martes, septiembre 02, 2008

Jesus Cacho, Zapatero: “Five is enough; eight will be too much!”

martes 2 de septiembre de 2008
Zapatero: “Five is enough; eight will be too much!”
Jesús Cacho El Confidencial 1 Septiembre 2008

Vuelta al cole. Principio de curso. El temible septiembre ya está aquí, con todo sobre la mesa. España en el quirófano y abierta en canal, con un cirujano al frente del equipo médico que a duras penas sabría poner una inyección. Los datos fríos del problema son elocuentes: el nuestro es ya el país con más paro de la eurozona, y esto lleva visos de igualar los peores registros de los noventa, a cuenta de una población activa que crece a ritmos del 3% y para la que no hay empleo; es también el de mayor inflación, a pesar del ligero respiro de agosto (4,9%). Con el crecimiento del PIB (0,1%) a un trimestre de la recesión, es, al mismo tiempo el que registra uno de los niveles más bajos de productividad e inversión en I+D+i. La gravedad de la situación española queda reflejada en el hecho de que, a pesar del brusco frenazo al crecimiento registrado en el último año, el déficit exterior sigue creciendo y alcanza ya el 10,7% del PIB, guarismo sólo superado por Islandia entre los países OCDE.

Ante semejante cuadro, el presidente del Gobierno nos dice que está “tranquilo y optimista porque tenemos un país fuerte”. Señor comandante: eche el freno, que quiero bajarme de este avión. Zapatero repite como un papagayo la receta milagrosa de su amigo Sebastián: “Tranqui, José Luis, que es cosa de un año. Se trata de aguantar hasta finales de 2009, que es cuando esto dará la vuelta”. Falso de toda falsedad. Me cuentan que entre la elite empresarial se ha extendido este verano en cenas y saraos la especie de que este tipo no da la talla. Que es un problema de falta de conocimientos. Un político no apto para el puesto que ocupa. Y que Mariano Rajoy difícilmente llegará a ganar unas elecciones generales. De modo que, alarma: Houston, tenemos un problema. Hay que hacer algo. “Tendremos que hacer algo”. Pero, ¿el qué? ¿Qué podemos esperar de la elite empresarial española? ¿Alguien ha oído en las últimas semanas alguna voz autorizada entre los millonetis de turno advirtiendo de la gravedad del momento?

Lo cierto es que nos encontramos ante una crisis económica de profundidad y duración indefinida, sin duda la más grave que ha conocido España desde la muerte del general Franco. Pero, con ser esto importante, no es seguramente lo más grave. Porque no nos encontramos ante una sola crisis, sino ante dos: una política de fondo, que arrastramos desde la primera mitad de los noventa (escándalos del felipismo), sobre la que ha caído como sobrevenida otra económica que a no dudar va a poner en evidencia el malestar difuso, profundo -amortiguado desde el año 96, cuando no sofocado, por el maná del crecimiento económico y la sensación de dinero en la calle de los últimos 12 años- provocado entre muchos españoles por una democracia enferma. Una democracia de baja calidad traicionada por una clase política central que se ha cerrado en banda a las reclamaciones de regeneración de los sectores más sensibles de la sociedad, mediante una reforma positiva de la Constitución del 78, y que desde hace muchos años se muestra a la defensiva ante el empuje de los nacionalismos, empeñados en desgajar a toda costa el edificio del Estado camino de la independencia de sus respectivas regiones.

Ya está claro que la política de appeasement frente a esos nacionalismos de que han hecho gala tanto PSOE como PP no conduce a ningún sitio, porque el apetito de los citados no conoce límite y solo se sentirá saciado con la ruptura de la unidad de España. Y, ojo al parche, no se trata de poner pies en pared, convencidos como estamos, con Ortega, de que “no se puede curar lo incurable” y que el nacionalismo sólo se puede “conllevar”, no resolver. Lo estamos viendo con el esperpéntico episodio de la financiación autonómica y la negociación de los PGE. Leído en la prensa estos días: “Montilla responde a Solbes que no aceptará imposiciones”. Es lenguaje más propio de enfrentamiento entre países soberanos que entre el Poder central y los Gobiernos regionales de un país cuya Constitución consagra la solidaridad entre españoles como principio irrenunciable.

En definitiva, estamos recogiendo las primeras semillas de la cosecha de desconcierto sembrada por Rodríguez Zapatero en estos años. El “bombero pirómano” al que ayer aludía Rajoy en El País (el mundo al revés o no tanto: los polancos entrevistando a Rajoy y Pedrojosé a ZP), o el caso del jefe de Batallón de Derribos del Sistema al que los barones del PSOE colocaron al frente del partido tras el desastre Almunia. Aquellos que, desde la izquierda, criticaban con dureza a quienes advertían de las consecuencias a medio y largo plazo de algunas iniciativas de Zapatero, tal que la desnaturalización de la Constitución mediante la revisión de los Estatutos de autonomía, empezando por el catalán, ya tienen la primera respuesta: “Cataluña no aceptará imposiciones”. Y eso lo dice el PSC, huelga decir lo que opinan CiU, ICV o ERC.

Tiene razón la señora vicepresidenta cuando afirma que al final habrá acuerdo. Ya sabemos cómo. Se trata de darle a la manivela del gasto público, justo lo que más necesitan las cuentas públicas en la actual coyuntura. Como ocurre en los desagües de las presas o después de toda gran tormenta, las aguas de la crisis económica van a sacar a flote el cuerpo exangüe de una crisis política de enorme tamaño y muy difícil solución a estas alturas. Porque esto ha ido ya demasiado lejos, no hay rastro de sentido común entre unas elites nacionalistas dispuestas a pisar a fondo el acelerador de la debilidad del Gobierno Zapatero, y tampoco se advierte fuerza moral y/o intelectual entre la clase política central –me refiero a PSOE y PP- para alumbrar ese gran pacto susceptible de imponer mesura y apuntalar el edificio de un Estado entendido como último baluarte capaz de asegurar la libertad, el bienestar y la solidaridad entre españoles.

Fundamentalmente porque Zapatero no quiere. Ese juego no le interesa. A España le está yendo regular tirando a mal, pero a él la receta del buenismo le sigue funcionando a las mil maravillas en una sociedad anestesiada como la nuestra. Hace escasos días, el senador Obama aludió con reiteración en el escenario de Denver a que “Eight is enough!”, (“Con ocho basta”) refiriéndose a los ocho años de gobierno de Bush, (¡Señor, qué diferencia, qué hemos hecho nosotros para merecer esto!: he ahí un político capaz de lanzar un gran discurso sin necesidad de llevarlo escrito o consultar una chuleta). Nosotros hemos tenido suficiente con cinco años de Gobierno Zapatero para constatar el inmenso error de haber llevado a la Moncloa a un tipo claramente inadecuado para la relevancia del cargo. Si cinco años son suficientes, ocho pueden resultar demasiados. Un desastre. Porque esta crisis no va de un año, ni de dos. Ni en lo político, por razones obvias, ni en lo económico, porque España no se enfrenta a una simple crisis, sino a un cambio de modelo productivo. Por eso, de aquí al 2012 vamos a vivir los años más duros, más tensos, más críticos de nuestra historia democrática, pero también los más apasionantes. Feliz vuelta al cole para todos.

