miércoles, septiembre 10, 2008

Serrano Oceja, El combate cultural de los obispos

jueves 11 de septiembre de 2008
OFENSIVA SOCIALISTA Y LE MONDE DIPLOMATIQUE
El combate cultural de los obispos
Por José Francisco Serrano Oceja
La forma de actuar de los socialistas españoles es un antídoto eficaz contra la ingenuidad política, también para los creyentes. Por más que se agudice la crisis de la economía, pretender ocultar la realidad pública de esta situación con el anuncio de una retahíla de leyes que afectan al núcleo esencial de la comprensión de la persona no es más que un renovado ejercicio de cinismo y una irresponsabilidad suma. Una vez más, la estrategia del negro humo disuasorio.

A la incapacidad de una respuesta rápida, eficaz, coherente, al maremoto económico, se une una salida hacia delante que no hará más que agudizar el sufrimiento de muchas personas. La mercadotecnia y las teorías de la manipulación de la opinión pública no lo son todo. Lo que subyace a la forma de actuar del Gobierno es un desprecio absoluto a los ciudadanos reales, no a los imaginarios que proponen una modificación de la ley del aborto o a los que se conforman con ese eufemístico lenguaje que está presente en todas las intervenciones de los mandatarios de la izquierda más radical del globo terráqueo.

En España padecemos una forma de populismo supersónica, que se ha nutrido de la hipocresía y del cinismo de un pensamiento, el del presidente del Gobierno, que sólo se expresa con sinceridad cuando se le calientan las neuronas y la lengua, como ocurrió en días pasados. La hipocresía consiste en barnizar todo lo que hace con los eslóganes de un progreso, de una modernización y de una propuesta renovada de valores sociales que nos van a colocar a la cabeza del disparate. ¿Acaso es progresista el aborto? ¿Acaso la eutanasia? ¿Acaso considerar religión a cualquier efluvio de la psicología, como va a intentar la nueva Ley de Libertad religiosa?

Aún no sabemos a ciencia cierta si el presidente del Gobierno ha leído el último número de la edición internacional de Le Monde Diplomatique, el panfleto cultural del progresismo en boga. Si no lo ha hecho, lo parece. En esa publicación, Michel Cool dedica un extenso artículo a analizar la "crisis del catolicismo europeo" y su respuesta con el "combate cultural de los episcopados", especialmente el del español. El autor se pregunta si España no se habrá convertido, a ojos del Papa, en lo que fue Polonia para Juan Pablo II, es decir, un puesto de vanguardia en la "reconquista católica" de una Europa que deriva hacia el relativismo.

Del episcopado español dice que está "dirigido por un representante de su ala conservadora e intransigente: monseñor Antonio María Rouco Varela, cardenal-arzobispo de Madrid", al que define como un jurista "de pensamiento rectilíneo" y autor de una tesis doctoral sobre las relaciones Iglesia-Estado en el siglo XVI –el de la Contrarreforma– y que "parece nostálgico de una época en la cual era cosa natural la influencia de la Iglesia". Michel Cool tampoco acierta cuando afirma que lo episcopados europeos han reducido su intervención pública a defender los "valores no negociables", considerados como cuestiones éticas, como son el aborto, la procreación asistida o la eutanasia.

Muchas otras afirmaciones de esta lumbrera de la sociología religiosa sazonan un texto que está destinado a explicar las diferencias entre la forma de actuar del episcopado español respecto del italiano, más moderado, más estilista. Lo que olvida el autor del reportaje son los últimos días vividos en España que expresan, como pocas veces, la pretensión del Gobierno socialista de convertirse en único "legislador moral" de cuestiones "no negociables" en la medida en que afectan a la verdad y a la justicia.

Si de pensadores rectilíneos hablamos, tenemos una pléyade de intelectuales que consideran el pluralismo ético de hecho como dogma de fe para la deconstrucción de un modelo de convivencia en el que un consenso aparente se convierte en el único criterio. Pensamiento rectilíneo es el de quienes, escondidos tras la aconfesionalidad del Estado, lo que hacen es imponer a través de la educación una moral de Estado henchida de ideología de género, de relativismo ético y de hedonismo de consumo.

Es innegable que en España nos encontramos en el frente de un combate cultural de amplio espectro. ¿Acaso los cristianos, y los obispos, debieran quedarse en las iglesias rezando el rosario?

http://iglesia.libertaddigital.com/el-combate-cultural-de-los-obispos-1276235339.html

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