viernes, septiembre 05, 2008

El huracan Sarah Palin

viernes 5 de septiembre de 2008
El huracán Sarah Palin
Disminuir tamaño del textoAumentar tamaño del texto Viernes, 05-09-08
TENIENDO en cuenta que las encuestas indican que el 80 por ciento de los norteamericanos cree que su país no avanza en la dirección adecuada, y con el presidente saliente, George W. Bush, amortizado por los más bajos índices de popularidad, es natural que en la candidatura republicana se hubiera contagiado un ambiente de desmoralización. Ante la arrolladora presencia del candidato demócrata revestido con el mágico lema del cambio, para un veterano de 72 años como John McCain no era fácil mantener el entusiasmo en la campaña. Sin embargo, la convención republicana ha supuesto una inyección de energía, e, inesperadamente, su compañera de candidatura, Sarah Palin, ha electrificado la carrera presidencial. Los republicanos temieron que el huracán que llegaba a Luisiana eclipsase su convención y ha resultado que el ciclón que les llevaría a las primeras páginas de todo el mundo estaba entre sus filas.
En los tres días que siguieron a su nominación, la gobernadora de Alaska ha tenido que hacer frente a una gran presión para sobreponerse a la primera andanada de críticas, y lo tenía que hacer con un discurso que cimentase una figura creíble. Sarah Palin ha sido sin duda el gran descubrimiento, no sólo de la convención de Minesota, sino de toda la campaña republicana. Un ama de casa que puede atraer a las decepcionadas votantes de Hillary Clinton, que representa a esa América profunda y rural y a quien los demócratas no le pueden reprochar que forme parte de la elite política de Washington, por la que por otro lado no tiene ninguna simpatía. Sarah Palin, de apenas 44 años, ha sido un vigorizante para las filas de un partido desanimado, ha entrado en la campaña como un torbellino y ha logrado que en pocas horas casi nadie se acuerde ya ni del nombre del candidato a vicepresidente que acompaña a Obama.
Naturalmente, no todo lo que queda hasta la votación de noviembre va a ser como la convención republicana. Palin va a tener que probar que es también capaz de desenvolverse en ambientes donde no todos estén predispuestos a aclamarla, que puede convencer a los indecisos de que además de saber despellejar a un reno -como se ha dicho de ella para exaltar su ruralidad- también tiene los conocimientos que se esperan para un vicepresidente en materia de política exterior y de administración pública. Si la falta de experiencia sigue siendo el centro de las críticas contra Obama, no es razonable que utilice ese argumento alguien que también puede ser señalado por carecer de ella. Es verdad que su bagaje de alcaldesa y gobernadora de un estado remoto y despoblado puede parecer enorme comparado con la evidente inexperiencia del candidato demócrata, que no tiene ni siquiera grandes intervenciones en el Senado, pero en las campañas americanas son frecuentemente los gabinetes los que preparan los ataques contra el adversario y no todos serán tan cándidos como en el caso del embarazo de su hija adolescente. Una de las virtudes de Palin, y que probablemente le va a preservar de muchas críticas, es que no se avergüenza de sus ideas, aunque sea acusada de extremista por sus contrincantes. Después de dos casos tan relevantes como Al Gore en los dos mandatos de Clinton y de Dick Cheney en los dos siguientes de Bush, el papel del vicepresidente ha tomado una nueva dimensión precisamente como inspirador ideológico.
Al mismo tiempo, en Saint Paul se han escuchado quejas de la escasa presencia de delegados negros, lo que confirma que, por desgracia, la innovación de la candidatura de Obama revela que la fractura socio-racial no acaba de cerrarse, a pesar de que la sociedad norteamericana es cada vez más diversa. Aunque, en este caso, la elección de una mujer como candidata a la vicepresidencia es una novedad histórica para los republicanos, parece que el partido no encuentra todavía el modo de integrar entre sus filas a las minorías, y no sólo como votantes.

http://www.abc.es/20080905/opinion-editorial/huracan-sarah-palin-20080905.html

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