PPdeG, PSOE y BNG (1ª parte)
Xoán Xulio Alfaya Periodista Digital 1 Septiembre 2008

El PP es una gran maquinaria de poder que ha perdido el manual de instrucciones. No tiene una ideología clara y bien definida, sus militantes y afiliados se quejan de la falta de democracia interna (ver: http://www.democraciapp.es/ ), el respeto hacia lo que piensan y sienten sus votantes es nulo y los principios y los valores que deben constituir el núcleo sólido de cualquier partido democrático son sustituidos por los resultados de las encuestas, que son las que, en definitiva, determinan la orientación política del partido.

El PP es un "partido economicista" que cree con la fe del carbonero en la gestión económica como si ésta fuese la varita mágica que lo resuelve todo. La economía es una parte de la política, pero no lo es todo. Los ciudadanos tienen necesidades y derechos a los que la sola gestión económica no puede responder.

Por otra parte, este partido tiene en cada región una política diferente. En las regiones bilingües no ha sabido defender los derechos de todos los ciudadanos, ignorando los derechos de los hispanohablantes y apoyando incomprensiblemente los postulados nazionalistas.

Confieso que yo les he votado cuando era urgente para España acabar con el felipismo antes de que el felipismo acabara con España. Pero ahora, ni loco. El PPdeG, la sucursal gallega del PP, ha tenido demasiado tiempo como líder a un ex ministro de Franco caracterizado por su autoritarismo y capacidad de chaqueteo. Manuel Fraga quiso jugar a ser el Jordi Pujol gallego y con la Ley de Normalización Lingüística de 1983 (firmada por Fernández Albor) les construyó a los nazionalistas una magnífica autopista de tres carriles por banda por la que ahora les adelantan cómodamente el PSOE y el BNG.

Ahora Fraga, cuya chochez es cada vez más deprimente, proclama en Soutomaior que "Se puede ser galleguista sin ser nacionalista, que es una traición a España y a la Constitución". Tarde piaches, meu rei! Creo que fueron cerca de seis mil gaiteiros pertenecientes a más de un centenar de bandas de gaitas de todo el mundo los que montaron el numerito populista el 15 de diciembre de 2001 durante el acto de toma de posesión de D. Manuel en la Plaza del Obradoiro. ¡Ah, la emoción y las lagrimitas qué importantes son para manipular la ignorancia de las masas!

[Alberto Núñez Feijóo] Alberto Núñez Feijoo, hombre gris, cerebral, distante y extremadamente contradictorio, se ha definido como discípulo de Manuel Fraga y como galleguista. Cuando contemplo detenidamente su fotografía llego siempre a la misma conclusión: "Este hombre le tiene miedo a la gente". Su capacidad de empatía es nula.

A pesar de su tímida defensa del bilingüismo, su blog está sólo en gallego: http://nfeijoo.blogspot.com/ En una entrevista concedida a El Correo Gallego, dijo lo siguiente: "Yo lo anuncié cuando me presenté a presidente del PPdeG. Dije que si, en unas autonómicas o en unas municipales, el PPdeG no tenía mayoría suficiente para gobernar, yo estaría dispuesto a gobernar con el BNG". Los comunistas le llamaban a esta gente "compañeros de viaje".

Se le acusa de ser homosexual precisamente en un país donde, según la ideología oficial, la homosexualidad debiera ser motivo de orgullo. La misma acusación pesa sobre Mariano Rajoy y esta vez es lanzada desde las propias filas del PP por un ex militar, Carlos Alberto Biendicho.

"Carlos Alberto Biendicho López, Presidente de la Plataforma Gay del Partido Popular, desvela el particular vía crucis del Presidente del PP, Mariano Rajoy. Biendicho ha decidido hacer outing (sacar del armario a homosexuales homófobos) dentro de su partido. El motivo de su decisión fue que el pasado día 30 de junio el Partido Popular, una vez más, votó en contra del matrimonio homosexual. A pesar de las reclamaciones de dentro el partido, el PP no dio libertad de voto en el Congreso. Lo que no impidió a Celia Villalobos romper la disciplina de voto y votar a favor de la ley, por lo que ha sido sancionada por el partido. Pero su presidente, Mariano Rajoy, votó, como siempre, en contra de esta ley, lo que ha indignado a los miembros de la Plataforma Gay del PP que, por boca de Biendicho, han decidido explicar la verdad sobre Rajoy".

Visto lo visto, ¿creen ustedes que el PP es un partido tan sólido y de fiar como para llegar a ser una buena opción para "todos" los gallegos?

Agónico Tribunal Constitucional
Editorial ABC 1 Septiembre 2008

EL Tribunal Constitucional sigue instalado en una situación de bloqueo que no tiene visos de resolverse a corto plazo. Su principal asunto jurisdiccional, los recursos de inconstitucionalidad contra el Estatuto de Cataluña, puede sufrir un retraso aún mayor que el que ya presenta si el PP y el PSOE acuerdan en las próximas semanas la renovación de cinco de los magistrados del TC. Supondría cambiar casi la mitad de sus componentes sin que exista posibilidad legal de que los nuevos magistrados queden vinculados a las deliberaciones ya cerradas de sus predecesores sobre los asuntos en trámite. Por tanto, en caso de producirse la renovación a corto plazo, los pronunciamientos del TC sobre el Estatuto de Cataluña podrían retrasarse de forma indefinida, hasta que los magistrados recién incorporados se pusieran al día con sus propias opiniones. Es más, sería inaceptable que un magistrado firmara una sentencia en la que se refleje el desenlace de deliberaciones en las que no ha participado.

