miércoles, septiembre 03, 2008

Pablo Sebastian, Garzon abre paso a Zapatero

miercoles 3 de septiembre de 2008
Garzón abre paso a Zapatero

Pablo Sebastián
Es el Consejo General del Poder Judicial el que debería dar amparo a los españoles frente a los disparates del juez Baltasar Garzón y no al revés. Y sus compañeros de la Audiencia Nacional, en vez de hacer de imitamonos y de pretender arreglar el mundo, desde Chile al Tíbet, lo que deberían hacer es trabajar más y mejor en los sumarios que tienen amontonados en lugar de buscarse una estrella en el paseo de la fama del mundo judicial.
Lo que acaba de hacer Garzón, intentado reabrir por la vía penal el debate de los desaparecidos de la Guerra Civil, siguiendo la estela de la famosa ley de la Memoria Histórica de Zapatero, que luego se quedó en nada, es otra de sus “garzonadas”, sin el menor sentido jurídico —porque los crímenes que se persiguen están amnistiados o prescritos—, pero quizás con una clara y a la vez calculada intención política que podría beneficiar al Gobierno de Zapatero. Porque lo que se busca es la confrontación ideológica de las dos Españas entre el PSOE y el PP, a fin de que los votantes socialistas, hoy duramente castigados por la crisis económica —ayer se volvió a disparar el desempleo—, se resignen y consuelen con el mal menor de una izquierda radical y comprometida, frente a una derecha de toda la vida.

De hecho, ése es el camino que inició Zapatero en el primer debate sobre la crisis económica celebrado en el Congreso de los Diputados cuando dijo que su política económica es “socialdemócrata”, lo que, sin ser cierto, daría por sentado que dicha especialidad ideológica ya habría fracasado porque las cosas van de mal en peor. De manera que lo de Garzón, aunque por ahora el fiscal se haya opuesto a la iniciativa por obvios razonamientos jurídicos, podría encajar perfectamente en la estrategia de confrontación ideológica que busca Zapatero, en un momento en el que el PP rechaza ese combate y se centra en la cuestión económica con doble motivo: porque es la principal preocupación ciudadana, y porque es el talón vulnerable de Zapatero, que desmonta su impostura como primer gobernante del país.

De hecho, otra iniciativa reciente como la puesta en marcha de la eutanasia en Andalucía viene a coincidir, por otro camino, con la confrontación en el campo ideológico que reaviva Garzón y a la que Zapatero no hizo la menor crítica, mientras que Rajoy se limitaba pedir que se mirara al futuro y no al pasado, lo que puede que les parezca una respuesta muy comedida al sector duro de su partido, y a una parte de los medios ultraconservadores, como la COPE, que no tardará en tronar contra ambas decisiones que involucran y afectan a las posiciones de la Iglesia, intentando subir al PP a su carro de la crispación.

Alguien —y por ley— tiene que poner coto a los disparates y andanzas sin el menor sentido de la Audiencia Nacional, empezando por limitar su acción a las cuestiones que afectan a España, porque, de lo contrario, el día menos pensado nos vamos a encontrar con una juez que pide la caza y captura del presidente de Estados Unidos, o del Rey de Marruecos, o del de Arabia Saudí, y entonces veremos a dónde nos conduce esta absurda situación, a la que ha dado alas este Gobierno y que, en su día, no fue rectificada por el último Gobierno del PP.

Naturalmente, Garzón sabe de qué pie cojea Zapatero, pero ahora resulta que el jolgorio falsamente izquierdista con el que presidente del Gobierno tensó la pasada legislatura se reaviva y se revuelve contra él y le impide concentrarse en la crisis de la economía —la ley de Memoria Histórica, base de la iniciativa de Garzón; el Estatuto catalán, como palanca de la crisis de la financiación autonómica; y la negociación sin límites con ETA, como trampolín de los disparates del lehendakari Ibarretxe—, demostrando que a Zapatero le están creciendo sus propios enanos, a los que no controla, por doquier. Aunque a lo mejor piensa que en el regreso a la tensión ideológica puede estar su segunda salvación, lo que es bastante discutible porque los ciudadanos están en otra cosa más inmediata, como su estabilidad familiar, económica y laboral. Y no entre los trágicos recuerdos de la Guerra Civil española, que se deberían dejar en paz.
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=03/09/2008&name=manantial

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