jueves, agosto 21, 2008

Cesar Alonso, No todo esta perdido

No todo está perdido

CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS

Viernes, 22-08-08
Las grandes desgracias dan fe de la existencia de la nación. No tienen en cuenta las demarcaciones territoriales ni distinguen entre nacionalidades y regiones. No piden permiso a Puigcercós o a Ibarretxe para ser sentidas, y no cabe aplicar en este punto de los sentimientos la «cláusula Camps». La catástrofe de Barajas ha afectado por igual a «toda España», y más fuertemente que en otros países. Como el desastre de Afganistán ha dolido menos aquí que en Francia.
La catástrofe de Barajas ha conmovido a la nación, no al Estado, que carece de sentimientos. Ha venido a demostrar que, más allá de los cuarteamientos territoriales, existen una conciencia común y una sensibilidad que se corresponden a nuestra realidad geográfica e histórica. La explosión del avión de Spanair fue mala noticia en el resto del mundo, pero donde se está viviendo como desgracia es entre nosotros, hayamos nacido en le valle de Valderredible, como el idioma que nos es común, o en cualquier punto de la «realidad nacional» como Chaves o Javier Arenas... El infortunio es, desgraciadamente, la última prueba de que España sigue existiendo como «nación» por encima de los empeños de los que se han apuntado a la idea de que ha sido una construcción falsa y perversa. ¿Unos cuántos nacionalistas? Lo suficientemente influyentes como para haber determinado un proceso institucional cuyas heces estamos apurando.
Pero, como digo, la nación se manifestó como tal ante la tragedia de Barajas. Como en otras ocasiones, la familia española fue agrupándose al atardecer en torno a las emisoras, aturdida por las terribles informaciones. El hecho es que la reacción fue, una vez más, la confirmación de la existencia de una sensibilidad colectiva, al tiempo que, a renglón seguido, nos llegaban otras noticias que daban cuenta de la destrucción del Estado en relación con la financiación de las autonomías. La conclusión era llamativa: lo único que sigue dando fe de la pervivencia de la nación ha quedado reducido a los sentimientos de solidaridad ante las desgracias colectivas... o de autoestima ante los éxitos deportivos.
¿Podemos deducir de ello que no todo está definitivamente perdido?

http://www.abc.es/20080822/opinion-firmas/todo-esta-perdido-20080822.html

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