miércoles, septiembre 10, 2008

Grave error de UPN

miercoles 10 de septiembre de 2008
Grave error de UPN
Disminuir tamaño del textoAumentar tamaño del texto Miércoles, 10-09-08
La estabilidad política de Navarra es un elemento clave para el funcionamiento del sistema territorial. A nadie se le escapan las ambiciones de unos y otros sobre la Comunidad Foral, agravadas por el resultado de las últimas elecciones regionales, que permite a los socialistas jugar con diferentes opciones. El anuncio de Miguel Sanz sobre la posibilidad de que los dos diputados de su partido en el Congreso apoyen los Presupuestos Generales del Estado para 2009 ha desatado lógicamente un conflicto entre PP y UPN. La respuesta impertinente y destemplada del presidente navarro a Javier Arenas es fiel reflejo de un estado de nervios que resulta incompatible con la lógica política. UPN es un partido foralista e inequívocamente español que representa la opción moderada y centrista en una región en la que los ciudadanos son conscientes de que no se debe jugar con fuego en asuntos tan delicados. Cuando Sanz dice que Arenas tiene que «meterse en su casa» olvida que existe una casa común que comparten populares y foralistas en la defensa sin ambigüedades de la España constitucional. Más allá de palabras fuera de tono, los problemas deben encauzarse a través de la comisión de seguimiento del pacto entre las dos formaciones de centro-derecha, y así lo intentó ayer Mariano Rajoy, primer interesado en que se reconduzca esta crisis, con su oportuna visita a Pamplona.
El sector de UPN que se deja tentar por los cantos de sirena socialistas olvida que, en último término, el objetivo del PSN —coincidente con el PSOE a escala nacional— sería llegar a acuerdos con el PNV, al que necesitan como socio. Porque si UPN abdica de sus convicciones por mantenerse en el poder estará dando a los socialistas un peligroso margen de movimientos que les permitirá zafarse en Navarra de las contradicciones que les llevaron a su último batacazo electoral y liberarse de buena parte del descrédito que suponía acercarse al nacionalismo vasco después del fracaso de la negociación con ETA. Rodríguez Zapatero sigue a lo suyo con tal de encontrar algún apoyo en el Congreso. Miguel Sanz no es la voz única de su partido y debe reflexionar sobre una situación absurda, que no se corresponde con el deseo muy mayoritario de sus electores, que no en vano dejaron claro que no estaban dispuestos a que Navarra fuera moneda de cambio. La lógica implica que UPN cumpla con naturalidad sus compromisos y que la lealtad recíproca conduzca a una solución convincente. PP y UPN representan lo mismo en términos sociológicos y políticos, y esta realidad elemental debe prevalecer sobre cualquier consideración coyuntural y oportunista. Las cosas no se arreglan con salidas de pata de banco y excesos retóricos . Tampoco jugar a dos bandas es una decisión adecuada. El presidente foral manifestó ayer que el pacto con el PP goza de buena salud y que su formación política es fiel a los compromisos, pero al mismo tiempo dejó la puerta abierta a negociar con el Gobierno el apoyo a los Presupuestos a cambio de determinadas concesiones. Para rematar la faena, aseguró que no se trata de actuar con egoísmo, sino con «coherencia», lo que supone un esfuerzo imposible para hacer compatibles dos actitudes contradictorias.
La clave en política consiste en mantener en todo momento las propias señas de identidad. Se equivoca gravemente UPN si pretende sacar provecho de estas extrañas contorsiones, porque los electores son muy sensibles a la coherencia entre los medios y los fines. Lo único sensato es que todo el centro-derecha siga votando de forma común en el Congreso de los Diputados. El único beneficiado de este asunto es el PSOE, que trata de aprovechar que los socialistas navarros son vitales en la permanencia de UPN en el poder para buscar un apoyo inesperado ante una negociación presupuestaria larga y difícil. La gran mayoría de los navarros exige que se imponga la sensatez, porque por este camino UPN conseguirá el sorprendente resultado de permitir —por vía indirecta— la expansión del nacionalismo vasco.

http://www.abc.es/20080910/opinion-editorial/grave-error-20080910.html

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