jueves, septiembre 04, 2008

Primo Gonzalez, ¿Somos optimistas los españoles

jueves 4 de septiembre de 2008

¿Somos optimistas los españoles?

Primo González
Este miércoles se han conocido en España los resultados del Índice de Confianza del Consumidor (ICC), que elabora el Instituto de Crédito Oficial (ICO), un organismo público que hace unos pocos años tomó sobre sus espaldas la responsabilidad de indagar en las tendencias de los consumidores españoles para tratar de anticipar su rumbo futuro de forma que los agentes económicos y sociales y el propio Gobierno dispusieran de un instrumento válido de trabajo.
Los resultados del mes de agosto han sido bastante sorprendentes, ya que arrojan un aumento de la confianza de los consumidores españoles, incremento que se produce por primera vez en los siete últimos meses. Es decir, tras seis meses consecutivos de caída de la confianza, los consumidores parecen haber cambiado de estado de ánimo bruscamente. Y lo han hecho de forma bastante nítida y que no ofrece margen para la duda, sobre todo cuando se trata de valorar el futuro inmediato.

¿Estamos ante una encuesta a la medida? El mensaje reiteradamente repetido por Zapatero en los últimos meses, según el cual “el pesimismo no crea empleos”, parece haber encontrado en los resultados del indicador del ICO un colaborador inestimable. Se suele decir que el optimista es un pesimista mal informado. O a la inversa. La primera de las dos afirmaciones parece bastante válida para algunos políticos españoles, empezando por el presidente del Gobierno, aunque existe lógicamente una alta dosis de conveniencia en la actitud de los responsables de la gestión pública. Por los resultados del índice de confianza que elabora el ICO, la afirmación de que un optimista es un pesimista mal informado podría hacerse extensiva a amplios espectros de la población, por lo menos a los que se reflejan en el índice en cuestión.

La credibilidad de las encuestas, tanto si tratan de indagar en los deseos de los ciudadanos en materia política como en cuestiones económicas, se suele medir en función de los resultados que se producen pasado algún tiempo. La reputación de algunas importantes firmas de sondeos de opinión suele tener algunos puntos negros con ocasión de fallos estrepitosos en las predicciones. Hay casos como las elecciones españoles del año 2004 en el que todos los sondeos fracasaron estrepitosamente a la hora de predecir la victoria del PSOE, ya que no se supo valorar adecuadamente el impacto del 11-M.

En el caso de los resultados de la encuesta del ICO, los propios autores aventuran que el optimismo de los españoles en agosto podría estar fundamentado en la caída de los precios del petróleo y su benéfico impacto en la economía. Lo cierto es que los resultados de este indicador se producen al recoger los estados de ánimo de los españoles en el mes en el que mayor aumento del paro ha padecido la sociedad española (más de 100.000 parados nuevos, todo un récord histórico), una realidad que forzosamente, sobre todo cuando se incorpora a la de los meses anteriores, está teniendo una amplia difusión en la sociedad. Hay varios millones de españoles con dificultades para pagar la hipoteca y varios cientos de miles tratan de vender en vano su piso desde hace meses sin haber recibido ni una sola llamada interesándose por el anuncio de venta. La tasa de inflación estaba en agosto por encima del 5% (luego hemos sabido que en realidad era algo inferior), la mayor en doce años. Muchos españoles se fueron de vacaciones en agosto temiendo que a la vuelta a su trabajo, en septiembre, se iban a encontrar la carta de despido o la regulación de empleo sobre la mesa, un hecho que está teniendo amplia repercusión social y que no necesita de encuestas para ser corroborado porque está en el ambiente de la calle y en las conversaciones cotidianas.

Con toda esta marejada de sensaciones, los resultados del indicador de confianza se antojan bastante sorprendentes, por mucho que su referencia sea más bien hacia el futuro que hacia el presente. Salvando el honor, el rigor y la profesionalidad de los autores de este interesante instrumento de prospección de la realidad como es el ICC, no cabe duda de que sus resultados parecen chocar abruptamente con la realidad que vivimos. Habrá que seguir de cerca la evolución de este indicador en el futuro, ponderar sus dotes proféticas o constatar su fracaso. De momento, lo que describe es un país pletórico de optimismo en medio de un estado que parece previo a una recesión. ¿Es posible?

http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=04/09/2008&name=primo

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