El problema tampoco tiene alternativa fácil con el aplazamiento de la renovación de los cinco magistrados -cuatro salientes y uno fallecido- porque, aun cuando haya informaciones contradictorias sobre el estado de las discusiones internas en torno al Estatuto de Cataluña, todo apunta a que la sentencia sobre esta norma estatutaria no se va a dictar de forma inmediata, que sería lo deseable y lo responsable. Sólo si, como ha manifestado la presidente del TC, María Emilia Casas, se «imprime ritmo» a las deliberaciones, sería posible una decisión en los próximos meses y, en todo caso, antes de final de año. Lo que no tiene respuesta es por qué no se ha impuesto ritmo desde el principio a un asunto que es el más importante que tiene en sus manos el actual TC. Probablemente sea el más importante de la historia del TC. La tramitación de los recursos contra el Estatuto de Cataluña ha sido una sucesión de golpes a la estabilidad y el crédito del TC. Recusaciones, división interna, proliferación de votos particulares... Excelentes juristas se han visto inmersos en disputas que nada tienen que ver con las funciones jurisdiccionales para las que fueron designados en atención a sus méritos profesionales. Disputas, eso sí, alimentadas interesadamente desde la clase política y, especialmente, desde el Gobierno, que promovió una reforma alevosa del régimen de la presidencia del TC en beneficio de sus posiciones, lo que constituyó un punto de inflexión a la baja de esta institución.

La proximidad de la renovación de cinco magistrados es justamente un motivo de preocupación porque puede retrasar una decisión de la que depende algo mucho más importante que la financiación autonómica. De la sentencia sobre el Estatuto de Cataluña dependerá, entre otros aspectos, la definición del Estado español, el concepto de nación y soberanía, la bilateralidad como modelo de relación entre el Estado y las autonomías, la fragmentación de la organización judicial y la existencia de derechos políticos especiales para los ciudadanos de una región. No es aceptable, sin embargo, que con prisas de última hora se dé a entender que la renovación tendrá la culpa del retraso en la sentencia sobre el Estatuto de Cataluña, porque el TC ha dispuesto de dos años para resolver sus recursos de inconstitucionalidad.

El nuevo curso político está monopolizado por la primera onda expansiva del Estatuto, pues como tal puede describirse el enfrentamiento sobre la financiación autonómica, que ha sacado a relucir no meras diferencias de criterio sobre reparto de fondos, sino cuestiones de principio político, como la bilateralidad entre la Generalitat catalana y el Estado, con exclusión de las demás comunidades. La sentencia del TC urge, pero no ahora, sino desde hace mucho tiempo y su retraso está alimentando no sólo el desprestigio de la institución, sino también una grave inestabilidad política.

Tierra de los pájaros
Luis del Pino Libertad Digital 1 Septiembre 2008

Discúlpeme, Don Manuel, pero me acaba usted de dejar de piedra con sus declaraciones. Estaba yo ya casi convencido, después de meditar en agosto, de que había que darle una oportunidad al pobre Mariano para que ensayara su proyecto de rendición incondicional al nacionalismo, y va usted y me descoloca sin ningún miramiento.

¿Qué es eso de decir que "se puede ser galleguista sin ser nacionalista, que es una traición a España y a la Constitución"? Hasta este momento, yo creía que el viraje pro-nacionalista del PP era por convencimiento, pero después de oír su frase, me siento completamente perplejo.

¿Ser nacionalista es una traición a España y a la Constitución? Pero entonces, Don Manuel, eso quiere decir, ni más ni menos, que los nacionalistas son traidores a la Constitución y a España. Y eso significa, si mis cortas entendederas no me engañan, que los nacionalistas defienden cosas que son perjudiciales para el edificio constitucional y para los intereses españoles.

Pero entonces, si eso es así, Don Manuel, ¿cómo debemos calificar a quienes afirman que no les importaría pactar con esos nacionalistas que traicionan a España y a la Constitución? Yo pensaba que quien llega a acuerdos con un traidor se hace reo, él mismo, del delito de traición. Porque lo que no cabe en cabeza humana es que un traidor a España y a la Constitución llegue a acuerdos con nadie para intentar beneficiar a la Constitución y a España.

¿Está usted sugiriendo, por tanto, Don Manuel, que Mariano es un traidor, visto que está dispuesto a pactar con traidores? ¡Y yo que creía que usted defendía el proyecto de Mariano y de Alberto! A la vista de sus declaraciones, me entra ya la duda de si sólo estaba usted disimulando, para atizarles de lleno cuando más desprevenidos estuvieran.

Teniendo en cuenta tus opiniones (¿me permites que te tutee, Manuel, ahora que estamos en confianza?), ¿qué opinión te merecen las declaraciones de algunos dirigentes del PP, afirmando que hay que caer simpáticos a los nacionalistas? ¿Crees que esas declaraciones denotan un puro masoquismo? ¿Una perfecta hipocresía? ¿Simple estupidez? ¿Están traicionando también esos dirigentes a todos sus votantes?

¿O es que en realidad ya ninguno en el PP sabéis ni siquiera lo que decís y estáis todos improvisando, dando palos de ciego para ver cómo vendéis a vuestros votantes la burra enferma del viraje pro-nacionalista?

La verdad es que me desconcertáis, Manuel. Aunque tal vez todo sea un simple problema de lenguaje. Antes solían decir, y en muchas ocasiones refiriéndose a ti, que el PP estaba lleno de dinosaurios. Quienes utilizaban esa frase cometían el error, tan común por otra parte, de pensar en los dinosaurios como especies extintas, cuando no es verdad que los dinosaurios se extinguieran. Lo que los dinosaurios hicieron, como todo animal que se precie, es evolucionar, y los pájaros actuales son los descendientes de aquellos dinosaurios que un día dominaron la Tierra. Y tal vez sea ése el problema del PP: que antes estaba lleno de dinosaurios y ahora está lleno sólo de pájaros. Y entender el lenguaje de las aves no está al alcance de cualquiera. A los pájaros sólo los entienden otros pájaros de la misma especie. Quizá debiera oír otra vez a Joe Zawinul, a ver si me entero de algo de lo que decís.

Y a vosotros, por vuestra parte, quizá os vendría bien seguir el consejo de Wittgenstein: "Sobre lo que no podemos hablar, debemos guardar silencio". Nos ahorraríais a todos mucha confusión. Aunque, en ese caso, no sé cómo ibais a hacer para endosarnos la burra, claro.

Zapatero y Rajoy
El grueso de nuestra ideología
Mientras que los engaños de Zapatero lo mantienen en el poder, en el caso de Rajoy sospecho que no le ayudarán más que a sobrevivir en la oposición.
Agapito Maestre Libertad Digital 1 Septiembre 2008

Es difícil hallar en el mercado político internacional dos políticos de tan bajo perfil intelectual e ideológico como los que pastorean a los españoles: Zapatero y Rajoy. Basta leer las entrevistas que les hicieron el domingo en El Mundo y El País, respectivamente, para hacerse cargo del nivel de incompetencia política que acompaña a estos personajes. En esas dos entrevistas se resume la pobreza democrática de nuestro país. El ensimismamiento, o peor, la estulticia para hacerse cargo de los grandes problemas que nos asolan como nación rebosan por todas partes. La diferencia entre Zapatero y Rajoy es, a pesar de todo, relevante; mientras que los engaños de Zapatero lo mantienen en el poder, en el caso de Rajoy sospecho que no le ayudarán más que a sobrevivir en la oposición.

