martes, agosto 26, 2008

Thomas Sowell, Cuando los aficionados superan a los expertos

martes 26 de agosto de 2008
HOMESCHOOLING
Cuando los aficionados superan a los expertos
Por Thomas Sowell
Algo va mal en una profesión cuando los aficionados superan a los expertos. Si la gente de a pie sin capacitación médica pudiera realizar cirugía en la cocina de su casa con cuchillos para cortar filetes y consiguiera mejores resultados que los cirujanos en los quirófanos de los hospitales, la profesión médica en su conjunto se vería desacreditada.

Sin embargo, ya es algo normal que padres comunes y corrientes, sin capacitación pedagógica, eduquen en casa a sus hijos y siempre consigan para ellos mejores resultados académicos que los de alumnos educados por profesores con cursos de doctorado en escuelas que gastan más de 10.000 dólares anuales por alumno (es decir, más de un millón de dólares para enseñar a diez niños de primaria a bachillerato). Sin embargo, seguimos tomando en serio las pretensiones de los educadores que fallan en su papel de educar, aunque se dan aires de tener una experiencia "profesional" superior al entendimiento de unos simples padres.

Uno de los ejemplos más extendidos y dramáticos de aficionados que superan a profesionales lo aportan las economías de planificación centralizada dirigidas por gente altamente educada asesorada por expertos y con enormes cantidades de datos estadísticos a su disposición, una información probablemente ni comprensible ni accesible para el ciudadano de a pie.

Se esperaban grandes cosas de las economías de planificación centralizada. Se hizo caso omiso a sus fracasos iniciales describiéndolos como "molestias propias del crecimiento" de una "nueva sociedad". Pero cuando década tras década esas economías quedaban rezagadas de las de libre mercado, al final hasta los gobiernos socialistas y comunistas comenzaron a liberar sus economías de muchos, si no de la mayoría, de los controles estatales centrales. Casi invariablemente, estas economías despegaron con mucho mayores tasas de crecimiento económico (China e India son los ejemplos más destacables).

Pero observemos las implicaciones del fracaso de la planificación centralizada y del éxito de permitir al "mercado" –es decir, a millones de personas que ni por asomo están cerca de ser expertas– tomar las decisiones respecto a lo que hay que producir y por quién. ¿Cómo puede ser que gente con títulos de doctorado, respaldada por el poder del Estado y asesorada por expertos de todo tipo, fracase en su desempeño ante las masas populares rutinariamente despreciadas por los intelectuales? ¿Cuál podría ser la razón? Y ¿es esa razón aplicable a otros contextos además de la economía?

Una razón fácil de entender es que en los días de la Unión Soviética, los planificadores centrales tenían que fijar más de 24 millones de precios. Nadie es capaz de ajustar y cambiar 24 millones de precios de manera tal que dirija recursos y producción de una manera eficiente. Para eso, cada precio tendría que ser sopesado y fijado en concordancia con cada uno de los otros para que se creen los incentivos que posibilitan que los recursos vayan donde hay más demanda de los productores y que además la producción vaya donde hay más demanda de los consumidores.

En una economía de mercado nadie tiene que enfrascarse en una tarea tan imposible. A cada productor y consumidor le basta ocuparse de los relativamente pocos precios relevantes para adoptar sus propias decisiones, gracias a la coordinación de la economía en manos de la oferta y la demanda. En pocas palabras, los aficionados fueron capaces de superar a los profesionales de la economía porque los aficionados no se metieron en tareas que sobrepasan la capacidad de ningún ser humano o de cualquier grupo manejable de seres humanos.

Expresado de forma diferente, la "experiencia" sólo incluye una pequeña parte del conocimiento fuera del amplio espectro del requerido para ocuparse de las muchas complicaciones del mundo real. Nada es más fácil que unos expertos poseedores de esa pequeña franja de conocimiento se crean más sabios que los demás. La planificación centralizada es justamente el fracaso más demostrable de ese tipo de pensamiento. Los desastres en otros tipos de ingeniería social tienen mucho que ver con el mismo problema.

Los cirujanos tienen éxito porque se limitan a la cirugía. Pero si pusiéramos cirujanos a cargo del mercado de las materias primas, la justicia penal y la ingeniería de cohetes, probablemente fracasarían tan estrepitosamente como los planificadores centrales.

© Creators Syndicate, Inc.

http://agosto.libertaddigital.com/cuando-los-aficionados-superan-a-los-expertos-1276235280.html

No hay comentarios: