domingo, enero 27, 2008

Zapatero pone precio a la libertad

28-I-2008
Zapatero pone precio a la libertad
La conducta de Zapatero recuerda a los caciques de antaño, que ofrecían a los votantes un par de sandalias por su apoyo, una antes y otra después de las elecciones, siempre y cuando el caudillo en cuestión saliera elegido

400 euros pagables a partir de junio de 2008, éste es el precio que Zapatero pone al sufragio de los millones de votantes perjudicados por la irresponsabilidad con que él mismo, su asesor Miguel Sebastián y su ministro de Economía, Pedro Solbes, han dirigido la política económica de España en los últimos cuatro años. Una medida sorprendente tras los furibundos ataques recibidos por Manuel Pizarro tras afirmar que el dinero estaba mejor en el bolsillo de los ciudadanos y el desdén con que el Gobierno ha tratado la adopción de una política similar, y por consenso, en los Estados Unidos.

Poco hay que agradecer al presidente del Gobierno, puesto que este dinero que ahora se entrega, como si de un aguinaldo se tratase, será recaudado después con creces si se mantuviera la actual espiral de inflación, gasto público y aumento de impuestos en que nos ha sumido el Gobierno y que el PSOE se propone acentuar. Hace años que los contribuyentes españoles, a los que el Estado ha ido exigiendo un esfuerzo fiscal ascendente con el resultado de un superávit en las cuentas públicas, deberían haber recibido la devolución de lo que es suyo. El superávit no pertenece a ningún político, y menos aún a un partido que lo usa para intentar comprar votos en vísperas de unas elecciones, sino al pueblo, esto es, a las familias y en especial a las empresas, que sufren una de las cargas impositivas más altas de la Unión Europea y cuya liquidez es fundamental a la hora de evitar un aumento del desempleo producido por la ralentización del consumo. En vez de esto, el candidato a la reelección y los suyos se embarcan en grandes planes de gasto que requerirán un aumento de la presión fiscal. Pan para hoy y penalidades para mañana, a esto se ha visto reducida la oferta electoral de los socialistas a mes y medio de la cita de los ciudadanos con las urnas.

Por lo demás, la conducta del Zapatero recuerda a los caciques de antaño, que ofrecían a los votantes un par de sandalias por su apoyo, una antes y otra después de las elecciones, siempre y cuando el caudillo en cuestión saliera elegido. A tal estado de postración moral pretenden reducir los socialistas la democracia. Muchos pensaron que tras la derrota de Felipe González en 1996 nunca más un Gobierno español recurriría a estas prácticas, más cercanas al soborno y al chantaje que a la legítima oferta de medidas políticas cuantificables durante la campaña electoral. Sin embargo, una vez más, el PSOE, fiel por otra parte a su trayectoria histórica, trata a los votantes como siervos a los que se pueda contentar arrojándoles unos mendrugos para luego aumentarles los tributos por sorpresa.

Ni el cálculo más cortoplacista aconseja tomarse en serio la promesa del presidente del Gobierno, sino más bien hacer todo lo contrario: castigar su afrenta a la dignidad de los españoles sacándolo del poder y dejando que sean sus propios compañeros de partido quienes le ajusten las cuentas tras su cada vez más merecida derrota. Los votantes no se merecen políticos que se rían de ellos. Señor Zapatero, ¡guarde usted sus 400 euros para quien los vaya a restituir en serio a sus legítimos dueños y déjenos en paz!
http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_41668.html

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