Las dos entrevistas tienen un denominador común, a saber, contribuyen de modo decisivo a ocultar el principal problema de España: la crisis económica de nuestro país es un juego de niños comparada con la crisis institucional que padecemos. Un país al que su presidente de Gobierno ha renunciado a llamar nación no puede decirse que esté roto, sencillamente es que no existe más que nominalmente. Es a eso, precisamente, a lo que se refiere Zapatero cuando le contesta a la entrevistadora con facundia y chulería que "España ni se rompe ni se romperá, la democracia es la salvaguardia de nuestra unidad, y además una mayoría amplísima de ciudadanos en todas las comunidades, subrayo en todas, quiere vivir en un Estado como España". ¿De qué democracia habla este señor? ¿Qué es el Estado para este personaje? ¿A quién quiere engañar? España, hoy, como nación vertebrada por un Estado de Derecho normal no existe. Los ciudadanos españoles no son libres e iguales. Cataluña, por ejemplo, con el Estatuto, que el propio Zapatero promocionó, está no al margen de España, sino que impone al resto de comunidades sus miserias. Entonces ¿de qué Estado nacional habla Zapatero?

Por otro lado, Rajoy ha dicho que su partido aspira a "ser votado por quien no defienda el grueso de nuestra ideología". Pobre. No sabe que el verdadero ciudadano vota siempre por matices, pero el votante-basura, el que tiene muy claro que vota al PSOE por odio y resentimiento al PP, o viceversa, sólo vota "el grueso" de una ideología. Sí, señor Rajoy, ese votante al que usted aspira sólo ve la "masa", "el engrudo", en fin, el "grueso" de una ideología, dicho sea de paso, que el actual equipo dirigente del PP aún no ha conseguido explicar, conceptualizar y sintetizar, precisamente porque juega con engaños torpes, groseros, de quien no sabe apenas nada de política. Ese tipo de declaraciones sólo engañan a quienes ya están engañados. Repase, señor Rajoy, a Maquiavelo: "Cuando es preciso discurrir, el pueblo no sabe ya más que ir a tientas en la oscuridad".

Las dos entrevistas, dicen los cursis, son el inicio del nuevo curso político. Falso. Son dos documentos para enterarse de cómo nos llevan al despeñadero como nación. Sin embargo, los españoles harán como que la cosa no va con ellos, o peor, considerarán a estos dos políticos como dos grandes eminencias. Eso se llama, sí, vivir ensimismados, o sea, negar que estamos no sólo ante dos incompetentes, sino sobre todo ante dos mentirosos. El primero lo hace con desparpajo porque sabe que cuanta más grande sea la mentira más lo jalean sus votantes; el segundo es indeciso y pusilánime porque desconoce que el votante-basura que aspira a tener en su partido es brutal, o sea, quiere votar "el grueso", nunca el matiz.

Lean, pues, esas entrevistas y se enterarán de verdad cómo estos dos personajes están entregados absolutamente a quienes, definitivamente, están triturado España: los nacionalistas.

Entrevista de Zapatero
ZP enseña (otra vez) la patita
O el presidente no es capaz de expresar conceptos abstractos en castellano, o yo sufro alguna disfunción cognitiva que me inhabilita para descifrar el significado preciso de ciertas frases verbalizadas en esa lengua.
José García Domínguez Libertad Digital 1 Septiembre 2008

No hay forma. Releo una, dos, tres veces la entrevista que Zapatero ha concedido a El Mundo. Pero, lo dicho, no hay manera: sigo sin entender nada. Así que, al cuarto intento, concluyo que alguno de los dos padece un problema grave relacionado con las habilidades lingüísticas del homo presuntamente sapiens. O el presidente no es capaz de expresar conceptos abstractos en castellano, o yo sufro alguna disfunción cognitiva que me inhabilita para descifrar el significado preciso de ciertas frases verbalizadas en esa lengua.

Por ejemplo, a la reflexión asaz inteligible de la entrevistadora en el sentido de constatar que "muchos están hartos de que los nacionalistas lleven tres décadas en la reivindicación permanente, de que sean insaciables...", replica Zapatero con el siguiente arcano gramático: "(...) El hecho de que tengamos una necesidad de gobernabilidad permanente de nuestro modelo territorial no está en el Título Octavo, está en la realidad. No es una cuestión jurídica, es una cuestión política". ¡Átenme esa mosca por el rabo! A ver quién es el listo que ha pillado el conceto.

A no ser, claro, que la traducción literal del politiqués al español sea ésta: Debemos aceptar de grado el chantaje permanente, estructural, de las minorías secesionistas y admitir que la estabilidad del Gobierno dependa siempre de los micronacionalistas, pues es deseable y legítimo que así acontezca, ya que el artificio jurídico bautizado España no existe en tanto que nación sentida. La realidad histórica y sociológica de las gentes afincadas en su territorio administrativo avala ese aserto. Yo, por razones obvias, todavía no puedo admitirlo de forma expresa, de ahí los circunloquios a los que siempre recurro con tal de jamás colocar dentro de una misma frase las palabras España y nación. A tal efecto, reparen en el ingenioso pleonasmo incluido en otra respuesta mía durante la misma entrevista:

–"Y esa dimensión política en Euskadi, ¿justifica un referéndum ilegal, bajo la excusa del derecho a decidir?
–Puede que en el País Vasco haya una mayoría que apueste por un autogobierno amplio, pero dentro y en el conjunto de lo que es el sistema de funcionamiento del Estado."

Válgame un santo de palo, que diría aquel Don Filiberto de Luces de bohemia. ¡"Dentro y en el conjunto de lo que es el sistema de funcionamiento del Estado"! Dentro y en el conjunto de lo que es la miseria léxica y moral del lenguaje etarra, Arnaldo Otegi habría utilizado idéntica muletilla retórica con tal de no mancharse la boca con el sustantivo España.

No hay forma... de ocultarlo. Al final, siempre se le entiende todo.
José García Domínguez es uno de los autores del blog Heterodoxias.net.

Zapatero vende humo
Ni el aumento del desempleo ni el déficit galopante, que el presidente convierte en “superávit”, parecen importar a un político empeñado en hacer creer a la ciudadanía que las crisis económicas se resuelven acudiendo a las oficinas del INEM.
EDITORIAL Libertad Digital 1 Septiembre 2008

El nuevo curso político se ha abierto con una larga y autocomplaciente entrevista de Rodríguez Zapatero en el diario El Mundo. En ella, el presidente del Gobierno demuestra una vez más su incapacidad e impotencia para liderar la nación en un momento de crisis económica y defiende hasta el ridículo una desastrosa gestión que no sólo ha agravado los problemas que encontró cuando llegó al poder, sino que ha creado otros de muy difícil resolución.

