martes, septiembre 09, 2008

Ignacio Camacho, Suicidio contra la crisis

martes 9 de septiembre de 2008
Suicidio contra la crisis
Disminuir tamaño del textoAumentar tamaño del texto POR IGNACIO CAMACHO Martes, 09-09-08
INCLUSO en la apresurada redefinición ideológica de brocha gorda con que el zapaterismo pretende contrarrestar su incapacidad para gestionar la economía -la única receta contra la crisis parece consistir en marcar paquete de rojerío-, parece un exceso sugerir que suicidarse es de izquierdas. El presidente reinventa su doctrina sobre la marcha en un ejercicio de desahogado relativismo que sus colaboradores interpretan con trazos de gruesa demagogia; si hace unos años era progresista decir que iban a bajar los impuestos -aunque no tanto como para bajarlos de verdad-, ahora el socialismo consiste en proclamar, como el esclarecido Bernat Soria, que «tu cuerpo es tuyo», declaración de principios que habrá estremecido de felicidad a toxicómanos, prostitutas, anoréxicas y demás colectivos en conflicto con su libertad física. Pero como la ingeniería social y las reformas civiles no dan de comer, y hay que subir las pensiones, asistir la dependencia, satisfacer la voracidad derrochadora de las autonomías y mantener los subsidios, sobre todo el de desempleo, pronto será menester beatificar el endeudamiento en los altares laicos del progreso. Estamos a cinco minutos de la proclamación del déficit público como seña de identidad de la socialdemocracia; siempre tendrá eso más lógica, en todo caso, que asociar el progresismo a una dulce inyección con la que abandonar este mundo de desigualdades.
Ya el domingo, en la escenografía minera de Rodiezmo, se produjo un atisbo de orgullo dispendioso que recordaba el célebre «tó pal pueblo» con que Alfonso Guerra -allí presente para galvanizar al viejo estilo a las barras bravas del PSOE- zanjó la expropiación de Rumasa. En la liturgia mitinera los políticos se vuelven por lo general simplistas y demagógicos, pero los hay tan delgados de ideas que no poseen más que ese liviano esqueleto de frases. Lo inquietante no es que Zapatero anime a sus bases descamisadas con una arenga populista, sino que cuando dice que su receta anticrisis consiste en gastar más está definiendo, en efecto, una estrategia política, la única que se le ocurre. Incapaz de hacer frente con seriedad a la recesión y de ajustar su inmenso derroche, el Gobierno trata de satanizar la contención como una idea reaccionaria, confundiendo adrede la austeridad en el gasto corriente con el recorte de prestaciones. Un discurso de una simpleza atávica que sería perdonable si fuese sólo retórica de ocasión, pero que resulta irresponsable cuando se convierte en el eje real de una agenda económica que de ninguna manera contempla la posibilidad de reducir el derroche.
Ocurre que, a diferencia del cuerpo, el dinero público que despilfarra el Gobierno no es suyo, sino nuestro. Y el déficit nos lleva a todos a un despeñadero en el que no consuela que el ínclito Bernat Soria abra la puerta legal al suicidio. Aunque, bien mirado, demagogia por demagogia, quizá sea ésa la contribución más imaginativa que esta socialdemocracia de barraca pueda formular como salida al imparable empobrecimiento colectivo.

http://www.abc.es/20080909/opinion-firmas/suicidio-contra-crisis-20080909.html

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