lunes, septiembre 08, 2008

Adolfo Rivero Caro, Nace una estrella

martes 9 de septiembre de 2008
ESTADOS UNIDOS
Nace una estrella
Por Adolfo Rivero Caro
Las elecciones de este año en Estados Unidos son realmente históricas. El país tiene ante sí opciones que pueden definir su futuro durante muchos años. La convención republicana ha hecho surgir una nueva estrella en el firmamento político: Sarah Palin, la gobernadora de Alaska. Es muy probable que, por primera vez en la historia, el pueblo americano elija a un brillante y combativo vicepresidente que es mujer. Ninguna otra selección podría haber sido mejor.

El brutal aumento del precio del petróleo en el mercado mundial, con la consiguiente subida del de la gasolina, ha quitado vitalidad a nuestra economía. Ha mermado la capacidad adquisitiva de los consumidores, agravado el problema del crédito, elevado la tasa de inflación, socavado las ganancias corporativas y producido la primera caída del mercado en cinco años. Ningún problema económico es más importante.

A los demócratas no les gusta hablar del precio de la gasolina. Les obliga a confrontar el hecho de que, desde hace muchos años, han obstaculizado la producción nacional de petróleo y gas natural. Son ellos los que han impedido que se busquen y exploten reservas de petróleo, gas y carbón. No sólo eso. Como asalariados del movimiento ecologista, han impedido el desarrollo de la producción de energía nuclear, un factor absolutamente vital en Europa. Es curioso que nuestros socialistas (aquí llamados liberales) quieran copiar todas las políticas europeas fallidas –que allá ellos mismos están tratando de rectificar– pero ignoren las exitosas, como la de dar prioridad a la energía nuclear.

Increíblemente, Estados Unidos es el único país desarrollado que prohíbe perforar en busca de petróleo y gas en su plataforma continental; por supuesto, tampoco se puede en el Refugio Nacional para la Vida Salvaje del Ártico (ANWR). Por cierto, en el terreno de la energía –el factor más importante para el futuro de Estados Unidos– ningún político americano tiene más experiencia que Sarah Palin. Se estima que hay casi 100.000 millones de barriles de petróleo en el Ártico, y casi una tercera parte está en Alaska. En el ANWR hay 10.000 millones, mientras que en la plataforma continental externa hay unos 100.000 millones, así como 400.000 billones de pies de gas natural.

Es obvio que explotar esas reservas llevará tiempo, pero también debería ser obvio que su simple anuncio haría bajar rápidamente el precio del petróleo.

Como gobernadora de Alaska, Palin estableció la Oficina de Integridad de los Sistemas Petroleros para proveer supervisión y mantenimiento a los equipos de petróleo y gas. Asimismo, es presidenta de la Comisión Interestatal de Petróleo y Gas. En su primera sesión legislativa, su Gobierno emprendió la reforma de las leyes éticas del estado y abió un proceso competitivo para construir un enorme gasoducto. Recientemente fue nombrada presidenta del Comité de Recursos Naturales de la Asociación Nacional de Gobernadores, encargada de promover legislación que garantice que los intereses estatales sean considerados a la hora de formular políticas federales sobre energía, protección ambiental y administración de recursos naturales.

Palin no sólo ha tenido que enfrentar la hostilidad de poderosos intereses petroleros, sino la de sectores corrompidos del Partido Republicano. Se ha impuesto a ambos, ganando fama de intrépida reformista dentro de su propia formación. Son estas características de integridad e independencia, tan parecidas a las suyas propias, lo que llamó la atención de John McCain, y lo que le llevó a escogerla como compañera de boleta. Que al mismo tiempo fuera una mujer de sólidos principios y madre de cinco hijos, aunque secundario, ciertamente la confirmaba como una extraordinaria organizadora. Una persona así está a la altura de cualquier tarea.

Tanto Sarah Palin como John McCain presentan un enorme contraste con Barack Obama. Es natural que su postulación haya despertado gran entusiasmo.

Yo soy el primero en desear un presidente negro. Nos ayudaría a liquidar viejos prejuicios en el exterior y quitaría a la izquierda el argumento de que Estados Unidos es un país racista. Ahora bien, esto requeriría, en primer lugar, un hombre que tuviera méritos para ser presidente de la nación. Pero ¿dónde están los méritos de Barack Obama? Se recibió de abogado en una universidad prestigiosa, y estuvo algunos años haciendo trabajo comunitario. Ha ejercido siete años como senador estatal y tres y medio como senador federal. Eso es todo. No tiene experiencia ejecutiva alguna. No tiene un solo trabajo intelectual significativo. En realidad, sólo ha escrito sobre sí mismo. Nunca ha colaborado con los republicanos para tratar de elaborar alguna legislación importante. No tiene, por consiguiente, ninguna obra legislativa. Por favor, ¿de dónde saca este hombre que es un "unificador"?

En realidad, a los liberales no les importa que sea negro. Negros son Clarence Thomas y Condoleezza Rice, y siempre los han detestado. Lo que les fascina es que sea de extrema izquierda, un antiamericano siempre listo para criticar a su país y siempre renuente a criticar a los terroristas islámicos, aunque ahora, por oportunismo, esté tratando de ocultarlo.


© AIPE

ADOLFO RIVERO CARO, editor de En Defensa del Neoliberalismo y columnista de El Nuevo Herald.

http://exteriores.libertaddigital.com/nace-una-estrella-1276235331.html

No hay comentarios: