jueves, septiembre 18, 2008

Carrascal, El patriota inesperado

El patriota inesperado

JOSÉ MARÍA CARRASCAL

Viernes, 19-09-08
CUANTO más intenta tranquilizarnos, más nos intranquiliza. Se ha contradicho tantas veces, ha echado tantas veces las cuentas de la lechera -en la negociación con ETA, en los nuevos estatutos, en esta crisis económica-, que cada vez que nos dice que todo va bien, pensamos que va mal. Ocurre a los mentirosos crónicos: que no se les cree ni cuando dicen la verdad. Que no es este el caso, desde luego.
Se comprende que un presidente de Gobierno intente que no cunda el pánico, para que sus conciudadanos no corran a sacar sus ahorros de los bancos. Pero para eso, los presidentes deben gozar de un margen de confianza que el nuestro no tiene tras habernos mentido tanto. Y que sigue haciéndolo lo demuestra su última joya. Un hincha del fútbol puede decir «Mi equipo es el mejor, aunque pierda», y se le disculpa. Pero un presidente del Gobierno español no puede decir, por mucho énfasis reiterativo que le eche, «Prefiero la industria española a cualquier otra industria de cualquier otro lugar del mundo», sin provocar la carcajada o el desdén. ¿Mejor nuestra industria que la alemana, qué la japonesa, qué la finlandesa incluso, que se ha puesto a la cabeza de la telefonía móvil? Esos alardes de patriotismo desaforado caben en los estadios o en las tertulias, no en un Parlamento cuando se debate la mayor crisis económica de las últimas décadas. No dudo de que haya empresarios españoles que con enorme esfuerzo y sacrificio mantienen sus industrias a un nivel aceptable. Pero nunca estarán entre las punteras por faltarles la tecnología necesaria. Algo que sólo se consigue a base de educación e investigación, en lo que vamos a la cola de los países desarrollados, precisamente por la desidia de los políticos. Pero a este hombre tanto le da, con tal de escabullir el bulto y echar a otros las culpas de los problemas que surgen, cambiando su discurso sin el menor rebozo. Ahora resulta que después de decir que «nación es un concepto discutido y discutible» se ha convertido en un nacionalista de los que decían que nuestro cielo es más azul que ninguno, nuestras mujeres, las más guapas y nuestros hombres, los más valientes. Hombre, no está mal que nuestro presidente descubra finalmente España y reconozca sus cosas buenas, en vez de hacer como hasta ahora, que sólo veía las malas. Pero a España no se la defiende con exageraciones pueriles ni con patriotismo de pandereta. Se la defiende con verdades, que él nunca mantuvo, y posiciones realistas, que él nunca adoptó. Y lo primero que tendría que hacer en estos momentos, en vez de esos brindis al sol, es lo que están haciendo otros jefes de Gobierno: admitir la gravedad de la crisis, averiguar su profundidad en nuestro país e ir poniendo los diques de contención necesarios para lograr que los daños sean los mínimos posibles. Al tiempo que deslinda las causas endógenas y exógenas de la misma, para ir poniendo remedio a las que son propias de nuestra economía.
Aparte de callarse, para no ponernos aún más nerviosos.

http://www.abc.es/20080919/opinion-firmas/patriota-inesperado-20080919.html

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