viernes, enero 25, 2008

Togas que siguen manchadas de una paz sucia

25-I-2008
Togas que siguen manchadas de una paz sucia

Pedir un aplauso para los etarras de la T-4 es una acto de enaltecimiento del terrorismo, como lo pueda ser -por cierto- dedicar calles y monumentos a otros terroristas, tal y como ocurre en algunos pueblos del País Vasco
A nadie debería sorprender que un juez como Garzón, contra el criterio de la fiscalía, haya permitido a los proetarras de ANV la celebración de un acto electoral previsto para el próximo sábado en Vitoria; no es extraño, desde luego, en un juez que en su día, en lugar de exigir la detención de los terroristas prófugos de la justicia, aplaudió que representantes del Gobierno se sentaran con ellos a negociar con el argumento "jurídico" de que "hay que dialogar hasta con el diablo". Más aun, cuando este Gobierno se ha negado hasta ahora a poner a disposición de los tribunales los informes que, desde hacía tanto tiempo, señalaban la conexión de ANV –no digamos ya nada del PCTV– con Batasuna.

No sabemos si, en eso de "dialogar hasta con el diablo", este juez estrella también incluyó el deber de informar a Lucifer de que estaba siendo vigilado; el hecho es que el chivatazo policial al aparato de extorsión de ETA, alertándole de que estaba siendo vigilado por orden de Marlaska, sigue enterrado en el cajón de Garzón.

Volvamos, sin embargo, al presente: Garzón ha querido disimular su condescendencia con el acto de ANV, reclamando –eso sí– que se tomen medidas para "prevenir la comisión de hechos delictivos". Y, ¿qué garantía es esta, cuando otro juez de su cuerda, como Pedraz, acaba de considerar que pedir un aplauso para los etarras de Barajas, tal y como recientemente hizo una alcaldesa de ANV, no supone enaltecer el terrorismo?

Ahora bien, por mucho que el Fiscal General del Estado, durante el mal llamado "proceso de paz", se dirigiera exclusivamente a jueces y fiscales al invitarles a "ensuciar sus togas por el polvo del camino", son muchos los que todavía llevan el polvo de aquella "paz sucia" alentada y liderada por José Luis Rodríguez Zapatero. Si enaltecimiento del terrorismo es pedir un aplauso para los etarras de la T-4, también lo es dedicar monumentos y calles a otros terroristas, como sucede en algunos pueblos del País Vasco. Ahí está, sin embargo, la persistente, reciente y silenciada negativa de los socialistas a votar junto al PP una resolución en el Congreso a favor de la revocación de todos esos repugnantes acuerdos municipales.

¿Y qué decir de la resolución parlamentaria, aprobada por socialistas y nacionalistas, en favor del dialogo con ETA que todavía sigue vigente?

Por mucho que el Gobierno de Zapatero pretenda ahora hacerse pasar por el más firme, implacable y combativo defensor del Estado de Derecho contra ETA, la suciedad que conllevó su "proceso de paz" es mucha como para poder borrarla en el breve espacio de tiempo de un periodo preelectoral. Más aun cuando esto de la "confrontación" del Gobierno de Zapatero con ETA es, en insuperable expresión de Alfredo Pérez Rubalcaba, sólo una "fase".

http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_41611.html

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