domingo, septiembre 21, 2008

Carme Alcoverro, Regreso sin temor

Regreso sin temor

22.09.2008 - CARME ALCOVERRO| CATEDRÁTICA EDUC. SECUNDARIA. DIR. REVISTA 'ESCOLA CATALANA'

A caban las vacaciones y comienza la escuela. Cambiamos de actividades. La vida es tiempo: el día y la noche, las semanas, las estaciones. Trabajo y ocio, obligación y fiesta. Nuestra vida organizada según esta alternancia. Para unos más trabajo y para otros más ocio. En nuestro mundo, gracias a los avances sociales, que han costado por cierto mucho sufrimiento, el ocio es un privilegio como lo es el trabajo. Hasta el punto de que no sabemos qué es lo más necesario para la supervivencia, o al menos para llevar una buena vida. Hoy, además, los cambios son rápidos, lo que demanda mayor capacidad de adaptación. Y la incorporación a la escuela después de vacaciones no deja de ser un cambio menor. Aunque dé pereza. La actitud ante ello puede ser distinta según los niños y sus circunstancias: no es lo mismo incorporarse por primera vez al sistema educativo o cambiar de escuela, que repetir o encontrarse con los amigos del grupo.
En todo caso el papel de padres y maestros ha de ser de aliento. Son ritos de paso como tantos otros que se habrán de salvar durante la vida. Como el encuentro con las dificultades que conlleva cualquier aprendizaje. A propósito de ello, les recomiendo fervorosamente 'Mal de escuela' de Daniel Pennac (autor muy admirado en el mundo educativo por su anterior libro 'Como una novela', en donde reflexionaba sobre la lectura). En 'Mal de escuela', un relato muy ágil y no exento de saludable humor, habla de los alumnos que no comprenden, los malos alumnos, como explica él que lo fue (aunque muchos profesores pensemos que ya nos gustaría tener malos alumnos como Pennac). Pues bien, incluso los alumnos que no comprenden no tienen que temer a la escuela; su gozo será aún mayor cuando aprendan. Por otro lado, la socialización entre iguales que se da en la escuela es necesaria para crecer, como lo es la relación intergeneracional que se produce más en el ámbito familiar. Quiero decir con ello que aunque la vuelta al colegio no sea para todos igual debe afrontarse con coraje. Y maestros y padres debemos acompañar a los chicos en este proceso. Sin desesperarnos, hagamos que la paciencia sea una virtud básica en un mundo tan veloz como el actual, educando en la responsabilidad del trabajo bien hecho y con amor, claro.
Pero 'Con el amor no basta', y cito ahora un clásico de la educación, Bruno Bettelheim, que aunque pensado para niños con trastornos emocionales sigue siéndonos útil. Sin el 'no' necesario (que los chicos necesitan y reclaman con su actitud) crecerán cada vez más niños problemáticos (con enfermedades mentales, como nos dice un informe reciente). Y es que el carácter se conforma en la medida que aprendemos a conocer los límites. La fortaleza de carácter nos ayudará a afrontar los cambios y las adversidades de la vida. Y la vuelta al colegio, como cualquier aprendizaje vital, mejor afrontarlo sin temor. En todo caso la vida es pura contingencia. Todos sabemos que hay una buena porción de existencia que no podemos controlar. Para afrontar incluso ese enigma incontrolable, hay que educar a los chicos de hoy.

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20080922/opinion/regreso-temor-20080922.html

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