miércoles, septiembre 10, 2008

Marcello, Solbes y el Big Bang

miercoles 10 de septiembre de 2008

LAS PESQUISAS DE MARCELLO

Solbes y el Big Bang

Ahora que Pepe Bono se ha hecho un implante capilar para estrenar su nueva y rejuvenecida imagen en el debate parlamentario de la economía, algunos científicos, profetas y agoreros nos han vuelto a anunciar el fin del mundo con motivo del gran experimento que en las próximas horas se va a poner en marcha en el gigantesco acelerador de partículas de Ginebra, en cuyos túneles van a chocar, a velocidades impresionantes, los millones de partículas generadas por el acelerador en pos de descubrir los secretos del nacimiento del Universo y de la vida misma. Toda una proeza tecnológica que para los más pesimistas observadores podría provocar la aparición de un agujero negro en el que desaparecería nuestro planeta y sus habitantes.
Vaya por Dios, ahora que Zapatero va a reconocer la crisis económica y que le va a hacer un poco de caso al vicepresidente Solbes, que está cada vez más deprimido y cabreado por su marginación, motivo por el que ha comenzado a circular el rumor de su posible dimisión, bajo los pies de la vieja Europa, se va a recrear un modelo de Big Bang que, por lo menos, va a distraer la atención de todos, cuando el verdadero agujero negro español es el que iba a dejar en el seno del Gobierno el vicepresidente Solbes.

El que está hasta el gorro de las ocurrencias despilfarradoras de Zapatero, las intrigas de Sebastián, las diatribas de Corbacho, la incompetencia de Álvarez y de las ministras de diseño. Por eso el vicepresidente se ha ido a la Cadena SER, que está a palos con el Gobierno, a anunciar la llegada de la recesión, en favor de un hiperrealismo pesimista con el que pretendería contrarrestar la gran mentira de que “no hay crisis sino catastrofismo del PP”, que Zapatero blandió durante las pasadas elecciones generales.

Para frenar la espantada de Solbes —que no acudió a Moncloa para dar los últimos toques al discurso de hoy de Zapatero—, el presidente le ha pedido que se integre en los “mitines” del lunes en la Moncloa, en la compañía de Pepiño, Pajín y sus ministros y asesores preferidos, temeroso como estaba el presidente de que Solbes, harto de coles y de ninguneo, decidiera dar el portazo y escaparse de la cruda realidad. La que lo podría colocar en la pésima situación de acabar la legislatura con unos datos económicos peores de los que dejó en 1996, cuando abandonó el Gobierno después de la derrota electoral de Felipe González.

La verdad es que Solbes es un todo terreno capaz de meterse en Ginebra dentro del acelerador de partículas y de salir tan campante, porque ya ha pasado un poco por todo. Desde ser estrecho colaborador de Ullastres en los tiempos de la dictadura, hasta ser el estratega económico de Zapatero, lo que también tiene su mérito. ¿Cómo lo consigue? Pues con la técnica del abejorro, que consiste en hablar bajito y de manera ininteligible como quien imita el acelerado aleteo de un abejorro hasta dormir o despistar a todos sus interlocutores, dándose él, desde esa posición de gran oráculo inescrutable, los aires de un poderoso buda, confuso y feliz.

Pero la larga escapada de Pedro Solbes podría estar llegando a su final si, definitivamente, le pide el relevo a Zapatero —se ha dicho que lo podría sustituir por Miguel Sebastián, su enemigo interior—, cosa que según alguna fuente bien informada podría haber ocurrido, como años atrás lo hizo Bono. Pero como entonces, Zapatero le habría pedido a Solbes que siga un poco más para ser él quien escoja el momento oportuno para su sustitución. En todo caso, Solbes tiene motivos sobrados para irse: por el fracaso de toda su política económica y sus predicciones; y por las intrigas internas que ya se están fraguando contra él, en la Moncloa, el Gobierno y el PSOE.

De hecho, a Solbes —como a tanta gente— no le vendría nada mal que los científicos y profetas que anuncian el riesgo de un agujero negro que podría tragarnos a todos acertaran en su pronóstico. Porque lo que no querrá, por nada del mundo, es vivir otro Big Bang electoral como el que ya vivió en el año 1996, cuando González perdió las elecciones y él nos dejó el legado de una pésima situación económica nacional. Una nimiedad comparada con la que ahora podríamos heredar si las cosas siguen como van.

http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=10/09/2008&name=marcello

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