martes, diciembre 16, 2008

Felix Arbolí, Las letrinas del palacio presidencial

miercoles 17 de diciembre de 2008
Las letrinas del palacio presidencial

Félix Arbolí

H UBO un rey de España que no puedo precisar quien fue y si era de la dinastía de los Austrias o de los Borbones, aunque algunos autores indican que fue Carlos I, el famoso emperador, que tenía la desagradable costumbre de recibir a sus ministros mientras se hallaba ocupado en el retrete. En aquellos tiempos no se decía “water”, ni en plan más finolis “toilette”, sino retrete, urinario, “excusado” y otras formas más españolas y a veces grotescas y ordinarias, según épocas y niveles sociales. Entonces no estábamos tan influenciados por las normas, costumbres y maneras de hablar del más allá de nuestras fronteras, puesto que éramos la potencia dominante y suprema.

Me figuro el placer que deberían experimentar tan dignísimos y altísimos señores, (nada que ver con su estatura, sino con sus cargos), al tener que exponer sus asuntos y esperar la decisión de Su Majestad Imperial, mientras tenían que soportar estoicamente los nada gratos aromas, por muy imperiales o reales que fueran, que despediría el entorno del enrojecido monarca en sus apreturas y retortijones durante sus forzados intentos en desalojar de su cuerpo los indeseables elementos.

Se sabe que el rico Sultán de Bruney, dispone de un Airbus, que le costó cien millones de dólares y se gastó otros ciento veinte más en acondicionarlo debidamente para que estuviera a la altura de poder recibir en sus travesías a tan sibarita y opulento soberano. Unos nadando en la abundancia y otros nadando para salvar sus vidas y llegar a puerto buscando un mundo mejor y más justo, aunque ambos pertenezcan al mismo credo religioso. Entre las innovaciones que introdujo en su residencia aérea, figuraba un retrete y lavabo todo en oro macizo, pero como según la ley musulmana no se puede situar mirando a la Meca ni el trasero, ni el miembro delantero a la hora de hacer las obligadas necesidades fisiológicas, lo colocaron de forma que pueda girar a capricho del usuario y así a la hora de “descargar”, no tiene que torcer el rumbo de la aeronave como pasaba al principio, sino simplemente girar el mal llamado “inodoro” áureo, para que su real trasero y no menos egregio delantero no se orienten hacia la Meca, y así no infringir una de las más de setenta normas religiosas que debe observar el musulmán.

En Prusia, en sus tiempos de esplendor y grandeza era de buen detalle y exquisito gusto el disponer de retrete de oro en las grandas familias del reino y algunos con pedrería preciosa incluida. Hubo un noble de elevada fortuna que los coleccionaba como yo colecciono mis soldaditos de plomo y daba suntuosas fiestas exhibiendo su escatológica colección. ¿Curioso, verdad?. Yo más bien lo llamaría indignante y degradante.

Hoy el oro se ha convertido en “roca” en estas cuestiones sanitarias, aunque existan algunos casos de nuevos ricos y petulantes millonarios que disponen de la grifería y otros elementos de su cuarto de aseo a base de este codiciado metal. Existen gustos para todos y dinero en abundancia. Y es más rentable utilizarlo en comprar un “water” de oro, que invertirlo en Madoff y otras empresas fantasmas y ver como se lo traga el agujero sin necesidad de tirar de la cadena.

Esta fiebre por la suntuosidad a la hora de arreglar y evacuar nuestras necesidades parece que ha afectado también a nuestro gobierno. Un remedio más solucionar la crisis de este país de nuestros amores y desamores de otros. La noticia ha salido publicada días pasados en la prensa que parece se está convirtiendo en la sucursal de las televisiones basuras. Ya las noticias y columnas extravagantes han logrado superar los niveles de lectura que antes acaparaban las noticias deportivas. Aunque después de ver como va el Madrid, el equipo mimado por excelencia de otros tiempos, no es nada extraño que la afición a estos espacios haya descendido.

La noticia, origen y motivo de mi artículo habla de que el gobierno del señor Zapatero ha dispuesto una cantidad de 44.225 euros, (más de siete millones de las antiguas pesetas), por arrendar, no comprar, los equipos de tazas de WC y urinarios para las dependencias de la Presidencia del Gobierno y del Ministerio de la Presidencia. Pero según parece esta elevada cantidad supone sólo el arrendamiento, no la propiedad, de esos servicios y sólo por un periodo determinado, finalizado el cual deberá pagarse una nueva y casi con seguridad mayor cantidad. Por lo que expone el diario El Mundo, “las modernas letrinas dispensan automáticamente dosis de un producto desinfectante que garantiza la limpieza y la higiene, ahorrando tiempo al servicio de limpieza, e incluyen “fragancias” para mejorar la higiene ambiental.”. No dicen si mientras se utilizan estos cómodos y sorpresivos “asientos” le agasajan con los sones melodiosos de una orquesta, en la que posiblemente intervenga la privilegiada voz de la encantadora esposa del “Presi” y habrá angelitos voladores tocando el arpa. Los afortunados y extravagantes usuarios podrán decir que “pecunia nom olet”, (el dinero no huele), porque gracias a los euros del Estado, del Gobierno, de los impuestos de los españoles, él ha conseguido hacer desaparecer esos efluvios malolientes y nada gratos que al resto nos molesta y desagrada y él ha hecho desaparecer de su entorno íntimo y solitario en virtud de eso, de la “pecunia”, el jodido dinero de los demás.

De esto a trasladar el que existe en Aranjuez o El Escorial, no estoy muy seguro, que es de oro y lo usaba un rey un poco o bastante cabroncete, hay un solo paso. Porque España ha dejado de ser nación y ha pasado a convertirse en una especie de Cortijo del Tío Pepe y los suyos. ¡Y hablamos de Franco y su familia!. Aquí, como siempre, el tiempo no pasa, ni cambian las costumbres y el que venga tras que arree y utilice las letrinas del cuartel o los matorrales del campo para fertilizarlo.

http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp

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