jueves, octubre 30, 2008

Luis Pousa, No es un coche gastado

viernes 31 de octubre de 2008
LUIS POUSA
CELTAS SIn FILTRO

No es un coche gastado

Galicia no es un coche gastado al que hay que trucarle el cuenta kilómetros para hacer como que es nuevo; Galicia no es un inmueble lleno de goteras que ha de recurrir un día sí y otro también al chapuzas para ir tirando. Galicia no es una reserva folclórica, confinada en una esquina de la península Ibérica. Galicia no es la propiedad de un pensamiento que recibe con mucho recelo, cuando no con ira y espanto, el progreso, el cambio, la modernización. Galicia no es un complejo de inferioridad caracteriológico e idiosincrásico. Galicia no es una tierra de vasallos. Galicia no es una ocurrencia al albur de tacticismo electoralistas.

Galicia es una complejidad y una pluralidad. En definitiva, es una entidad viva, dinámica, muy distinta de la foto fija que de ella quiere hacer un conservadurismo retrógado. Un arcaísmo que recuerda a aquel patriarcado agrario que impedía que los herederos se hiciesen con las riendas de la explotación familiar, introdujesen cambios organizativos y tecnológicos en el manejo de la misma, mejorasen la confortabilidad e higiene de la vivienda fundacional y se abriesen a viajar, a conocer otras experiencias, compararlas, e imitarlas si eran mejores.

Aquello no era ahorro, sino una economía de la penuria y una sociología de la dependencia más absoluta, con la que el patriarca pretendía perpetuar su autoridad. Por eso, la emigración fue en no pocas casos una liberación para quienes eligieron ese camino, e implícitamente una rebelión pacífica contra un régimen despótico.

Este país no puede caer en la trampa tendida de un neopatriarcalismo político que considera que reformar, renovar y mejorar es un despilfarro, y confunde la austeridad con el parcheo, la renuncia a la reforma y el elogio de lo obsoleto, estropeado y caduco.

Ese no es, desde luego, el modelo de vida al que aspira la mayoría de los ciudadanos gallegos, para la que la renovación no es un lujo, sino una necesidad vital de las familias y del propio sistema.

Un ejemplo muy elemental y práctico, al respecto, es el plan renove del parque automovilístico, por cierto reclamado por la oposición al ministro de Industria. La misma oposición que, contradictoriamente con lo que ella misma reclama, excluye al Gobierno gallego de esa filosofía, oponiéndose a que éste renueve su parque móvil, bajo la acusación de despilfarro.

Galicia tiene que seguir abriéndose al mundo, apostar todavía mucho más por la internacionalización, y cruzar el Atlántico cuantas veces haga falta. Galicia necesita un presidente que viaje todo cuanto sea necesario y sea exponente de una política consciente de que la crisis actual no hace más que reforzar algo que ya no es discutible: la globalización. No es convirtiendo Monte Pío en la cueva de un anacoreta como se van a solucionar los problemas de Galicia, la mayoría de ellos interrelacionados con los del mundo mundial en el que hoy toca vivir.

El presidente del Gobierno gallego no debe quedar maniatado por una oposición que, electoralmente, pretende desenfocar el debate político hacia cuestiones que nada tienen que ver con las prioridades del país. El cambio tiene que seguir avanzando, pese a las marrullerías y trampas de quienes sólo piensan en cómo hacer para que descarrile. El progreso es una razón de país.

http://www.elcorreogallego.es/index.php?idMenu=13&idEdicion=1053&idNoticiaOpinion=359508

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