja. Ha llegado el momento de que Esperanza Aguirre expíe sus escándalos (y los espíe, claro).
¿O no es escandaloso, por ejemplo, que prefiera a McCain, una antigualla, en vez de al bendito Obama? ¿O que haga oídos sordos a las recetas del Gobierno y no deje de escuchar atentamente las sugerencias del Mercado? ¿O que se tome la corrección política a chacota y abomine de los apriorismos y los corsés mentales? ¿O que haya perpetrado la ignominia de que Madrid sea, además de España, la legendaria aldea de los irreductibles galos? ¿O que saliese indemne de la matanza de Bombay representando el papel de condesa descalza?
¡Es-cán-da-lo, es un escándalo! Aguirre, es una antisistema. Raphael, un oráculo

http://www.abc.es/20090126/opinion-firmas/aguirre-antisistema-20090126.html

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