martes, septiembre 09, 2008

Valentin Puig, Menú del día con Zapatero

martes 9 de septiembre de 2008
Menú del día con Zapatero

Disminuir tamaño del textoAumentar tamaño del texto POR VALENTÍ PUIG Martes, 09-09-08
ZAPATERO se ha decidido por no tomar decisiones. Puentear es ahora mismo el verbo más conjugado en el Gobierno del PSOE. Prácticamente todos se puentean de cara a una transfiguración gubernamental porque mucho pivota en las expectativas de una dulcificación hipnótica de la crisis económica cuando llegue la presidencia semestral de la Unión Europea para España en 2010. Para entonces, Zapatero habría reciclado su Gobierno y, con el viento a favor de una crisis transitada con decorados ilusionistas y maniobras de distracción, el horizonte electoral estaría más claro después de las elecciones europeas de junio de 2009. A la espera de esa hora mirífica, el Gobierno cruje como un navío sometido a presiones desconsideradas, entre otras cosas porque los ministros buscan un hueco para el «lifting» aconsejable ante la remodelación augurada. La oposición, concretamente el PP, cuenta a su favor con que esa semidilución gubernamental -todavía no del todo visible para el hombre de la calle- contrasta claramente con la apuesta de Rajoy por una estrategia parlamentaria que sistemáticamente expugna una u otra cota táctica del PSOE. La vicepresidenta Fernández de la Vega ha perdido el blindaje que, quizá más por desidia y complejos de la derecha que por atributos reales, la protegía de los arietes. Como portavoz socialista, José Antonio Alonso padece con resignación leal como le puentean Pérez Rubalcaba o la propia vicepresidenta, hasta ahora más que dispuesta a rectificar a cualquier ministro, sea Solbes -vicepresidente- o Corbacho.
En manos de la ministra Aído y del ministro Soria, el aborto puede llegar ser uno de esos efectismos de artillería zapaterista que acaban asemejándose al tiro por la culata. No sé sabe de un ministro europeo de Sanidad que haya llegado al punto sin retorno de decir que el cuerpo es de cada uno y que eso es una idea socialista. Los dogmas del libertarismo biotecnológico de Bernat Soria no encajan en un Gobierno que cree que el Estado debe proteger a los individuos de los peligros del tabaco, del alcohol o de la obesidad. Este Gobierno, por «razones humanitarias», alimentó a De Juana Chaos cuando estaba en huelga de hambre y no ha abolido el uso obligatorio del cinturón de seguridad en los coches. En fin: al contrario que su ministro de Sanidad, este Gobierno cree que hay que proteger el cuerpo de los individuos y que eso es el socialismo. La contradicción es honda y posiblemente irá a más, con grave perplejidad de aquellos socialistas que -católicos o no- son partidarios de extensos consensos bioéticos.
Zapatero ha tenido que improvisar un utillaje de mampostería política para primero negar y luego reconocer la crisis. Quién sabe si se le había ocurrido que así podía lograr un cortafuegos entre La Moncloa y una crisis de perfil recesivo que tiene en alarma a todos los indicadores económicos. La desaceleración se asemeja ya a la parálisis, hasta el punto de que para Rajoy es el mejor costado del Gobierno para, parlamentariamente, irle machacando el hígado sin que la sociedad lo vea como un regocijo, sino como tarea opositora. El PP tiene tiempo por delante para ir formulando en dosis su alternativa económica. Pudiera ser creíble dado el actual tono razonador de la crítica de Rajoy y el precedente operativo de los dos gobiernos con la política económica de Rato. Es un incentivo más para que desde los escaños del PP se configure la agenda parlamentaria y, al fin y al cabo, política de estos meses venideros.
El reparto teatral para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado lleva ya implicando un «casting» de lo más variado. En el caso de CiU anda por en medio la financiación autonómica. Ahí Solbes sacó la artillería pesada y se le reprocha desde la Generalitat. Montilla incluso dice que peligra el pacto constitucional. Tras la revisión de los respectivos órganos judiciales asomará la sentencia sobre el Estatuto de Cataluña. Serán dignas de estudio las magnitudes inciertas en la reacción de la sociedad catalana, sea cual sea esa sentencia. Los socialistas catalanes tendrán que escenificar algo y no es improbable que consista en mostrar mayores fricciones con el PSOE. De nuevo, erosión parlamentaria. Para este menú sirven de poco los vales de oficina.
vpuig@abc.es

http://www.abc.es/20080909/opinion-firmas/menu-zapatero-20080909.html

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