jueves, septiembre 11, 2008

Reforma oportuna y oportunista

Reforma oportuna y oportunista

Viernes, 12-09-08
HABRÁ que esperar a que el Gobierno apruebe el correspondiente anteproyecto de ley para conocer los detalles de la reforma penal anunciada al unísono por los ministros de Justicia e Interior. En principio, la iniciativa del Gobierno socialista supone la aceptación de un diagnóstico de carencias en la legislación penal española del que no era muy partidario el progresismo oficial. La creación de un registro de pederastas y la implantación de una libertad vigilada de hasta veinte años, posterior al cumplimiento de la condena, para determinados delincuentes suponen una clara rectificación del discurso del Ejecutivo. Hasta ahora, cualquier propuesta de reforma legal que implicara un endurecimiento de condenas o la aceptación del concepto de peligrosidad era inmediatamente descalificada como inconstitucional por vulnerar un inflexible principio de rehabilitación del delincuente. La realidad se ha impuesto y el Gobierno ha entrado en un debate necesario y oportuno, requerido por la sociedad y apoyado en argumentos jurídicos que hacen compatibles las medidas de seguridad posteriores a la condena con el principio de proporcionalidad y de seguridad jurídica. En estas páginas editoriales se ha defendido una reforma del Código Penal que neutralizara la peligrosidad de delincuentes con un pronóstico claro de reincidencia, como suelen ser los pederastas y violadores. También los condenados por terrorismo debían ser sometidos a un control posterior a su excarcelación, cuando no hubieran mostrado arrepentimiento alguno ni rechazo expreso a la violencia. Consecuentemente, esta reforma anunciada por el Gobierno es una buena iniciativa, que requerirá, para no quedar en papel mojado, una previsión de medios humanos y materiales que garantice su eficacia. Con los antecedentes de las órdenes de alejamiento dictadas por violencia machista, cabe temer que las libertades vigiladas de terroristas o agresores sexuales carezcan de los controles policiales o telemáticos necesarios para que cumplan su función preventiva.
Si en el plano social las medidas anunciadas por los ministros Fernández Bermejo y Pérez Rubalcaba son un paso importante en la buena dirección, políticamente constituyen un golpe de efecto oportunista y, por tanto, criticable. Por un lado, el Gobierno hizo pública la reforma el mismo día en que la Comisión Disciplinaria del Consejo General del Poder Judicial decidía sancionar con una multa de 1.500 euros al juez Rafael Tirado por no encarcelar al presunto autor del asesinato de la niña Mari Luz Cortés. El Ejecutivo ha sabido aprovechar el impacto social de esta polémica decisión para presentarse como abanderado de la lucha contra la delincuencia. Por otro lado, el Gobierno ha sido desleal con el Partido Popular -cuya candidez en este episodio merece un capítulo aparte-, no sólo porque la creación del registro de pederastas fue un proyecto que los populares llevaron al Congreso de los Diputados y fuera apoyado por todos los grupos; sino también porque el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y Mariano Rajoy convinieron, en la misma reunión en la que decidieron la renovación del CGPJ, una reforma que iba a endurecer la respuesta penal a pederastas y terroristas.
Los socialistas han demostrado que la crisis económica es demasiado grave como para respetar «pactos de caballeros» y que la prioridad del Gobierno es mejorar su crédito ante la opinión pública como sea, incluso apropiándose de ideas que estaban siendo defendidas por el PP y que la izquierda ha estado rechazando sistemáticamente por considerarlas reaccionarias.
El Gobierno tiene garantizada la aprobación de una reforma legislativa que respete las directrices anunciadas, porque hay un amplio respaldo social, pero también es una oportunidad para que el PP, sin volver a caer en excesos de confianza, proponga sus propias medidas y evite que lo despojen del claro liderazgo que había alcanzado en el debate sobre la seguridad ciudadana.

http://www.abc.es/20080912/opinion-editorial/reforma-oportuna-oportunista-20080912.html

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