jueves, septiembre 04, 2008

Jorge Alcalde, La ciencia nao tem fim

viernes 5 de septiembre de 2008
LO QUE QUEDA POR DESCUBRIR
La ciencia nao tem fim
Por Jorge Alcalde
Cuando, en 1990, John Horgan publicó su sorprendente The End of Science (El fin de la ciencia), los laboratorios parecían sufrir una inexplicable ola de pesimismo. La eterna promesa del descifrado completo del código genético humano se hacía de rogar, la carrera espacial dormía su sueño de posguerra (Fría) –si bien hubo algún que otro aldabonazo en forma de misión planetaria... y más de un gran chasco–, los grandes hallazgos en física de partículas pertenecían más al reino de las teorías excéntricas que al de las confirmaciones empíricas...

Ése era el panorama pintado por Horgan en su muy célebre y cuestionado libro: la ciencia había llegado a su fin. Los grandes hallazgos (del calibre de los de Galileo, Darwin, Freud, Einstein, Watson y Crick) eran ya imposibles. En las grandes áreas del pensamiento científico: física, cosmología, biología, genética, neurología, casi todo lo explicable estaba explicado. A la ciencia sólo le quedaba una triste labor de ajuste fino: adaptar las grandes teorías, reinventarlas, aplicarlas a la praxis tecnológica del día a día.

Frente a la tesis de Horgan, que invitaba a la molicie investigadora, surgieron no pocas voces que, desde el campo de batalla de la ciencia básica, advirtieron de que la ciencia, como la tristeza de los versos de Vinicius, nao tem fim. Una de esas voces era la del director de la revista Nature, nada menos: John Maddox.

Maddox, acostumbrado a lidiar en el foso de la ciencia fundamental con los miuras más peliagudos, es decir, con las legiones de científicos de todo el mundo que pretenden comunicar a sus colegas la importancia de su último hallazgo, sabía que la ciencia es un hervidero de pasiones, de egos, también de traiciones y miedos; pero sobre todo es un ateneo donde se reúnen las mentes más inquietas.

En el fondo, cada vez que Maddox firmaba el visto bueno para la publicación, en su revista, de un artículo que respondía a algún enigma de la ciencia, sabía que en realidad estaba firmando el permiso para descubrir un puñado de enigmas sin resolver. De algún modo, la ciencia es lo que es porque nunca llegará a saberlo todo. Mejor dicho, nunca llegará a comprender ni una mínima parte de lo que ocurre en la naturaleza.

Por eso escribió Lo que queda por descubrir en vísperas del cambio de milenio, y por eso es tan gratificante encontrarse de nuevo con este libro, editado por Debate, en las estanterías de un gran almacén, en las que uno trata de refugiarse de la fiebre de la "vuelta al cole".

Este libro es un repaso a los muchos problemas que la ciencia aún no ha resuelto, y a los muchos motivos por los que es una auténtica estupidez pensar que la ciencia se ha acabado. Desde el origen del cosmos hasta el modo en que los genes intervienen en nuestro comportamiento, desde la división última de la materia a la prodigiosa fórmula que permitió que la vida cuajara en la Tierra hace 4.000 millones de años: centenares de cuestiones de gran calado están aún pendientes de respuesta satisfactoria, y cada año sirven de combustible intelectual para millones de experimentos.

Tan apegados como estamos a la ciencia aplicada, sólo prestamos atención mediática a los hallazgos que tienen una influencia directa en nuestras vidas. Queremos que nos ayuden a curar antes el cáncer, que nos resuelvan el problema de la contaminación atmosférica, que nos expliquen por qué se producen huracanes, que nos permitan bajarnos contenidos de internet más rápido... Por eso los medios suelen desatender las grandes preguntas de la ciencia básica. ¿Qué es y como surgió la vida? ¿Cuál es el destino del Sistema Solar? ¿Qué catarata de procesos químicos convierte a un puñado de células en un embrión y a éste en un rollizo y comestible bebé?

Lo que queda por descubrir es un catálogo de la mejor ciencia básica (la que dicen que no sirve para nada) elaborado en la ya lejana última década del siglo XX. Desde entonces, algunas cosas han cambiado: el avance en el genoma humano ha sido espectacular, y esta misma semana es posible que experimentos un avance similar en la física de partículas, con la inauguración del Supercolisionador de Hadrones de Ginebra (estén atentos porque puede ser el experimento más ambicioso de todos los tiempos), pero por lo general la lectura resulta de una sorprendente actualidad. La ciencia sigue en marcha.


JOHN MADDOX: LO QUE QUEDA POR DESCUBRIR. Debate (Barcelona), 2008.

JORGE ALCALDE dirige en LDTV el programa VIVE LA CIENCIA.

http://libros.libertaddigital.com/la-ciencia-nao-tem-fim-1276235311.html

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