domingo, septiembre 21, 2008

Margarita Riviére, Sexo responsable

Sexo responsable

22.09.2008 - MARGARITA RIVIÈRE

U n montón de expertos y representantes diversos están ya estudiando la ley del aborto que la ministra de Igualdad anunció para finales de 2009 al tiempo que pedía un «debate serio, sosegado y de altura». El tema merece todo eso y mucho más. No se trata tanto de una cuestión religiosa como profundamente humana: dar la vida es un tremendo acto de responsabilidad que comparten hombres y mujeres. La baja natalidad española, de las menores del planeta, confirma este hecho elemental: aportar un ser humano supone, ante todo, un compromiso personal y social sobre el bienestar y la educación del que viene a este mundo. La conciencia de ello puede explicar, en parte, que los españoles sean prudentes en su fecundidad.
En este marco, los cerca de cien mil abortos anuales que se calculan para las españolas resultan difícilmente explicables: es una cantidad importante para un país en el que todos tienen a su alcance los más variados métodos anticonceptivos y la sexualidad ha dejado de ser el fantasma que fue para tantas generaciones.
No creo que nadie pueda considerar el aborto como un hecho sin consecuencias perversas de todo tipo. El aborto es un recurso extremo: ninguna mujer pasará por ello de buena gana. ¿Qué pasa, pues, y por qué ha subido, poco a poco, este drama entre nosotros? Este tipo de 'misterios' suele tener siempre raíces culturales y sociales. Parece evidente, por ejemplo, que las mujeres que recurren al trauma de abortar no han recibido suficiente información sobre cómo ser dueñas, por ellas mismas, de su sexualidad. Algunos estudios así lo confirman. La falta de información no es, desde luego, la única explicación, pero sí una de las más decisivas.
Esta laguna cultural -equiparable a la que confunde los métodos anticonceptivos con la 'píldora del día siguiente'- es, en mi opinión, mucho más alarmante que el aborto mismo. No parece, en cambio, que este vacío informativo que deja al ser humano sin su capacidad de reacción y decisión preocupe demasiado al Gobierno español, ni a los movimientos de mujeres, ni tampoco a los diputados que hacen las leyes. ¿Ley del aborto? Claro que sí, con generosidad. Pero es incluso más urgente intentar frenar ese recurso extremo que es el aborto con información solvente e intensiva sobre el uso de anticonceptivos y el ejercicio de la responsabilidad sexual. Generar ciudadanos despreocupados por las consecuencias de sus deseos más íntimos y personales, es decir, por lo básico y elemental, augura un futuro inquietante

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20080922/opinion/sexo-responsable-20080922.html

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