martes, septiembre 23, 2008

Ferrand, Una vez por legislatura

Una vez por legislatura

Miércoles, 24-09-08

M. MARTÍN
FERRAND
JOSÉ Luis Rodríguez Zapatero, tan dado a rodearse de incondicionales, ha señalado como presidente del CGPJ, y por ello del Tribunal Supremo, a un hombre independiente, cabal, prestigiado y -dicen- conservador: Carlos Dívar. El hasta ahora presidente de la Audiencia Nacional ha acreditado con su continuada y ejemplar conducta los valores y condiciones que debemos esperar de los jueces. Su buen sentido es proverbial y nunca he escuchado a sus colegas un solo pero al proceder de tan notable personaje. Sólo me atrevería a apuntar en su contra el procedimiento de pacto y chalaneo que le lleva a la cúspide del Poder Judicial; pero, ni en eso, le cabe responsabilidad al designado. Nuestra democracia es así, roma y desesperanzada.
Algún mecanismo desconocido ha tenido que operar en la cabeza del presidente del Gobierno para que, contra su proceder acostumbrado, haya buscado para una responsabilidad del Estado un hombre idóneo y, como consecuencia, difícilmente manipulable y no dado a la obediencia. Atento, únicamente, al rigor de su conciencia y a la destreza en el ejercicio de su difícil menester. Zapatero, que nunca da puntadas sin hilo, ha buscado un hombre muy distinto a los que suelen acompañarle. Él sabrá por qué; pero quizás lo entendamos todo mejor cuando, ya sin faltar mucho, conozcamos al nuevo presidente del Tribunal Constitucional. El relativismo al que el líder socialista nos tiene acostumbrados le lleva a practicar una rara teoría de la compensación y, viene a decirse el de León: si, para cubrir dos plazas más o menos equivalentes, nombro a un titular óptimo, ello me da derecho, promediando, a buscar uno impresentable para el otro cargo.
Tan extenuado ha debido de quedar Zapatero tras una decisión que, por brillante, le resulta tan desacostumbrada que se ha ido a Nueva York. Como antinorteamericano profeso siente una atracción inmensa por los EE.UU.; pero Zapatero es de cercanías y, según se aleja de Babia -el territorio que mejor le cuadra- se va sintiendo extraño e incómodo. A pesar de la que está cayendo, el socialista viaja para participar en un «Foro de liderazgo mundial» que viene a ser, por comparar, como apuntarse a un curso por correspondencia para aprender a hacer encaje de bolillos. No hablará con George Bush, por supuesto, y tiene previstos encuentros con la presidenta de Argentina y el presidente de Somalia. Que no se diga que el abanico de nuestra política exterior no es amplio y diverso. También se entrevistará con Bill Gates. No, naturalmente, para hablar de desarrollo tecnológico, sino para ver cómo España incrementa sus aportaciones a la lucha contra la malaria en África occidental. Tampoco es cosa de hacer algo grande y conveniente, como lo de Dívar, todos los días. Una vez por legislatura ya es más de lo que fue en la legislatura anterior.

http://www.abc.es/20080924/opinion-firmas/legislatura-20080924.html

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