miércoles, septiembre 10, 2008

Tomas Cuesta, El optimismo patriotico

El optimismo patriótico

TOMÁS CUESTA

Miércoles, 10-09-08
EL señor Zapatero afirmó el otro día que el pesimismo es sumamente pernicioso porque no crea puestos de trabajo. ¡Hombre, don José Luis, haberlo dicho antes! Si hay que ser optimistas por el bien de España, seremos optimistas y lo que vuecencia mande. ¿Gilipollas, incluso? Gilipollas, incluso: a disponer, lo que haga falta. En prenda y testimonio de buena voluntad, ahí van un par de ideas en pro de su campaña. Como primera providencia es necesario un himno, puesto que, sin un himno, no amaina la grisalla. Tomemos, por ejemplo, un tema clásico. «Tout va tr_s bien, Madame la Marquise» nos viene de perillas, ya que usted, en el fondo, es un afrancesado. ¿Se acuerda, presidente, de la «chanson» de marras? La señora marquesa, que estaba de viaje, pega un telefonazo al mayordomo (le pega, por supuesto, en el sentido figurado) para ponerse al día de los asuntos de la casa. ¿Alguna novedad? Cosillas, nimiedades: el «chateau» de «madame» ardió de arriba abajo y el marqués, que era un pinta, se voló la sesera después de quedarse sin un mísero franco. «Mais, à part ça, Madame la Marquise, tout va tr_s bien, no ha ocurrido nada». Basta con encargarle a Buenafuente que remoce el cantable y en los idus de agosto rompemos con la pana. Item más: ¿Y si fichamos a Van Gaal, en plan asesor áulico? «Siempre positifos, nunca negatifos». Un lema perfecto y que, además, está rodado Sírvase en abundancia el cóctel de «agit-prop» y el personal verá guirnaldas en vez de telarañas. ¿Que Hacienda nos exprime? Será que nos abraza. ¿Qué la hipoteca es un martirio? Que se desvele el banco. ¿Qué el sueldo ya no cunde? Cundirá el entusiasmo. Esto, con dos de pipas, va a ser la juerga padre, las bodas de Caná y los esponsales de Camacho. ¡Abajo los cenizos! ¡Muerte a los agoreros! ¡Al pilón con los gafes! ¡Todo por la patria!
-Mecachis en la mar, ya ha salido la patria.
-¿No había de salir, alma de cántaro? ¿Se le ha olvidado, acaso, lo que afirmaba el doctor Jonson en aquella sentencia inolvidable? Coja papel y lápiz y apúntese la frase: «El patriotismo es el último agujero en el que se refugian los canallas».
-Vamos, que, según eso, el presidente es un canalla.
-Al contrario, es un ángel, un elegido del destino y, «last but not least», un intelectual de gran calado.
Sepan que Zapatero ha alumbrado un concepto -el optimismo patriótico- tan nuevo, tan audaz, tan cristalino, tan versátil, que constituye una revolución copernicana en el ámbito de la Teoría del Estado. Las opiniones son unánimes: el optimismo patriótico es el mayor avance en esa disciplina desde que Jürgen Habermas se sacó del caletre otra versión del patriotismo, el constitucional, que aliviaba el escozor del Holocausto. Pero, si el viejo Habermas, al presentar su tesis, se subía a la parra del academicismo alambicado, el señor Zapatero es el aventurero Simplicissimus de la elucubración y el desparpajo. Tanto es así, que el optimismo patriótico no hace falta estudiarlo en Heildelberg o en Frankfurt. Con acudir al refranero te doctoras «cum laude»: Fíate de la Virgen y no corras; al mal tiempo, buena cara; quien con niños se acuesta, meado se levanta (y no le busquen tres pies al gato pederasta).
Rodríguez Zapatero, ¡cráneo privilegiado!, pretende torearnos por faroles, gustándose en la suerte y con facundia rubeniana: «Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda, / espíritus fraternos, luminosas almas, ¡salve!». Los versos de «La salutación del optimista», donde se manifiesta el Darío apabullante, son una bacanal, una celebración pagana de la matriz generadora de la madre patria. Ahora, sin embargo, huelgan los ditirambos con una madre estéril y una patria tarasca. Con semejante panorama, el optimismo patriótico, sino una solución, al menos es un bálsamo. Saquemos pecho, pues, y optimicemos la esperanza. «Tout va tr_s bien, Madame la Marquise». «Positifos» a saco. ¡Santiago y cierra España!
-No miente usted la bicha, no sea que Santiago nos cierre la barraca.
-Si no ríes, no mamas ¿No ha oído al presidente? Hay que hacer lo que sea por superar el bache.
-¿También el gilipollas?
-Y dale: lo que haga falta.

http://www.abc.es/20080910/opinion-firmas/optimismo-patriotico-20080910.html

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