jueves, noviembre 06, 2008

Por qué dejaron de ser de izquierdas

Lo cuentan en un libro que acaba de salir

Por qué dejaron de ser de izquierdas

Cuando los banqueros y los políticos de derechas quieren pasar por progresistas, un grupo de varios escritores y pensadores cuentan las razones que les llevaron a rechazar su izquierdismo. Lo hacen en el libro "Por qué dejé de ser de izquierdas", un título provocador que muestra lo vigoroso de su reacción. En este libro hay más antifranquistas de verdad que en toda la redacción de "El País". Todos ellos cuentan sus trayectorias, guiadas ante todo por la honradez intelectual.

ÁNGEL MAESTRO

7 de noviembre de 2008

Este libro recoge los testimonios de diez escritores e intelectuales sobre una experiencia común: haber sido de izquierdas en el pasado y ser ahora muy críticos y beligerantes con sus antiguos compañeros en el credo revolucionario. Así se expresa Javier Rubio, quien durante ocho años ha sido el director de Libertad Digital, el periódico en Internet fundado por Federico Jiménez Losantos.

Losantos es un personaje tan sobradamente conocido que obvia cualquier introducción. La parte del libro a él asignada se sigue con interés parecido al que despierta en su continuo batallar en las ondas, donde su ironía –aunque él repita que la ironía no funciona en la radio– va unida a dos de sus características fundamentales que provocan la irritación, cuando no el insulto de sus oponentes.

Otro de los autores, sobradamente conocido de los lectores, es Pío Moa, el historiador que ha revolucionado la moderna historiografía española y al que se debe en gran parte el afán que ha despertado una nueva escuela de historiadores, rompedores de la dictadura de lo políticamente correcto. La solidez de la argumentación de Moa, provoca la reacción histérica de los pseudohistoriadores borreguiles y sumisos, cuyo máximo exponente es sin duda Paul Preston, frente a las evidencias expuestas por Moa. En su relato, figuran desde sus primeros pasos en el antifranquismo militante hasta su militancia en diversos grupos comunistas y en el GRAPO, pasando por su ruptura con la izquierda.

Otro de los más enjundiosos análisis corresponde al más veterano de los autores, Carlos Semprún Maura. Su testimonio, titulado La barricada de enfrente, es tan rico en contenido que uno se ve obligado a transcribir alguna de sus opiniones. Por ejemplo: “Odio el centro, en política se entiende. Me resulta fofo, tibio, timorato […]. Siempre se le añade algo: centro izquierda, centro derecha, centro reformista”. Es sumamente interesante el relato de su actuación política –relativamente breve– en el PCE, su largo exilio, su paso por el trotskismo, los acontecimientos de mayo del 68, la ópera bufa de las barricadas, los años perdidos en busca del buen comunista, etc. A ello se añade su denuncia del mito de Jean Paul Sartre. Termina su análisis con un pequeño comentario sobre el nuevo totalitarismo, que en muchos aspectos es el peor de todos: el islamismo.

Otras aportaciones son la de Amando de Miguel; Horacio Vázquez-Rial, con su experiencia en el partido comunista; Cristina Losada, iniciada en el trotskismo de la Liga Comunista Revolucionaria, quien afirma que las máximas de la izquierda son a la vez sus grandes mentiras, las que arrastran hacia el pensamiento único; Pedro de Tena, quien irónicamente cuenta “cómo un niño bueno y religioso llegó a hacerse militante antifranquista”; y José María Marco, con una apretada y certera descripción de un universo de izquierdas antitético y enemigo feroz de todo diálogo y tolerancia.

Descripción también precisa es la que efectúa Juan Carlos Girauta, buen conocedor de un particular totalitarismo, el régimen “nacional-socialista” de Cataluña, con lo llama. Girauta describe con exactitud una característica básica de la izquierda, cual es la de que en su militancia existe un componente mágico o supersticioso que les hace imaginar que disponen de soluciones inmediatas para las cosas. O la de José García Domínguez, militante comunista y posteriormente maoísta, gallego de origen nacido en Lugo y catalán de adopción desde su niñez. García Domínguez rebate uno de los mitos de la Transición como es el que ésta fue pacífica, cuando existió una gran violencia callejera y murió mucha gente.

Somalo y Noya, jóvenes profesionales del mundo de la cultura y el periodismo con una reconocida labor en ambos campos, han coordinado con eficacia y buen hacer los distintos aspectos de este interesante libro, demostrativo, de forma casi axiomática, de la enorme mentira del socialismo.

La obra lleva un epílogo de otra figura bien conocida, César Vidal, quien expone por qué la izquierda está muerta o siete razones, documentadas y de peso, para abandonarla, explicando cómo la izquierda sólo puede ofrecer un mensaje achatado, obtuso, de tiranía y control, de totalitarismo y entontecimiento creciente de unas masas ansiosas de pan y circo.

Con la lectura de Por que dejé de ser de izquierdas, reveladora de los mitos de la izquierda a través de las experiencias personales de tantas y tan destacadas figuras, reviste plena vigencia una consideración de Gonzalo Fernández de la Mora según la cual la acción de la razón antes que cisoria ha de ser desenmascaradora. Afirmaba el gran pensador que la izquierda ha presentado las cosas no como incógnitas simplemente irresueltas, sino entenebrecidas por el velo de falsas soluciones. Soluciones, cabe añadir, de consecuencias inmensamente negativas, nefastas, trágicas…

Javier SOMALO y Mario NOYA. POR QUÉ DEJÉ DE SER DE IZQUIERDAS. Ciudadela Libros. Madrid 2008. 236 páginas.

http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=2835

1 comentario:

Anónimo dijo...

La que está verdaderamente buena es Esperanza Aguirre.

Saludos liberales