miércoles, abril 30, 2008

Juan Orellana, Ojo por ojo

jueves 1 de mayo de 2008
CHANTAJE
Ojo por ojo
Por Juan Orellana
El director británico Mark Barker, autor -entre otras películas- de la interesante adaptación de Oscar Wilde A good woman, nos sorprende en Chantaje con un angustioso thriller moral producido por los actores Pierce Brosnan y Mel Gibson.
Esta película –que se ha estrenado con 5 nombres distintos según el país–, aunque admite críticas muy severas por parte de los especialistas en guión, no es mal valorada por el público y merece una cierta atención. El título en español es mucho más convencional que el original, La mariposa en la rueda, tomado del poeta Alexander Pope, y que alude a la destrucción aplastante de una frágil criatura.
El argumento parte y termina en Neil y Abby, un matrimonio aparentemente feliz que han alcanzado la cima profesional y económica. Cuando secuestran a su hija Sophie, Abby empieza a descubrir que a lo mejor su marido tiene un lado oscuro que le ha facilitado su llegada al éxito.
Esta película tiene muchos momentos previsibles y está rodeada de un cierto aire de déjà vu, pero también maneja con brillantez el suspense y la progresión dramática. Lo lastran más sus faltas de verosimilitud, que delatan un guión demasiado "de diseño". Pero el resultado es aceptable y consigue enganchar al espectador.
Lo que, sin embargo, se antoja más discutible es lo que se esconde bajo una apariencia de lección moral, y que en realidad es una venganza sin resquicio para el perdón o la misericordia. Es un planteamiento muy "ojo por ojo", a veces reforzado por una violencia psicológica demasiado melodramatizada. Y aquí quería traer a colación la mano invisible de Mel Gibson, aliado en esta ocasión con otro hombre de tradición católica como es Pierce Brosnan.
Mel Gibson es un cristiano de fisonomía teológica muy veterotestamentaria, como hemos podido comprobar en algunas ocasiones. En esta, el film se propone como una plaga castigadora en la que no hay cabida para segundas oportunidades. El pecado es castigado con la misma medida con que es cometido. Y la lógica del castigo que presenta Chantaje es más maquiavélica que la del propio pecado cometido. En este sentido, la película se me antoja de un moralismo atroz, inmisericorde. Aunque el delito de Neil –que obviamente no desvelaremos– es grave, no es nada inocente ni moralmente lícito el castigo que recibe.
La puesta en escena es eficaz y el trabajo de los actores, sin salirse de lo convencional, es correcto. Pierce Brosnan y Maria Bello superan con creces el trabajo de Gerard Butler. En definitiva, un film con moraleja que puede irritar a los amantes de lo sutil.

http://iglesia.libertaddigital.com/articulo.php/1276234654

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