martes, septiembre 23, 2008

Valentin Puig, La crisis de anteayer y la de mañana

La crisis de anteayer y la de mañana

VALENTÍ PUIG

Martes, 23-09-08
LA crisis de la Unión Europea es simultáneamente institucional, geopolítica y económica. Lo dice Barroso: tenemos el «no» irlandés, Georgia junto a la dependencia energética y además los rasgos de una recesión. Hace unos días se desfondó el techo de la sede parlamentaria en Estrasburgo. Por lo demás, todo es al mismo tiempo global, «on line», en tiempo real. Las jornadas de reflexión de la «Red europea de ideas» del centro-derecha en el Parlamento Europeo fueron convocadas en el balneario italiano de Fiuggi, pero no hubo tiempo para tomar las aguas salutíferas como Bonifacio VIII o Miguel Ángel. Tampoco fueron sesiones idóneas para el ensimismamiento o la autosatisfacción, sino para mantenerse en la brecha de la globalización, con el cinturón de seguridad abrochado en esta fase de volatilidades múltiples.
La crisis de Georgia ha afectado a la Unión Europea hasta colindar con el pánico. Proporcionalmente, la división interna supera incluso la que generó Irak. Francia quiere a toda costa -como intentó François Fillon en el encuentro de Fiuggi- demostrar que su presidencia europea ha solventado el problema. Alemania e Italia también optan por el arreglo con Rusia, mientras que Gran Bretaña, Polonia, Hungría y los países bálticos defienden una posición más frontal. De España, ni se sabe. El entorno del centro-derecha europeo se reúne para hablar de valores en un mundo incierto y acaba por retratarse con rictus de desazón por la inseguridad energética y el grave desperfecto en los mercados financieros.
En la «Red europea de ideas» -«EIN», ahora presidido por Mayor Oreja-, la urgencia por intentar conocer las dimensiones de la crisis económica no permite conceptuar muchos referentes programáticos para las elecciones al Parlamento Europeo en junio de 2009. Según la costumbre, serán elecciones en clave nacional, con abstención en aumento y monopolizadas por la situación económica, como ya va ocurriendo en Norteamérica -según los sondeos- en el enfrentamiento Obama-McCain. En pocos días, el efecto Palin ha pasado a segundo término. Hoy tiene prioridad total formular el reequilibrio entre la economía familiar y la alta finanza, entre Main Street y Wall Street. Desde Europa se propone mejor regulación -con riesgo pendular de regulaciones excesivas- y dar un buen repaso a las agencias de calificación, por ejemplo. De ejecutar la Europa política las mejoras necesarias en materia laboral y de innovación, su acceso al ciclo siguiente podría ser ventajoso, al decir de los más optimistas, también en razón del gran mercado único europeo. Los más realistas confiesan su desconcierto ante la amplitud casi insondable de los mercados globales, como «terra incognita». Lo que constatamos es que la globalización ya ha comenzado a transformar la geopolítica mundial. ¿Cuáles serían los modelos reguladores del sistema financiero global? Nadie sabe con precisión si el rescate de entidades financieras pagado por el gobierno de los Estados Unidos será de verdad efectivo, si ha sido demasiado caro o si obligará a una cascada de intervenciones.
El primer ministro de Luxemburgo, Juncker, ya ha dicho que no espera que el tratado de Lisboa entré en efecto hasta enero de 2010. De aquí a inicios de 2010, muchas cosas habrán cambiado, para bien y para mal. De hoy a mañana estaremos entrando en territorio desconocido, todavía inexplorado, y eso cuenta también para la Unión Europea y sus paradigmas institucionales. El europeísmo que hizo germinar todo el proceso de integración de repente se ha encontrado sin aquel «demos» al que aspiraba, sin el idealismo confederal. Más que nunca es tiempo para el euro-realismo y de concretar al máximo objetivos que no eludan la complejidad de lo que acontece.
Quizá sea cierto que, a pesar de todo, la crisis puede una vez más ser aleccionadora para la decantación y el gradualismo que consoliden una Europa dotada de voluntad propia. Otra cosa son palabras, frivolidad o el ensueño. Así como están las cosas, con politiqueo no se va a ninguna parte. En Fiuggi, el referéndum irlandés o la aparición meteórica de Sarah Palin parecían súbitamente cosas de hace unos años. En pocas horas saltaba por los aires el hotel Marriott de Islamabad, con más de medio centenar de muertos. Osama Bin Laden estaba moviendo sus peones del terror para adueñarse de la bomba atómica pakistaní.

http://www.abc.es/20080923/opinion-firmas/crisis-anteayer-manana-20080923.html

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