jueves, enero 24, 2008

`Pablo Sebastian, Sobre el catastrofismo del PP

jueves 24 de enero de 2008
Sobre el catastrofismo del PP

Pablo Sebastián
El discurso negativo del que hace alarde el Partido Popular, que concluye con el mensaje personalista de que Zapatero es un peligro para España, por una parte no se corresponde con la realidad que perciben los ciudadanos. Y por la otra transmite la imagen de un PP airado y vestido de luto que ofrece un rostro agrio y truculento que no inspira confianza ni tranquilidad. Y ello por más que la preocupación sobre la situación política, económica y social crece pero no al ritmo que permita hacer coincidir los negros presagios de los populares con el escenario en el que vivimos.
Sobre todo cuando es José María Aznar quien, permanentemente, ocupa la escena del PP, llegando a acusar a Zapatero de cobarde por no acudir al Congreso de las Víctimas del Terrorismo, mientras se confirma su decisiva intervención en el fichaje de Pizarro, así como en la liquidación, en la plaza pública, de las aspiraciones de Gallardón, un abandono explícito del centro (su puesto en la lista del PP en Madrid lo ocupará Zaplana) que no decaerá en el debate político ni en los medios comunicación con la premura y facilidad que esperaban en el PP. Y que regresará con fuerza al corazón del PP como un fulminante bumerán si, finalmente, Rajoy pierde las elecciones.

Es verdad que del optimismo antropológico que Zapatero lució al inicio de la legislatura queda bien poco, vistos los retos fallidos y el desgaste que han sufrido él mismo, su partido y su Gobierno en estos años, lo que le impide acercarse a la fecha electoral con una clara victoria en las manos. Pero esto sirve para plantear al presidente preguntas sobre lo que hará para cerrar las heridas abiertas bajo su mandato, o cómo piensa afrontar sus relaciones con los nacionalistas si los necesita para gobernar. Pero no es suficiente para anunciar el fin de la unidad de España, la hecatombe económica, el regreso del diálogo con ETA, como anuncia el PP entre otras plagas venideras, si el PSOE renueva su mandato. Entre los errores de Zapatero y el catastrofismo de Rajoy va un trecho muy largo que no se corresponde ni con la verdad, ni con un sentimiento generalizado.

Más bien al contrario de lo que pregona el PP, en el PSOE llevan meses de continua rectificación y escenificando un discurso de moderación y diálogo a pesar del frentismo radical que marcó su paso por el poder. Y su obsesión no es otra que la de tranquilizar o crear confianza, que es lo que pide a sus compañeros, cada vez que habla, Felipe González, sabedor de los destrozos causados por Zapatero, pero empeñado en convencer a unos y a otros de que eso no volverá a ocurrir, y que el presidente ya ha aprendido la lección, lo que está por ver.

Sin embargo, la estrategia del PP para poner en evidencia los errores de los años de Zapatero y el riesgo de su permanencia en el poder carece también de un mensaje positivo que pruebe que ellos lo van a hacer mejor, que todo irá a mejor y que se acabarán los enfrentamientos. Algo que resulta difícil de probar o de creer cuando al frente del Partido Popular y en primera línea de la campaña electoral figura Aznar, incluso por encima de Rajoy, con su discurso integrista y neocón, escoltado por Acebes y Zaplana y ayudado por su amigo Pizarro. Un ejecutivo de primera en el campo empresarial, al que no se ubica con el centro político y que se ha presentado en sociedad como abanderado del “patriotismo”, dispuesto “a sudar la camiseta” y “a dar el callo como el que más”, mientras llama “don Mariano” a Rajoy, algo que suena a caciquil, por no decir otra cosa.

Sin optimismo, sin ilusión y sin moderación, va a ser muy difícil para el PP ganar las elecciones, entre otras cosas porque la gente está harta de malas noticias y necesita creer en un tiempo mejor. Y porque, en España, perder el poder, cuando se acaba de conquistar, suele ser bastante difícil salvo que se cometan grandes errores —que sí los cometió Zapatero—, o disparates en la víspera electoral, como los de Aznar cuando mintió sobre la autoría de los atentados del 11-M, o como el que acaba de cometer Rajoy con Gallardón, haciendo exactamente lo contrario de lo que Zapatero ha hecho con Bono, a pesar de sus diferencias, pero empeñado el monclovita en recuperar a un personaje del centro españolista como, sin duda, es el manchego.

Puede que Zapatero merezca perder, pero no a manos de este Rajoy, porque el PP no ha sabido crear el clima de confianza, moderación, centrismo y de liderazgo que merecía la ocasión. Y los que fueron derrotados en el 2004 por sus propios errores, Aznar, Rajoy, Acebes y Zaplana, constituyen —con la sola excepción de Pizarro— la plana mayor de la alternativa popular. Y si a eso añadimos que dan la impresión de que, aunque disimulen, desean que ETA vuelva a atentar y que se hunda la economía para poder ganar, como lo perciben algunos ciudadanos, pues en ese caso todavía peor para el PP.

http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=24/01/2008&name=manantial

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