Jose Maria Marco, Israel, Un pais de valientes

viernes 19 de septiembre de 2008
Israel. Un país de valientes
En mayo de 1967 las guerrillas palestinas y las fuerzas sirias atacaron al Ejército israelí. Así empezó un conflicto generalizado que se llamó la Guerra de los Seis Días. El Ejército de Israel venció a los Ejércitos aliados de Egipto, Siria y Jordania, tomó los Altos del Golán y la península del Sinaí, y ocupó la ciudad de Jerusalén entera. No era la primera guerra de Israel con sus vecinos, ni iba a ser la última.

Israel proclamó su independencia el 14 de mayo de 1948. Inmediatamente, fue invadido por las fuerzas de Egipto, Iraq, Líbano Siria y Jordania. Pero aquel gigantesco ejército estaba mal organizado. Además el rey de Jordania no quería un Estado palestino y negoció con las autoridades israelíes. Los israelíes resistieron a la invasión y ganaron la guerra, llamada de 1948.

En 1969 se inició la Guerra de desgaste. Los egipcios atacaban las posiciones israelíes desde el sur, mientras las fuerzas palestinas de la OLP intentaban aterrorizar a la población civil desde Jordania. El alto el fuego preveía la paz a cambio de territorios. Fue violado por los egipcios y los palestinos. Estos acabaron en guerra con Jordania y expulsados al sur del Líbano.

En 1973 los egipcios y los sirios atacaron las fuerzas israelíes en el Canal de Suez y en los Altos del Golán. La primer ministro Golda Meir consiguió el apoyo de Estados Unidos y la contraofensiva israelí amenazó con destruir el Ejército egipcio e invadir Damasco. Estados Unidos salvó la cara de los países árabes. Fue la Guerra del Yom Kippur

Luego vino la guerra del Líbano en 1982, cuando Israel apoyó a las milicias cristianas contra la hegemonía siria y el terrorismo palestino; la primera intifada en 1987, cuando las autoridades palestinas lanzaron contra un ejército que nunca pudieron vencer a niños armados con piedras; los misiles de Irak contra Israel durante la Guerra del Golfo en 1991. Ahora, con la segunda intifada, ha llegado la Guerra del Terror.

Durante todo este tiempo, Israel ha pasado de ser un Estado casi socialista a tener una economía bastante abierta y próspera. Ha puesto en pie la ciudadanía israelí, que entrañaba problemas delicados y dolorosos acerca de la identidad judía. Ha integrado a personas de culturas y procedencias muy distintas. Ha facilitado la convivencia de una confesionalidad religiosa muy viva con un Estado moderno y una sociedad plural. Y todo sin poner nunca en peligro la democracia. Son demasiados éxitos. Ni se lo van a perdonar los Estados árabes, ni los palestinos ni su aliado reciente, el antisemitismo antiguo que rebrota en el movimiento antiglobalización.

© La Gaceta de los Negocios, febrero 2002

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