martes, octubre 28, 2008

Asier Alcazar, Rebelion en las aulas

Rebelión en las aulas

28.10.2008

ASIER ALCÁZAR| PROFESOR INVESTIGADOR EN LA UNIVERSIDAD DE MISSOURI-COLUMBIA

Quizá recordará el lector la película homónima con Sidney Poitier en el papel del profesor Thackeray, un ingeniero de la Guayana Británica que no consigue empleo en EE UU o Reino Unido y que, finalmente, se resigna a trabajar como profesor en una escuela londinense de los años 60, con estudiantes blancos nada menos. El título original en inglés 'To Sir, with Love' (digamos 'Para el señor profesor, con todo nuestro respeto y admiración') hace honor a los logros del profesor Thackeray que, tras sufrimientos y vejaciones, encamina a sus rebeldes a un futuro con mejores expectativas.
Barack Obama, otrora profesor de Derecho en la Universidad de Chicago, bromeaba el otro día sobre su nombre en una cena benéfica a la que también asistió John McCain. Decía el profesor Obama, con humor y simpatía, que su nombre en suajili significa 'that one' (o 'ese tipo de ahí'), quitando hierro a la manera despectiva en la que el candidato republicano se refirió a él en el último debate presidencial. El nombre trae cola por estos lares: Barack Hussein Obama. Recientemente, uno de los grandes humoristas de EE UU, el afroamericano Chris Rock, estrenó gala en un canal digital de pago (HBO). En uno de los chistes, Chris pronuncia exageradamente el nombre del candidato demócrata varias veces ('¿¡Ba-rack...O-ba-ma!?' '¿¡Ba-rack...O-ba-ma!?') y concluye diciendo que el nombre no podría ser más negro, compartiendo pedestal con 'Di-kem-be Mu-tom-bo!', el legendario taponeador de la NBA.
Barack Obama es un candidato negro en un aula política dominada por blancos que carecen de disciplina y respeto al profesor. Como a Sidney Poitier en Hollywood, a Obama le toca sentar precedente y abrir el camino de la igualdad en la Casa Blanca.
En los medios y en la calle, muchos expresan frustración por la poca sangre que el profesor muestra ante los ataques vehementes desde el bando republicano, a saber, que si Obama es árabe o musulmán (en EE UU, desgraciadamente, hace las veces de insulto), amigo íntimo de terroristas, antiamericano y un sinfín de descalificaciones. ¿Qué le pasará a Obama? ¿Por qué no contraataca? Las opiniones por aquí se dividen. O bien Obama es débil y no quiere caer en el tópico de afroamericano resentido e irascible, estilo 'Public Enemy' («Elvis era un héroe para casi todo el mundo pero nunca representó nada para mí, ¿me entiendes? El tío era un jodido racista, un simple y un gilipollas, que le jodan a su madre y a John Wayne porque soy negro y estoy orgulloso de ello». '¡Lucha contra el Poder!', 1989), o bien Obama es un gran estratega: el orador impoluto, el abogado de Harvard, el mata-dragones y mata-Clintons apuesta por la vía no temperamental en tiempos de crisis, y los votantes lo ven a él como el líder de mano firme y a McCain como el irascible y el resentido. Obama es un cobarde que no se atreve o un genio. Los medios todavía no lo tienen muy claro.
Muchos nos preguntábamos a ambos lados del Atlántico cómo se ganan unas elecciones presidenciales en EE UU siendo negro. ¿Es posible ganar? En una entrevista con Larry King en CNN, Chris Rock cuenta que su abuela decía que nunca se puede ganar a un hombre blanco a los puntos: hay que dejarlo KO. El que hace la ley hace la trampa. Los miedos de fraude electoral están en el aire, atizados por el reciente escándalo de ACORN en Ohio, y siempre presentes en la memoria sin cicatrizar del recuento agónico de Florida en 2000, que le negó la victoria al demócrata Gore y se la dio al republicano Bush. A estas alturas parece que Obama ya no puede perder. Estados Unidos de América es un país lleno de contradicciones donde todo es posible. Obama nos lo recuerda.
El que firma este artículo, que también es profesor (en Missouri), piensa que Barack va a ganar y, dándolo por hecho, se pregunta: ¿Cómo afectará a las minorías en EE UU, desde los afroamericanos hasta los hispanos, una victoria de Obama?
La mayoría de mis estudiantes, tanto ahora en Missouri como antes en California, son blancos como Hillary Clinton o John McCain. Las minorías, que ya casi no lo son en el censo de población, están poco representadas en las aulas de las universidades. Un aspecto que me llama la atención de los estudiantes norteamericanos (blancos) es que, según el viento que sople, se sientan con pleno derecho a discutirte la nota. No es que sean más rebeldes o más indisciplinados. Lo que ocurre es que los estudiantes tienen más poder en el sistema norteamericano; algo que, por un lado, me parece un logro social, y por otro, un poder del que, como todos los poderes, muchas veces se abusa. Lo curioso es que las minorías raramente ejercen ese derecho. Si uno desarrolla, al cabo de los años, su propio sistema de navegación cultural en tierra extranjera, acaba siendo bien fácil despachar estos intentos con una sonrisa de oreja a oreja. Espero y deseo que algún día, no muy lejano, un estudiante de alguna minoría me discuta la nota. Ese día, despacharé al susodicho estudiante con una doble sonrisa.

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20081028/opinion/rebelion-aulas-20081028.html

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