lunes, enero 26, 2009

Paulo Coelho, Sobre deseos incumplidos

lunes 26 de enero de 2009
SOBRE DESEOS INCUMPLIDOS

Una de las preguntas favoritas de los periodistas siempre viene precedida por una afirmación:
–Usted ya tiene todo lo que desea. ¿Aún le queda algún sueño por cumplir?
En primer lugar, aunque tenga las cosas más importantes que hay en la vida (salud, fe, el amor de mi mujer, un trabajo que me encanta), escribir es siempre un desafío. Hace falta mirar hacia la propia alma sin miedo y revelar todo lo que se encuentra allí dentro.
En segundo lugar, como cualquier persona, tengo muchas cosas que me gustaría hacer y que aún no he hecho, aunque haya cumplido muchos de mis sueños (los más recientes fueron ir a un mundial de fútbol, que fue concretamente el de Alemania, y recorrer los 9.208 kilómetros de la vía férrea Transiberiana, algo que logré en 2006).

Pensando sobre los deseos incumplidos, publiqué un blog en una comunidad virtual en el que daba a conocer mi lista, y pedí que quien quisiese dejase allí sus famosas `decisiones de año nuevo´ que terminan siendo postergadas.
Hasta el momento he recibido un total de 278 listas (quien pertenezca a MySpace puede ver el blog y las listas de las que hablo). A modo de estadística, podría decirse que los deseos incumplidos que más se repiten entre quienes han respondido son `viajar´ y `aprender una lengua extranjera´.

Creo que a mis lectores les ocurrió como a mí: que a medida que escribía, me iba dando cuenta de por qué no había realizado aún estos sueños. Ésta es mi lista:
A) Aprender a bailar bien. Tengo tiempo libre para entrar en una academia de baile, pero lo voy dejando por timidez.
B) Tocar la guitarra. Sé los acordes que aprendí hace muchos años, pero nunca he tenido la disciplina necesaria para mejorar.
C) Pasar tres meses en un monasterio, desconectado del mundo. Ya tengo incluso una invitación del abad de Melk (Austria). La razón para no terminar de hacerlo: estoy más viciado con Internet de lo que me gustaría admitir.
D) Hacer un safari en África. Se trata de un deseo políticamente incorrecto. Tengo un amigo cazador (Juan Montadas) y el procedimiento es más simple de lo que podría parecer. ¿Por qué no hacerlo, entonces? No lo sé, pero el caso es que siempre lo dejo para otra ocasión.
E) Patrocinar a un boxeador de talento. Soy un enamorado del boxeo (otro deseo políticamente incorrecto), me parece un verdadero diálogo de cuerpos, en el que la violencia (como en el rugby, que también me gusta) no es exactamente lo que muchos piensan. Una razón para no hacerlo: estuve en algunos gimnasios en muchos lugares del mundo y, aun sabiendo que el deporte lo llevan principalmente las diversas asociaciones, me temo que esta tarea acabaría consumiéndome más tiempo del que me gustaría dedicar al asunto.
F) Cenar con Nelson Mandela. Esto lo intenté, pero no lo conseguí. Más tarde tuve la oportunidad de conocerlo en un acto más o menos privado, pero me pareció que sería imposible conversar con él como a mí me hubiera gustado.
G) Entrar en órbita y dar la vuelta al planeta. Mi mujer también tiene este deseo. Los rusos lo hacen, pero no he llegado a enterarme de todos los detalles. La razón para retrasarlo: me parece que no es otra cosa que el miedo, además del elevadísimo precio (alrededor de 20 millones de dólares). Por otra parte, Richard Branson (de Virgin) está desarrollando un proyecto para abaratar los vuelos orbitales. Aguardo.
H) Realizar un vuelo supersónico en un avión militar (como pasajero, claro). ¿Y esto por qué no lo he hecho? Por falta de contactos en el sector. No obstante, al publicar el blog, ¡recibí dos invitaciones! Una de un piloto de la Fuerza Aérea canadiense y la otra de un teniente coronel del Ejército del Aire español. Ahora estamos realizando los trámites necesarios para que este sueño se haga realidad. Si al final lo consigo, prometo contar en esta columna todos los detalles.

http://www.xlsemanal.com/web/firma.php?id_edicion=3847&id_firma=8233

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