Preguntado sobre la negociación con ETA, Rodríguez Zapatero se ufana de haber actuado con honestidad y de haber desnudado las críticas que recibió. Recordemos que en una entrevista publicada el pasado mes de enero en el mismo medio de comunicación, el presidente reconoció haber mentido cuando dijo que su Gobierno no estaba dialogando con los terroristas. Desnudas han quedado de nuevo sus mentiras, y no los reproches que se le hicieron entonces. El tiempo dio la razón a quienes la tenían, aquellos que protestaron y se manifestaron contra su política de claudicación, y no a él. Que Zapatero siga insistiendo en que aquello fue bueno le hace caer en el mayor de los ridículos.

Sin embargo, aún más preocupante resulta su visión del fin de ETA, que a su juicio terminará por la "pérdida de comprensión social". ¿Y mientras tanto? "Será un final paso a paso", afirma el presidente. Nada más desesperanzador y alarmante para las víctimas del terrorismo y los amenazados por la banda que un gobernante que prefiere dejar las cosas correr confiando en que el desenlace sea el esperado. Esperamos que entre paso y paso no se produzca un nuevo traspié, aunque nada garantiza que no sea así.

Respecto a la ordenación del Estado de las autonomías, auténtica asignatura pendiente de nuestra democracia, reconoce su preferencia por la igualdad, aunque a renglón seguido se refiere a "comunidades autónomas nacionalistas", como si todos los habitantes de esas regiones lo fueran, o lo que es peor, como si quienes no lo fueran no contasen. Pocas diferencias entre su discurso y el de los separatistas. Mención aparte merece su reticencia a usar el término "nación" referido a España, una actitud cobarde aunque plenamente coherente con el aliento dado desde su Gobierno a la política de las identidades excluyentes. Otro callejón sin salida en el que Zapatero y su partido han colocado a todos los españoles.

Preguntado sobre la crisis económica, Zapatero ofrece también en este asunto la peor de las respuestas. En su opinión, el "ciclo económico adverso" no requiere grandes pactos porque para eso están los subsidios y un sistema educativo que califica de "uno de los mejores" a pesar de su progresivo deterioro. Ni el aumento del desempleo ni el déficit galopante, que el presidente convierte en "superávit", parecen importar a un político empeñado en hacer creer a la ciudadanía que las crisis económicas se resuelven acudiendo a las oficinas del INEM.

En fin, Rodríguez Zapatero, que dice querer ser recordado como un gobernante contenido al mismo tiempo que considera la apresurada y sorpresiva retirada de las tropas de Irak su iniciativa más memorable, ofrece más de lo mismo, es decir, nada en economía y mucho en demagogia, nacionalismo y debilidad frente al terror. Y luego dice que no le gusta ser un presidente "exuberante". No sólo le fallan las cuentas; también suspende en semántica.

Carod Rovira
Saque las manos de Cataluña
Más le valdría a Carod pedirle a los integrantes de sus listas electorales que dejaran de pasarse el dedo pulgar por el cuello a modo de amenaza de degüello delante de los representantes del Partido Popular mientras invocan la asistencia de la ETA.
Juan Carlos Girauta Libertad Digital 1 Septiembre 2008

No deja de ser curioso lo de Carod. Le exije que "saque sus manos de Cataluña" a Rajoy, líder de un partido que en los comicios más recientes ha obtenido en Cataluña más del doble de votos que ERC: 610.473 frente a 291.532, es decir, 16,4 % frente a 7,8 %. Si tomamos la provincia de Barcelona, la distancia es sideral: 470.677 votos para el PP frente a 184.558 de ERC, es decir, 16,81 % frente a 6,59 %. ¿Sacar las manos de Cataluña? Que las saque Carod de una vez, que, por carecer, carece hasta del apoyo de los suyos.

Que este personaje sea vicepresidente del Gobierno autonómico (que no vicepresidente de la Generalidad, por mucho que él insista en inflarse el cargo) ya es bastante desgracia para los catalanes. Pero es que a sus disparates conceptuales, a su desestabilizador proyecto de referéndum para el 2014, a su despilfarro en asesores (y en asesores de asesores), a sus ridículas ínfulas, plasmadas en la apertura de pseudo embajadas por el mundo, y a su incorregible nepotismo, el interlocutor de Ternera en Perpiñán suma una chulería antológica.

Puestos a sacar las manos de donde no deberían estar, más le valdría a Carod pedirle a los integrantes de sus listas electorales que dejaran de pasarse el dedo pulgar por el cuello a modo de amenaza de degüello delante de los representantes del Partido Popular mientras invocan la asistencia de la ETA, como hizo un candidato de la Esquerra por Montmeló en la pasada Diada, ante la pasividad de numerosos policías de paisano. Tampoco sería mala idea sacar las manos de la caja cuando se trata de encargar informes ridículos e inútiles que ya nos cuestan cien millones de euros desde el primer tripartito. Y cuando visite lugares sagrados, no olvide Carod que es mejor no sacar las manos de los bolsillos cuando se le ocurra hacer chanza de la Pasión de Cristo poniéndose una corona de espinas para regocijo de su cohorte de necios paniaguados.

Son los Carod de turno los que están haciendo daño a Cataluña de todas las maneras imaginables. A sus bravuconadas debe Cataluña su mala imagen en España, dato que extrañamente se le escapa a Pujol cuando observa y lamenta el fenómeno. Son ellos los que están abortando cualquier posibilidad de negociar una financiación razonable para Cataluña a base de enconar los ánimos de extremeños y andaluces con ofensas gratuitas y a través de la estúpida decisión de restarle al coro catalán la voz del Partido Popular, el único que, gobernando, obtuvo para Cataluña una financiación respetable que triplicó los recursos de la Generalidad. El día que Carod, ese lastre, saque sus manos de la cosa pública, Cataluña empezará a tener alguna esperanza.
Juan Carlos Girauta es uno de los autores del blog Heterodoxias.net.

Carod y la crispación nacionalista
Para los nacionalistas, anticatalán es todo aquel que no pertenece a su secta política ni suscribe sus opiniones aunque haya nacido y vivido siempre en Cataluña.
EDITORIAL Libertad Digital 1 Septiembre 2008

Como todos ustedes saben, o deberían saber si pusieron unos segundos la televisión durante los últimos años, en España existe una gran crispación política debida a la pérfida actuación del PP, que cometió la osadía de oponerse, entre otras cosas, a la negociación de tú a tú del Estado con una banda de criminales. Jamás el PSOE ni ningún partido nacionalista, situados en el lado correcto del "cordón sanitario", hizo otra cosa que responder a las provocaciones.

Lo malo, con serlo, no es que haya quien se crea esta sarta de bobadas, sino que lo hagan cerrándose en banda a todas las evidencias que, empezando por el Pacto del Tinell, tienen de que la realidad ha sido la contraria. Ni siquiera el nuevo PP de Mariano Rajoy, tan deseoso de pactar con nacionalistas y no hacer demasiada oposición en la mayoría de los asuntos en que debería hacerla, ha logrado aplacar las iras de unos y otros. Si en la reciente comparecencia de Álvarez a propósito de la tragedia de Barajas el único que puso veneno en sus palabras fue el portavoz del PSOE para criticar al PP, Carod acaba de dejar claro que jamás aceptará que alguien a quien estima "anticatalán" tenga derecho siquiera a opinar sobre los problemas que afectan a la región.

Para los nacionalistas, anticatalán es todo aquel que no pertenece a su secta política ni suscribe sus opiniones aunque haya nacido y vivido siempre en Cataluña. Anticatalán es que denuncia la corrupción que supone, por ejemplo, el pago de numerosos e inútiles informes a personas afines a los políticos que los encargan. Anticatalán es el extremeño insultado que protesta, no el nacionalista que ofende. Para políticos como Carod y formaciones como ERC, el Partido Popular carece de ningún derecho a expresarse ni a pretender alcanzar el poder. Pero la celebérrima crispación, ese invento progre de tanto éxito, es siempre culpa del PP, aunque declare estar dispuesto a "negociar" con quien le desprecia.

Nacionalismos e imperio de la ley
Germán Yanke ABC 1 Septiembre 2008

Bien, están todos muy animados y rebeldes en el comienzo del curso político, muy aguerridos, muy valientes y alejados de la tranquilidad burocrática. José Montilla, presidente de la Generalitat, responde al vicepresidente Solbes diciendo que “Cataluña no aceptará imposiciones”. Juan José Ibarretxe, poco antes, se había despachado con la especie de que una sola persona —el presidente del Gobierno— no puede oponerse a la representación de toda la sociedad vasca. Xabier Arzalluz, por su parte, celebra el fin del verano saliendo de la cueva como un maduro neandertal y, después de lamentar la vida difícil de los terroristas de ETA, nos aclara que es “una barbaridad” que a “su pueblo” se le quiera tener en un sitio donde no quiere estar.

Están todos tan envalentonados, al menos retóricamente envalentonados, que, si no se les hace caso, nos advierten de las consecuencias. “Radicalismo”, dice Montilla, fenómenos como la Liga Norte, reclamación del concierto económico. Ibarretxe, como ya tiene concierto —y radicalismo—, habla de una conmoción en Europa de la mano de Escocia y Flandes. Arzalluz, que con la edad se ha vuelto simple, repite “independencia, independencia”. No son las mismas consecuencias, pero parece haber un nexo común entre estos audaces guerreros: la queja de que contra una hipotética voluntad de sus pueblos, sobre la que se despliega toda la mitificación posible y toda la mistificación imaginable, sólo se opone un argumento, un único argumento especifica Ibarretxe.

Lo que ocurre es que ese argumento es la ley, y el imperio de la ley es, en definitiva, lo que sostiene la seguridad jurídica y el Estado de Derecho que da carta de naturaleza a nuestros derechos y libertades. Una vez vigente el Estado de las Autonomías, todas las tensiones nacionalistas —a las que los socialistas catalanes se han sumado animosamente— han tenido y tienen como elemento común no ya la deslealtad con el Estado, ni tampoco sólo la voracidad de los administradores, sino un constante reto al imperio de la ley con la disculpa de una “voluntad” popular que, en el fondo, nunca demuestran. Tampoco lo justificaría demostrarlo porque, sin el principio de legalidad, ni hay democracia ni libertades ni se puede propiamente crear Derecho democrático.

La contradicción del principio de legalidad, bajo cualquier disculpa (desde la emoción popular a su pretendida voluntad) ha sido el germen de todos los totalitarismos. El malestar del nacionalismo en general y el vasco en particular con el sistema constitucional —que se constata desde el inicio mismo de éste en España, que es cuando se manifiesta aquél— es ya una evidencia, pero sorprende que los socialistas catalanes, cuya doctrina pertenece a otra realidad, se mimeticen tan pasmosamente con el nacionalismo, quizá porque se han contagiado de un victimismo que, sin resolver nada, disimula la propia incapacidad para ofrecer un programa constitucional y moderno.

Algún disidente de los comunismos del este de Europa dijo, con sentido del humor y con sentido común, que, después de esperar el triunfo de su “justicia”, lo que consiguieron tras la caída del muro y la vuelta a la democracia, due, afortunadamente, el imperio de la ley. Se trataba de tener un Estado democrático y de Derecho y no, sin más, salirse con la suya, que es lo que tantos nacionalistas (y asimilados) pretenden ahora en España.

¿Por qué no te callas tú?
Vicente A.C.M. Periodista Digital 1 Septiembre 2008

¡Quien fue a hablar! Nada menos que aquél que desde que llegó al poder gracias a su escasa pero influyente representación del nacionalismo más extremista, se ha dedicado a mangonear y a ejercer el más genuino “conchabeo”. El sí que debería sacar sus sucias manos de Cataluña y dejar de manchar la dignidad de un Gobierno Autonómico con sus exabruptos. Alguien que es capaz de nombrar a familiares directos suyos en altos cargos de la Generalitat, moralmente está desautorizado para emitir esa crítica y cualquier otra.

Por otra parte ¿quién le ha dado la potestad de conceder la libertad de expresión? Desde luego ya sabemos que es uno de los principales promotores del C.A.C. y de silenciar las voces discrepantes con el nacionalismo catalán secesionista. Claro que su partido es todo un ejemplo de virtud democrática, sobre todo en muchos de sus integrantes, antiguos terroristas de la banda Terra Lliure. No es el más adecuado para dar lecciones y menos mandar callar a nadie.

Así que no es de extrañar que la respuesta haya sido inmediata y contundente. Las declaraciones de este “sujeto” desde hace años son una muestra del peor radicalismo y del profundo odio hacia lo que significa España y lo español. No hay peor enemigo que aquél que reniega de sus orígenes, como en este caso que ni siquiera es catalán por mucho que se haya transformado el nombre y hable esa lengua.

Sus acusaciones son infamias gratuitas que insultan a los votantes catalanes del PP, que por cierto son mayor número que los que han votado a su Partido. No existe un “anti catalanismo”. Sin embargo, desde su Gobierno si que existe un anti españolismo beligerante. La serie de leyes que se han promovido y alentado desde su formación con la complicidad del PSC e ICV, solo persiguen el aislamiento de la cultura española y lo que es peor, la violación de los derechos fundamentales de los españoles que viven en la Comunidad Autónoma de Cataluña.

Es tremendamente hipócrita que se quiera con tan escasos votos asumir la representación de toda una sociedad y apropiarse de unos símbolos que no son de su exclusiva propiedad. El nulo talante democrático que ha demostrado con sus declaraciones, muestra la verdadera cara del nacionalismo radical que representa. Pero no por mucho levantar la voz e insultar, logrará acallar la libertad, ni el derecho a ejercerla en cualquier lugar de España, incluida su tierra adoptiva.

La crispación que este personajillo quiere transmitir, es solo una manera de querer salir del pozo negro en que su formación política y él mismo se han metido, arrastrados por su propio odio e intransigencia radical. Los que están manchados y manchando a Cataluña son ellos.

Carod, el ultraliberal
EDURNE URIARTE ABC 1 Septiembre 2008

Mejor no se pongan a explicarlo, que es peor, habría que decirles a los nacionalistas catalanes sobre la financiación. Al PSC y a todos los demás. Cuando uno se pone a explicar lo impresentable, en general, parece un impresentable. Y, en el mejor de los casos, hace el ridículo. Que es lo que le ha pasado a Carod cuando se ha puesto a explicar en qué deben usar los extremeños el dinero, dice él, de los catalanes.

Nos ha salido el Carod ultraliberal, el que quiere limitar el dinero entregado a Extremadura, dice él, por los catalanes, a la creación de empresas. Y no a tener más funcionarios. Que no se malgaste el dinero en agrandar el Estado sino en ayudar a los empresarios, exige Carod. Y remata Ridao ante Solbes, adelgace usted el Estado.

Que Carod quiera situar a Esquerra más allá del propio sector liberal del PP, no hay que descartarlo, puede deberse a pura ignorancia. A que Carod se haga un lío con el significado de izquierda o de liberalismo. Al fin y al cabo, nuestro propio presidente del Gobierno anda tan confuso como él en cuestiones de ciencia política. Véanse, si no, las patadas que le daba a esta rama de las ciencias sociales cuando explicaba ayer en El Mundo el neoconservadurismo norteamericano. Y abro un necesario paréntesis: ¿Es que no hay nadie en Moncloa que pueda explicarle en dos tardes qué significa neoconservadurismo?

Es posible también que el cacao ideológico de Carod con las empresas y los funcionarios se deba al que ya tenía la propia Esquerra. El mismo que Batasuna en el País Vasco. Son ultranacionalistas pero quieren ser, además, de izquierdas. Y cuando ambas cosas no cuadran, cosa que ocurre a menudo, se quedan en ultranacionalistas a secas.

Incluso a costa de hacerse liberales, como Carod. Para los demás, claro está. Porque no quiere Carod que se adelgace el Estado en Cataluña, sino que se acabe con la solidaridad interregional. O sea, con la nación también por ese lado. Por ése y por todos. A esto se reducen las exigencias del nacionalismo catalán en financiación. A que el dinero sirva, exclusivamente, para financiar funcionarios del gran Estado catalán.

La presidenta del TC pretende acelerar la decisión sobre el Estatuto catalán
NIEVES COLLI MADRID ABC 1 Septiembre 2008

La entrada de cinco nuevos magistrados en el Tribunal Constitucional (como consecuencia de la renovación de un tercio de sus miembros y de la cobertura de la plaza del fallecido Roberto García-Calvo) podría retrasar al menos durante varios meses la esperada sentencia sobre el Estatuto catalán. Una demora de esas características sería nefasta para el Gobierno de Zapatero pues complicaría más, si cabe, el puzzle de la financiación autonómica y podría terminar de deteriorar la delicada relación que a cuenta de ello mantienen el PSOE y el PSC; y más aún en este momento, en el que el Tribunal tiene una composición en teoría favorable a los intereses del Ejecutivo. En la etapa final de su mandato, la presidenta del Constitucional, María Emilia Casas, quiere pisar el acelerador y dejar resuelta la «patata caliente» del Estatuto.

La llegada de cinco nuevos miembros supone cambiar de golpe casi la mitad del Tribunal, integrado por doce vocales. Algunas fuentes señalan que la incorporación de nuevos magistrados no debe producir ningún efecto sobre los asuntos que no están terminados de deliberar (como sucede con el Estatuto), en la medida en que el Constitucional no es un tribunal ordinario integrado en el Poder Judicial; desde dentro del Tribunal se afirma todo lo contrario.

Decisión colegiada
El artículo 80 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional remite a otras normas -Ley Orgánica del Poder Judicial y Ley de Enjuiciamiento Civil- en lo que respecta, entre otras materias, a la «deliberación». Es decir, que para las deliberaciones del TC rigen los mismos principios que para los tribunales ordinarios. Uno de esos principios, básico según fuentes jurídicas, es la «colegialidad» de la decisión. Esto significa que el grupo de magistrados que ha discutido (deliberado) un asunto es el que debe firmar la sentencia. Por lo tanto, los cambios en la composición del tribunal a medio camino sí tienen consecuencias.

Si el Constitucional se renueva antes de que esté lista la sentencia del Estatuto, todo acabaría dependiendo de la «buena voluntad» de los nuevos magistrados.

La aplicación de esta tesis al caso del Estatuto tendría un efecto inmediato: «La incorporación de cinco nuevos miembros, casi la mitad del Pleno, automática y forzosamente debe hacer arrancar desde el principio toda la deliberación. El trabajo realizado hasta ahora no valdría para nada», sostienen los medios citados.

Así las cosas, si el Constitucional se renueva antes de que esté lista la sentencia del Estatuto, todo acabaría dependiendo de la «buena voluntad» de los nuevos magistrados. Con el fin de no hacer eterna la espera del fallo sobre el encaje constitucional de la norma catalana, podrían conformarse con estudiar los recursos y volver a empezar el debate sólo sobre aquellos asuntos respecto de los que alberguen dudas o con los que no estén de acuerdo.

En cualquier caso, la sentencia sufriría una importante e indeterminada demora, pues los vocales recién llegados necesitarán como mínimo unos meses para ponerse al día y estudiar todo el procedimiento; a partir de ahí, aportarán sus propias opiniones, coincidentes o no con lo ya deliberado.

Esta perspectiva no gusta al Gobierno, pero tampoco dentro del Tribunal Constitucional, donde es un comentario bastante generalizado que sería bueno que el Pleno, con su actual composición, fuera capaz de dictar la sentencia antes de su renovación parcial. «Lo contrario sería una vergüenza», apuntan. Pesan mucho los dos años largos de tormentosas deliberaciones, con varias recusaciones de por medio, que los magistrados llevan sobre sus espaldas. Ningún asunto había resultado hasta ahora tan dañino para la institución ni había deteriorado tanto la relación entre los vocales, por lo que conseguir terminarlo dejaría en el Pleno un sabor de boca menos amargo.

