miércoles, septiembre 17, 2008

Juan Urrutia, Intencion de matar

jueves 18 de septiembre de 2008
Intención de matar

Juan Urrutia

P OCO después de la necesaria y esperada ilegalización de ANV (Acción Nacionalista Vasca), un policía nacional se encontró con la desagradable sorpresa de llevar adosado a los bajos de su vehículo un artefacto mortal. Afortunadamente la bomba no explotó.

Desconozco la identidad del agente en cuestión pero, aún sin haberle visto siquiera la cara, puedo asegurar que se trata de un hombre merecedor del máximo respeto, me quito el sombrero ante él y sus compañeros, no porque hayan intentado asesinarle, es absurda esa costumbre de convertir a las víctimas de diversas desgracias en héroes sólo porque les haya ocurrido algo espantoso, el motivo por el que pienso de esta manera es el siguiente: ser policía nacional en esta tierra miserable y además vivir en Zorroza (territorio abertzale) significa exponer la vida para que esa pandilla de ingratos que somos los vascos vivamos más tranquilos y seguros.

¿Quién se arriesga a recibir un tiro instalando controles en las carreteras tras una acción terrorista? La Policía Nacional y la Benemérita, normalmente. De éstos, los que residen aquí, en el mal llamado País Vasco, sufren el desprecio de buena parte de la población y corren gran peligro pues son objetivo prioritario de ETA. Sin embargo, ellos no hacen distinciones y protegen igual a los ciudadanos que les respetan que a los que les insultan y desean su muerte.

En el caso que nos ocupa, la fortuna o la inexperiencia de esta nueva generación de asesinos, hizo que el medio kilo de pentratita con el que la banda pretendía, una vez más, matar de la forma más cobarde y ruin posible, no hiciese explosión. Según medios varios, el fallo de la bomba se hallaba en el mecanismo que detecta el movimiento. De no haber sido así la tragedia pudo haber sido doble, ya que el citado agente utilizó el vehículo para llevar a su hija al colegio. Los etarras sabían esto, siempre vigilan largo tiempo antes de perpetrar un atentado, como lo hacen las serpientes, agazapadas, escondidas para atacar sin riesgo y a traición. Conociendo al dedillo las actividades del policía, no les detuvo que una niña pudiera ocupar el coche en el momento de la explosión, eso, tristemente, nunca ha sido impedimento para esta lacra repulsiva. Nuestra violenta historia reciente lo demuestra.

Pronto todos los partidos harán las pertinentes y vacuas declaraciones, algunos ya lo han hecho, y dirán que la banda es atroz, que el propósito de este atentado fallido era matar (esto último lo comentaba hace poco Rubalcaba haciendo gala de una deslumbrante clarividencia) y otras palabras estándar pensadas –hace treinta años- para la ocasión. Después volverá la tensa calma que precede a la tragedia. Alguien morirá tarde o temprano, la incertidumbre se hará, como siempre, insoportable para aquellos que corren mayor riesgo y, finalmente, este ciclo macabro se repetirá sin que nadie dentro del Gobierno haya tomado una iniciativa seria para evitarlo.


Por supuesto, si el Ejecutivo socialista no dependiese de los nacionalistas para la aprobación de sus presupuestos, otro gallo cantaría. Sólo durante la alianza entre PP y PSOE se actuó duramente contra el terrorismo, mirando los intereses de la ciudadanía en lugar de preocuparse por alargar lo más posible el tiempo de permanencia en La Moncloa del partido gobernante. A día de hoy, podemos decir que los “abertzales” se han salido con la suya porque la laxitud de actuación de los socialistas les ha permitido recuperar lo perdido en años anteriores. Me llama la atención que, tras ser ilegalizada ANV por considerarse “instrumento de ETA”, sus antiguos componentes mantengan los cargos públicos que regentaban en nombre de ésta (con el sueldo salido de nuestros bolsillos que ello conlleva), y por tanto el poder terrorista sobre los vascos, gracias al subterfugio de convertirse en ediles independientes. Al margen de que hayan abandonado Acción Nacionalista Vasca, en mi opinión, siempre discutible, quienes apoyan el uso de la bomba lapa como “argumento político” tendrían que ser inhabilitados para desempeñar cargo público alguno. Sin embargo aquí, en el país de las cosas que nunca existieron, rigen alcaldías, imparten clase en colegios e ikastolas y, en sus ratos libres, esconden algún etarra en casa o informan a la banda de la hora a la que su vecino de arriba, policía de profesión o afiliado a algún partido “fascista”, acude al trabajo diariamente.

Podría concluir diciendo que estamos de enhorabuena porque dos personas condenadas a una muerte segura siguen hoy entre nosotros; sería demasiado optimista. Volverán a intentarlo hasta que lo consigan, si por algo se caracteriza ETA es por su empeño en destruir vidas y conseguir pingües beneficios gracias al terror. Mientras desde el Partido Socialista solamente emanen obviedades, los hechos se reduzcan a unas pocas detenciones y se considere a quienes brindan con cada asesinato en calidad de diplomáticos de un “país” vecino, seguiremos padeciendo esta agonía que consigue que hasta los propios vascos reneguemos de nuestra tierra.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4827

No hay comentarios: