martes, septiembre 09, 2008

Antonio Garcia Barbeito, Como en tantos sitios

Como en tantos sitios

ANTONIO GARCÍA BARBEITO

Martes, 09-09-08
Al paso por algunos lugares de estas tribus donde abundan ociosos y pendencieros, toxicómanos que viven de exprimir a su familia o de un robo de tarde en tarde; al paso por esquinas donde el enjambre de lo peorcito de cada lugar ha decidido posarse y labrar la colmena de su miseria, cualquiera se pregunta cómo empezó todo, por qué una esquina, un portal, una calle, un barrio, un pueblo acaba infestado como una dentadura con una piorrea galopante. La ociosidad, la llamada madre de todos los vicios, es el primer peligro. Un muchacho ocioso -y no ocioso para expresar su ingenio- es vecino de muchos peligros. Si los peligros acechan incluso en la actividad, en un paisaje de brazos caídos y de vida fácil, mucho más. Si a muchas esquinas, a muchos barrios españoles los pintáramos de negro, esa barriada de Roquetas de Mar la veríamos en muchos sitios. No es peor ese barrio porque lo habiten negros y gitanos; es peor porque ha ido deteriorándose, como aquello que nos contaban de las buenas manzanas que junté «con otras ya enmohecidas», que «no mejoré las podridas / y pudriéronse las sanas». Es peor porque el peligro de uno encontró acomodo, y se multiplicó. Eso pasa en muchos lugares, con negros o con blancos. Hagamos memoria.
Hay zonas de ciudades y de pueblos que son cárceles sin rejas donde el trapicheo de droga, la pendencia, la amenaza, la extorsión, el robo o la navaja son tan comunes como entre delincuentes con una condena y una cárcel encima. Han levantado territorios que son ciudades sin ley, establecen turnos de miedo y venganza, y amparados en la droga y el no tener nada que perder, juegan con la vida ajena sin importarles un comino. Poco ha pasado en esa barriada de Roquetas, porque una población que vive entre el hambre y el delito, entre el ocio y su ruina moral, no puede esperar otra salida. No es Roquetas, es el triste modelo de vida, el lamentable desequilibrio de la inmigración, la pelea de diez leones hambrientos por un muslo de cervatillo en la sabana. En Roquetas he visto convivir a muchas nacionalidades, y tan felices. No es el color de la piel, es el color del vicio que acarrea el ocio. Como en tantos sitios.

http://www.abc.es/20080909/opinion-firmas/como-tantos-sitios-20080909.html

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