Lo cierto es que dentro del Constitucional no se ponen de acuerdo ni siquiera sobre la situación en la que se encuentran las deliberaciones del Estatuto. Fuentes próximas a la presidenta, María Emilia Casas, dicen que están «muy avanzadas», por lo que no descartan que la sentencia pueda estar terminada antes de que concluya el año; otros magistrados, por el contrario, son más pesimistas y sostienen que aún queda mucho, que sólo se han abordado cuestiones «superficiales» y que aspectos tan esenciales como la financiación están «sin hacer». Tampoco habría un acuerdo cerrado sobre la «bilateralidad». Para estos últimos resulta inverosímil que la sentencia esté lista, como pronto, antes de marzo.

Resulta, pues, muy difícil hacer una previsión temporal. Pero existe un dato cierto, y es que, según apuntan fuentes judiciales, Casas ha comunicado a los magistrados su deseo de «imprimir ritmo» a las deliberaciones. Tras dos años de verdadera carrera de obstáculos, el TC quiere hacer un sprint en esta recta final. La presidenta saldrá del Tribunal, junto a Guillermo Jiménez, Vicente Conde y Jorge Rodríguez Zapata, cuando se produzca la renovación.

La actual composición del TC, tras el fallecimiento de Roberto García-Calvo (ubicado en el llamado «bloque conservador»), sería «a priori» favorable a los intereses del Gobierno. Con el antecedente de la sentencia sobre el Estatuto valenciano, que resuelve varios aspectos clave también planteados en los recursos contra el catalán, todo parece indicar que el reparto de pesos en el Pleno se repetirá. A las tesis de los magistrados «progresistas» (Casas, Elisa Pérez Vera, Pascual Sala, Eugeni Gay, Manuel Aragón y Pablo Pérez Tremps) podría volverse a unir Guillermo Jiménez, con lo cual el sector «conservador» estaría condenado a ser minoría al quedar reducido a cuatro vocales (Vicente Conde, Javier Delgado, Ramón Rodríguez Arribas y Jorge Rodríguez Zapata). Todos ellos (y García-Calvo) formularon votos particulares discrepantes a la sentencia que avaló la constitucionalidad del Estatuto valenciano.

Plazos coincidentes
Esto significa, a juicio de algunas fuentes, que al Gobierno no le interesa modificar la actual composición del Tribunal antes de que dicte la sentencia «porque la tienen ganada». Además, al Ejecutivo le vendría muy bien, añaden, utilizar la resolución como argumento en las negociaciones sobre la financiación autonómica; según qué materias, le serviría tanto para frenar los pies a los nacionalistas catalanes como para justificar hipotéticas cesiones a la Generalitat en detrimento de otras comunidades autónomas.

Curiosamente, los plazos coinciden: si el Constitucional consigue pisar el acelerador, como pretende Casas, su decisión podría estar lista justo en el momento en el que vence el plazo de tres meses que la vicepresidenta del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega, arrancó al presidente de ICV, Joan Saura, para cerrar el acuerdo sobre la financiación autonómica.

El PSOE dota a la fundación del racista Sabino Arana con más de 16 millones de las antiguas pesetas en subvenciones
Redacción Bilbao Minuto Digital 1 Septiembre 2008

El Ministerio de Cultura no ha tenido problemas para subvencionar con 97.000 euros, cerca de 16 millones de las antiguas pesetas, a la fundación ligada al PNV que hace honores al racista Sabino Arana.

En total, el Ministerio ha repartido 7.053.932,16 euros entre las fundaciones ligadas a partidos políticos con representación parlamentaria, subvenciones destinadas a su funcionamiento y a las actividades de estudio y desarrollo del pensamiento político. Con la nueva ley de financiación de los partidos políticos, que entró en vigor en enero de 2008, estas fundaciones ya son sometidas a controles parecidos a los que se aplican a las formaciones políticas.

LOS SOCIALISTAS ENCABEZAN LA LISTA DE BENEFICIARIOS
Los socialistas se han metido al bolsillo más de 3 millones de euros. En concreto la Fundación Pablo Iglesias del PSOE, que preside Alfonso Guerra hasta que se integre en la macrofundación encargada a Jesús Caldera, tiene una subvención de 2,80 millones de euros. A esto hay que sumar otros 470.000 euros de la Fundación Rafael Campalans, próxima al PSC.

En el listado de subvenciones de 2008, las primeras tras las elecciones generales y el nuevo mapa parlamentario, la FAES de Aznar queda en segundo lugar con una dotación de 2.861.302,29 euros para su programa de actividades del presente año.

Las fundaciones vinculadas a CiU, tanto la Fundación Trias Fargas, de Convergencia (CDC), como el Instituto de Estudios Humanísticos Coll i Alentorn, de Unió (UDC) percibirán 186.072,57 y 62.024 euros, respectivamente.

TAMBIÉN LA SABINO ARANA DEL PNV
A continuación figuran la Fundación para la Europa de los Ciudadanos, vinculada a IU, que logrará 238.104,34 euros, la Fundación President Josep Irla i Bosch, de ERC, con 193.672 euros, y la ‘Sabino Arana’ del PNV, con 97.000 euros.

El listado de beneficiarios se completa la Fundación Nous Horizons, de Iniciativa per Catalunya (ICV), con 69.721 euros; la ‘Galiza Sempre’ del BNG con 61.970 euros y la Fundación Aragón XXI, próxima al Partido Aragonés, con 10.986,72 euros.

Educación para la Ciudadanía se estrena en Galicia en segundo de secundaria sin opción a objetar
La Voz 1 Septiembre 2008

A las novedades del bachillerato y de las pruebas de evaluación se une la implantación de la Educación para la Ciudadanía, la polémica materia que han criticado asociaciones de padres de alumnos de centros privados, la jerarquía eclesiástica y colegios católicos.

La mayoría de las comunidades decidieron esperar al curso que ahora comienza para estrenar la materia -podía haberse implantado en el 2007-2008- y en Galicia comenzará en segundo de educación secundaria. Como en otras autonomías, en la gallega también se recibieron objeciones a la asignatura que, a fecha 31 de julio, según la Consellería de Educación, sumaban 158, el 90% en centros concertados.

La Xunta manifestó ya que todas las objeciones fueron desestimadas y que los alumnos tendrán que cursarla o suspenderán, como ocurriría con cualquier otra asignatura. De todas formas, la Administración recordó ya que de las 158 objeciones recibidas (procedentes de 94 familias), solo 19 eran para alumnado de segundo de secundaria, que es el que va a cursar la asignatura. Como ejemplo, la consellería señala que se recibió una objeción de unos padres por su niño de diez meses.


http://www.geocities.com/agli.geo/20080901.htm

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