jueves, septiembre 18, 2008

Blanca Alvarez, La Bruni

La Bruni

18.09.2008 - BLANCA ÁLVAREZ

M is neuronas no terminan de asimilar la extravagante figura del mismísimo representante de Dios en la Tierra. Suelta en Lourdes que los divorciados no deben casarse y abraza a su anfitrión y a la dama del pequeño Napoleón con una sonrisa nada admonitoria. Debe de ser que el Papa habla para los pobres, ésos que imitan a los ricos en sus vicios y van y se divorcian. ¡Pecadores!
Digo yo si a Carla Bruni se atreverán a censarla como pecadora, sobre todo después de ver esa foto, rodeada de cardenales, ella con el pelo recogido, una sonrisa apenas disimulada, falda cubriendo pudorosamente las rodillas, recogiendo el pelo tras la oreja. ¿Y ellos? Esos cardenales que nada dicen sobre la maldad cebándose sobre los más indefensos, encerrados tras alambradas, marcados como ganado de reserva allá en el territorio donde ellos habitan, mantienen un poderoso gobierno y poseen la única banca que no quebrará... ¿Miran al cielo para no ver a la pecadora? ¿Le miran ese cuerpazo de María Magdalena?
Por mucho menos han atronado los púlpitos llamando rameras a las mujeres pobres que osan cometer un desliz; han convocado a los infiernos a las mujeres que utilicen condón; han negado sacramentos, como si les pertenecieran, a rojos, rojas y rebeldes en general; han bendecido fusilamientos, impuesto el último sacramento a los prisioneros que lanzaban a los océanos desde aviones oficiales.
¡Coño, no hay pecados, hay pecadores! Si necesitan recuperar París para su causa, no es que les valga una misa, es que bendicen a Carla Bruni. Mientras, Carla Bruni sonríe y me la imagino disfrutando de lo lindo, a la par que provoca una casta lujuria, la más efectiva, fingiendo esa carita de colegiala pudorosa. ¡Cómo los conoce!
Usted puede montarse una dictadura sangrienta, lanzar un pogromo que persiga minorías, tener todas las aventuras que le venga en gana y, además, presumir de ellas y lucir palmito. Siempre, claro está, que no sea pobre de solemnidad; puede torturar si asiste a las procesiones; se le permite fusilar en nombre de su dios, que debe de ser otro.
Pudiera ser incluso que charlasen agradablemente con la primera dama, de asuntos de moda para escarpines cardenalicios o de refinados juegos de seducción. Creo que he comprendido el mensaje: ni se te ocurra pecar si eres un don nadie; aquí sólo peca quien puede. Y le regalan bula. Toda la refinada hipocresía del mundo se encierra en esa foto. Y conste que no lo digo por la Bruni.

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20080918/opinion/bruni-20080918.html

No hay comentarios: