martes, septiembre 30, 2008

James D. Fernandez, ¡Que viene el lobo!

¡Que viene el lobo!

JAMES D. FERNÁNDEZ, PROFESOR DE LA NEW YORK UNIVERSITY

Miércoles, 01-10-08
ANÁLISIS DE CAMPAÑA
Hace tiempo que hemos sabido que los costes de la política «invasionista» de la administración de George W. Bush serían incalculables y de desconocida duración. En la columna del débito figuran no sólo los cientos de miles de muertos, las decenas de miles de heridos, y los billones de dólares que Estados Unidos ha gastado y seguirá gastando en la destrucción de armas inexistentes y en la «instalación» de una «democracia» (¿sería posible inventar una contradicción de términos más tajante que la de «instalación de la democracia»?). Estos días se nos ha presentado otra factura, quizá a la larga más costosa que la misma guerra en Irak y el rescate de Wall Street juntos.
«Señores, estamos ante una emergencia sin precedentes, nos encontramos al borde de un abismo. Necesitamos actuar inmediatamente; tenemos que suspender los procesos y los ritmos habituales de la política democrática, hace falta investir de autoridad más o menos ilimitada a un pequeño grupo de expertos, para salvarnos de la catástrofe que se avecina. ¡Que viene el lobo! Otra vez. Ahora sí de veras...»
Al fracaso del plan de rescate han contribuido muchos factores, entre ellos: las debilidades y opacidades del plan en sí, que ha sido criticado con comparable vehemencia desde la derecha y desde la izquierda; la falta de liderazgo y de disciplina al nivel de los partidos y al nivel del país; el miedo de los congresistas que se presentan a la reelección en menos de cuarenta días a registrar públicamente su aprobación de un plan que no comprenden y cuyos resultados son imprevisibles. De los 26 congresistas que no se presentan a la reelección en noviembre (y que, por lo tanto, tienen asegurado el escaño), sólo 2 votaron en contra del plan de rescate.
Pero en el fondo, el factor que subyace a todos los demás, es la profunda crisis de confianza que existe en la nación. El país desconfía: ya ha visto que las excepcionales medidas de emergencia se pueden convertir en inamovibles pilares del status quo, ya que la emergencia es perpetua, el estado de excepción, la norma.
En medio de esta crisis, en el primer debate presidencial, ni Obama ni McCain lograron inspirar mucha confianza. Los dos afirmaron que nos encontramos ante un precipicio sin precedentes, y expresaron su aprobación -como quien no quiere la cosa-del plan que se estaba fraguando en el Congreso. Pero ante un moderador atónito -y un público desorientado-inauguraron el debate negándose a articular cómo esta catástrofe, que supuestamente pone en peligro la misma economía del país, afectaría sus planes económicos, de ser elegidos. Parecía que el lobo -si es que de veras hay un lobo- venía desdentado.
James
D. Fernández
Profesor de la New
York University

http://www.abc.es/20081001/opinion-firmas/viene-lobo-20081001.html

1 comentario:

javier dijo...

Hola James D.soy Javier Alvarez,me gustaria saber la procedencia de tu abuelo,ya que el apellido Fernández me resulta familiar,si te decides informarme mi dirección de correo electrónico es javierines14@hotmail.com Un abrazo