jueves, noviembre 20, 2008

Marcello, El telar gubernamental de Penélope

viernes 21 de noviembre de 2008
El telar gubernamental de Penélope

Marcello

Resulta llamativo el combate público al que estamos asistiendo entre la propaganda del Gobierno y la realidad del país. Por un lado comprobamos una intensa actividad fotográfica y televisiva del Ejecutivo de Zapatero en la Cumbre del G20, la captura de 'Txeroki', los acontecimientos deportivos -la selección de futbol por un lado y la Copa Davis de tenis por otro, o la crisis del Real Madrid- y la cruda realidad económica y social que invade la vida española, con el anuncio de que la recesión es ya una realidad.

Los publicistas de la Moncloa trabajan a todo gas con campañas de todo tipo a favor del Gobierno -el pan y circo de siempre- y de su presidente, a fin de que los ciudadanos se olviden de la crisis y se distraigan, por ahora y de aquí a las duras Navidades que se acercan, ajenas al consumo de toda la vida, para no imputar al Ejecutivo los desastres empresariales y familiares que se desprenden de las oleadas del paro o de la caída imparable de toda la actividad económica.

En este plan de activismo publicitario gubernamental se inscriben ciertas polémicas como las de la Guerra Civil, la monja Maravillas, y asuntos de menor cuantía política pero de impacto social -la cúpula de Barceló en la ONU o las fotos de Zapatero en la Casa Blanca, o la crisis del Real Madrid, etcétera- que inundan los grandes medios de comunicación, pero que duran pocos días, mientras que el tsunami financiero y económico se acerca a las costas españolas con su enorme capacidad destructiva que -según los expertos en la materia- estallará en las playas españolas en los primeros meses del 2009, provocando unas cotas de desempleo y de cierre de empresas nunca vistas en los últimos años.

Como en el telar de Penélope, lo que construye a la luz del día la engrasada maquinaria de la propaganda oficial, lo destruye por la noche el reflujo de esa marea negra e intensa de la crisis financiera, económica y social, que en cuestión de semanas o meses arribará a nuestras playas dejando tras de sí un fantasmal espectáculo de destrucción y de caos social.

Y no se ve en el Gobierno, empeñado como está en el optimismo oficial y la estrategia de la confianza, que nadie esté en condiciones de decir la verdad a los ciudadanos, ni tampoco de proponer un plan nacional de emergencia, o de buscar un gran pacto con la oposición. Una oposición del PP que, por su parte y siguiendo su particular estrategia del tancredismo y del verlas venir, está atrincherada en sus cuarteles sin ofrecer alternativa alguna, o un gran pacto nacional, convencido de que el tsunami llegará y hundirá las expectativas electorales de Zapatero y del PSOE, en el beneficio del PP y de una alternancia en el Gobierno, lo que será difícil de visualizar mientras los populares no presenten su propio plan de lucha contra la crisis y todo un equipo de gobierno de máximo nivel y credibilidad para que los ciudadanos vean en el horizonte algo o alguien más que la deprimente y balbuceante imagen del vicepresidente Solbes y sus continuas rectificaciones de todo lo que dice y anuncia.

De manera que, cuando naufrague en el maremoto el famoso optimismo antropológico del presidente, no da la impresión de que vayamos a ver en la tierra seca una poderosa alternativa de la oposición. Y menos aún ese gran pacto nacional -¿por qué no al estilo de la gran coalición alemana?-, al que, seguramente, unos y otros recurrirán cuando las cosas ya no tengan arreglo y sea demasiado tarde para reaccionar.

http://www.estrelladigital.es/ED/diario/55475.asp

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