jueves, septiembre 18, 2008

El coste de la crisis

El coste de la crisis
19.09.2008 -

E l resultado de la acción coordinada protagonizada ayer por la Reserva Federal estadounidense, el BCE y otros cuatro bancos centrales para inyectar en los mercados 180.000 millones de dólares más, a fin de garantizar su liquidez, refleja lo resistente que se ha vuelto la crisis crediticia ante los reiterados intentos por paliar sus gravosas consecuencias sobre el sistema financiero mundial y la economía real. Una vez más, la contundente decisión de las instituciones monetarias a ambos lados del Atlántico sirvió no para calmar las fuertes oscilaciones en las bolsas internacionales, sino para evitar que se agudizara el desplome iniciado el lunes tras la bancarrota de Lehman Brothers y el contagio de las previsiones más pesimistas a entidades tan relevantes como la aseguradora AIG. Las diabólicas características de esta crisis están transformando decisiones excepcionales en habituales, sin que la rotundidad de las mismas haya bastado para compensar la pérdida de confianza que anida en el conjunto del sistema y para avanzar en la recuperación de una estabilidad que hoy se atisba aún más lejana.
Lo paradójico es que la impotencia que está generando la limitada efectividad de las recetas aplicadas no puede llevar a cuestionar en ningún caso ni la pertinencia de las sucesivas inyecciones de liquidez realizadas por los bancos centrales ni de aquellas medidas de rescate de compañías al borde de la deba-cle, dado que la inacción sólo intensificaría la amenaza de parálisis que pesa sobre los mercados y que no respeta ni a las más renombradas compañías, ni a países con un crecimiento pujante como Rusia. Pero es precisamente el ingente esfuerzo que está requiriendo la respuesta frente a la crisis el que obliga a una máxima transparencia en la cualificación exacta del destrozo que han provocado las operaciones especulativas sin garantía y en la clarificación del coste que están suponiendo para la credibilidad de los mercados y para la fortaleza de las economías nacionales. La contaminación que productos como las hipotecas basura han inoculado al conjunto del sistema está llamada a forzar un vuelco en las prácticas financieras y en los instrumentos de regulación. Pero también un abandono de la cultura de la avaricia que se ha nutrido con una irresponsable trivialización del riesgo por parte de aquéllos cuyos cuantiosos beneficios se basaban, precisamente, en su manipulación.


http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20080919/opinion/coste-crisis-20080919.html

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