miércoles, septiembre 10, 2008

Carrascal, Justicia con minuscula

Justicia con minúscula

JOSÉ MARÍA CARRASCAL

Miércoles, 10-09-08
A los periodistas nos encanta citar al Jefferson joven, cuando dijo que prefería periódicos sin gobierno a gobierno sin periódicos. Lo que nos callamos, puede que por desconocerla, es otra cita del Jefferson presidente: «El que no lee periódicos está mejor enterado que el que los lee». Pienso que en ambos casos Jefferson exageraba, como buen político.
De lo que no cabe duda es de que, puesto a elegir entre los tres poderes, gobierno, parlamento y Justicia, un verdadero demócrata elegiría siempre la Justicia, piedra angular del Estado de Derecho y garantía de los ciudadanos al controlar los otros dos, hasta el punto de poder decirse que sin Justicia independiente no puede haber democracia verdadera.
Como ocurre, desgraciadamente, en España. Es el pecado original de nuestra democracia, consagrado por la Constitución del 78. El Consejo General del Poder Judicial, máximo organismo de los jueces, es designado por el Congreso, esto es, por los partidos políticos, que lo han convertido en Parlamento en miniatura. El PP tuvo oportunidad de corregirlo cuando tenía la mayoría absoluta, pero no lo hizo, en uno de sus errores más garrafales. Pero dejar a los políticos el control de la Justicia es como dejar a una cabra en un huerto de lechugas. ¿Tienen también culpa los jueces? Pues en parte, al haberse dejado clasificar, o clasificarse ellos mismos, de progresistas y conservadores. Un juez tiene que ser sólo juez. Se le supone imparcial y demócrata, pero cualquier otro adjetivo le desvirtúa. Y no digamos ya si se ha metido en política activa.
Es como el pecado original, no ha hecho más que aumentar en los 30 años transcurridos. Lo demuestra el recién nombrado CGPJ, con más acento partidista que ninguno. El PP ha podido salvar los muebles, con 9 vocales, los mismos que el PSOE, aunque debe despedirse de ganar cualquier votación, pues los 2 correspondientes a los nacionalistas -una ex diputada del PNV y un ex portavoz de CiU en el Senado- difícilmente votarán con él. Le queda el bloqueo de los nombramientos importantes, que requieren los tres quintos de los votos, aunque eso signifique volver a la parálisis que viene agarrotando la justicia española, ya con minúscula.
En resumen, que nadie eche las campanas al vuelo por esta renovación del CGPJ. Vamos a ver más de lo mismo, incluso acentuado. Aquí, los únicos que pueden alegrarse son los elegidos y los partidos políticos, quedando al resto de la ciudadanía, que clama por una justicia independiente, rápida y efectiva, muy poco que festejar.
Ocurre cuando el Tribunal Constitucional, cuya renovación está también pendiente, se enfrenta a casos trascendentales, como el nuevo estatuto catalán y la consulta de Ibarretxe. Mi única esperanza es que me equivoque por completo, y que algunos de los nuevos vocales se olviden de quién les ha elegido y recuerden que son jueces o «juristas de reconocido prestigio». No sólo se salvarían ellos. Salvarían también la Justicia española y, con ella, la democracia.

http://www.abc.es/20080910/opinion-firmas/justicia-minuscula-20080910.html

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