lunes, septiembre 29, 2008

Ferrand, Un marciano en La Moncloa

Un marciano en La Moncloa

Martes, 30-09-08

M. MARTÍN FERRAND
NO se podría afirmar de José Luis Rodríguez Zapatero lo que Leandro Fernández de Moratín decía del Abate Marchena -uno de nuestros grandes heterodoxos y primer divulgador en España de Rousseau, Voltaire y Adam Smith-, que «padece prontitudes». Todo lo contrario. Zapatero es tan lento que vive con dos generaciones de retraso. Todavía está en el recuelo de la memoria de uno de sus abuelos y tiende a procesar la realidad como si no hubieran caducado la Guerra Civil, la posguerra hemipléjica e, incluso, la pertinaz sequía que le servía al dictador, junto con lo del abandono secular, para justificar los males de España.
Mariano Rajoy, a quien tampoco puede valorársele como vertiginoso y precipitado, ya dijo antes del verano, en el XVI Congreso de su partido, de la conveniencia de un gran pacto económico entre las grandes fuerzas políticas para atacar una crisis económica que, en aquellas fechas, ignoraba el presidente del Gobierno y displicentemente negaba su vicepresidente segundo y segundón. Se remató la primavera, cumplió el verano y, ya en el veranillo de San Miguel con el que suele inaugurarse el otoño, dice Zapatero que quiere reunirse y cambiar impresiones sobre la situación económica con el líder del PP.
El socialista, que evidentemente atraviesa horas bajas, trata últimamente de parecerse a sus propias caricaturas que, seguramente, le favorecen más que el realismo descriptivo. Rajoy dijo de él, a propósito de su presencia en la ONU, que «parecía alguien de otro planeta, quizás un marciano». Zapatero parece habérselo tomado en serio y, en los últimos tiempos, hasta en su renovado vestuario de campaña, se asemeja en rarezas y aspectos al famoso señor Spock, que era de Vulcano, en la serie de Star Trek.
Hay mucho déficit en los Presupuestos Generales del Estado que, hoy mismo, Pedro Solbes llevará al Congreso y ello, además de temerario, debiera ser un obstáculo serio para un consenso -algo menos que «un pacto de Estado», por favor- entre el líder del Gobierno y el de la Oposición; pero aquí todo puede suceder. En las filas del PP, si nos atenemos a la escasa doctrina económica enunciada, la carga socialdemócrata no es menor que la demostrada en la práctica por Zapatero, el marciano de La Moncloa que, en virtud de sus esenciales retrasos biográficos, siempre podría llegar al presente con aprendizajes de futuro.
Estamos ante dos opciones políticas distintas; pero, ¿conlleva cada una de ellas una opción económica diferenciada? El debate de los Presupuestos, en el que bajo ningún concepto deben quemarse las naves de una alternativa más o menos liberal, nos dará una idea de distancia real entre los que dicen ser los dos polos principales de nuestro muestrario político. Cuando sólo se dispone de dos últimas balas, no es prudente dispararlas a la vez.

http://www.abc.es/20080930/opinion-firmas/marciano-moncloa-20080930.html

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