martes, septiembre 23, 2008

Reflexiones tras un asesinato

Reflexiones tras un asesinato

Martes, 23-09-08
EL asesinato del brigada Luis Conde, cometido por ETA en Santoña, ha renovado la unanimidad política existente en la actualidad contra el terrorismo, así como el consenso general de que la derrota de los etarras es el único objetivo admisible para el Estado de Derecho. Las declaraciones del Gobierno, del PSOE y del PP tras el brutal atentado confirman el cambio de clima entre todos ellos y la esperanza de que los peligrosos experimentos de la anterior legislatura queden definitivamente deslegitimados, porque no hay alternativa a la erradicación incondicional de los terroristas. Se ha llegado a un nivel favorable de acuerdo en lo obvio y, ahora que parece que nadie duda de que con ETA no es posible el «final dialogado», hay que exigir de los poderes públicos la toma de decisiones, en todos los órdenes, que demuestren con hechos el nuevo discurso que entona la clase política. Es imprescindible hacerlo porque, por lo pronto, ETA no está tan degradada como cabía esperar: el balance de sus atentados frustrados -a pesar de las tres víctimas mortales de este año- no debe provocar una confusión entre la falta de pericia de los terroristas con una supuesta carencia de infraestructuras. Tres coches bomba en veinticuatro horas deben ser valorados como un claro aviso de que ETA quiere mantener su violencia de forma intensa y prolongada y de que cuenta con medios para hacerlo.
Esta visión realista del significado de los últimos atentados de ETA no es segregable de la situación política en el País Vasco, aunque el lendakari Ibarretxe emitiera su ya conocido lamento por la muerte de una víctima. Lo que importa es que el PNV y el Gobierno vasco mantienen contra el Estado una estrategia de tensión que es la que quiere ETA para poder enmarcar su terrorismo en un «conflicto político». La deslegitimación de los objetivos soberanistas no es tarea que incumba a los partidos democráticos nacionales sólo frente a ETA. Lamentablemente, el PNV se ha hecho merecedor de un repudio político y ético que debe llevar a un cambio radical en el País Vasco mediante la sustitución del nacionalismo por un acuerdo constitucionalista y autonomista de PP y PSOE después de las elecciones autonómicas vascas de 2009. Las necesidades parlamentarias del Gobierno socialista pueden hacer difícil este objetivo, porque el Ejecutivo requiere el apoyo de los diputados del PNV para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado y, sobre todo, evitar nuevas escenas de aislamiento como la que protagonizó Rodríguez Zapatero en su comparecencia sobre la crisis económica. Para el PSOE puede ser sólo una cuestión de táctica, pero, realmente, cuál sea a corto plazo su actitud ante el PNV se ha convertido en una cuestión de Estado que puede quedar arruinada por sus intereses partidistas. El momento de decir basta al PNV ha llegado.
La dinámica circular de las condenas y las declaraciones de solidaridad subrayan la necesidad de algo más que un acuerdo antiterrorista entre PP y PSOE sobre principios elementales. La lucha contra ETA no se agota en la detención de comandos, ni en la disolución de partidos o tramas de la organización terrorista. Mientras no haya una penalización política efectiva a todo acto de colaboración activa o pasiva, directa o indirecta con los fines de los terroristas, la capacidad del Estado para derrotar a ETA siempre estará mermada. Socialistas y populares tienen la responsabilidad de elevar el nivel de sus acuerdos e incluir en ellos la expresa defensa del orden constitucional, la unidad nacional y la integridad del sistema autonómico. Si los socialistas temen perder el apoyo -siempre lucrativo e interesado- del PNV en caso de marcar una línea roja para pactos parlamentarios, será una pérdida compensada por los extraordinarios beneficios que traerá el haber impulsado una política de Estado que, si después cuaja en un cambio político en el País Vasco, permitirá despojar de esa reserva de legitimación -perversa pero eficaz- con la que el nacionalismo gobernante ha aliviado a ETA en los momentos más difíciles, como el actual, de la banda terrorista.

http://www.abc.es/20080923/opinion-firmas/reflexiones-tras-asesinato-20080923.html

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