jueves, febrero 28, 2008

El drama de la violencia de género

jueves 28 de febrero de 2008
El drama de la violencia de género
EL día más trágico en materia de violencia de género deja tras de sí un balance desolador: cuatro mujeres fueron asesinadas el pasado martes en Madrid, Cádiz, Valencia y Valladolid, elevando a diecisiete el número de víctimas mortales en lo que va de año. Ayer se produjeron dos nuevas agresiones, que felizmente no produjeron el resultado de muerte. Esto significa que una mujer pierde la vida cada tres días en estas circunstancia dramáticas. A mayor abundamiento, sobre dos de los criminales, los de Cullera y el Puerto de Santa María, pesaban órdenes de alejamiento de sus víctimas. Por desgracia, los datos de 2007 -nada menos que 99 mujeres muertas- son susceptibles de empeorar. Más allá de la frialdad estadística, se oculta en cada caso un drama humano: miedo, ignorancia, explotación, desprecio y otras situaciones análogas confluyen en este tipo de actuaciones, particularmente odiosas, que reflejan algunos de los aspectos más sórdidos de la condición humana. Es imprescindible adoptar medidas eficaces en el terreno social y educativo porque buena parte de estas conductas están asociadas a una mentalidad que una sociedad civilizada tiene el deber ineludible de erradicar. Es necesario también reforzar los instrumentos judiciales y policiales de prevención y de reacción inmediata ante las amenazas y coacciones que preceden con frecuencia a la violencia criminal.
La ley integral contra la violencia de género ha sido un fracaso, por mucho que el Gobierno pretenda ocultar la realidad bajo el manto de la retórica. Las cosas no se arreglan sólo desde el Boletín Oficial o creando nuevos «observatorios», sino poniendo los recursos económicos y humanos necesarios para que las normas se cumplan. Aunque sea un buen indicio, no sirve de nada que aumente el número de denuncias, o que se dicten más medidas judiciales si luego el asesino actúa sin encontrar obstáculos serios. Los casos en que el agresor o la víctima son extranjeros representan un porcentaje muy alto, fiel reflejo de que es preciso adoptar una estrategia específica para este colectivo. En general, la resistencia a admitir la igualdad entre varón y mujer es el caldo de cultivo de actitudes posesivas y autoritarias que degeneran en violencia. Por supuesto, hay que aplicar el Código Penal con todo rigor, pero hace falta algo más que reaccionar cuando ya se ha producido el crimen. El agresor potencial suele ser un individuo que no controla sus impulsos emocionales y, por tanto, no se deja intimidar ante las sanciones penales. De ahí, una vez más, la necesidad de potenciar los controles previos con todos los medios necesarios para acabar de una vez con esta lacra intolerable, o al menos reducirla de forma significativa. Por ahora, las cosas no van por buen camino, aunque el Ejecutivo se empeñe en vender como éxitos lo que, en el mejor de los casos, no son más que buenas intenciones.
El «martes negro» ha provocado la reacción de los partidos que a lo largo de la campaña electoral apenas habían hecho alusión a la violencia de género. A Rodríguez Zapatero sólo se le ocurre anunciar que llevará el problema a una conferencia de presidentes autonómicos, lo que supone una forma de dar largas a situaciones que no admiten espera. Más interés ofrece la propuesta de Mariano Rajoy en el sentido de ofrecer microcréditos a las mujeres que se sientan amenazadas para que puedan emprender una nueva vida al margen de su hipotético agresor. Esta es sólo una de las facetas del asunto, pero la idea merece una valoración positiva porque muchas veces la dependencia económica de la mujer le impide cortar de raíz una relación ya deteriorada. La sociedad española exige fórmulas eficaces que contribuyan a encauzar este drama. Las terribles imágenes de las víctimas acuchilladas y tiroteadas han suscitado una corriente de exigencia hacia los poderes públicos. Si es cierto que -según datos oficiales- hay unas 84.000 mujeres que cuentan con mecanismos de protección, habrá que adoptar las medidas precisas para que dichos mecanismos no sean tan fáciles de vulnerar.

http://www.abc.es/20080228/opinion-editorial/drama-violencia-genero_200802280247.html

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