jueves, enero 24, 2008

German Yanke, Aznar y las mujeres de Sarkozy

jueves 24 de enero de 2008
Aznar y las mujeres de Sarkozy

Germán Yanke
Aquí, el único que conoce a Carla Bruni es José María Aznar. Ya hemos escuchado y comentado el “idilio” del Elíseo entre Nicolas Sarkozy y el presidente Rodríguez Zapatero, los mariachis, las atenciones con que éste fue recibido en París, que nunca antes le habían dispensado, los acuerdos de la cumbre sobre inmigración y lucha contra el terrorismo. Política de Estado y entre estados. Pero el único que conoce a Carla Bruni es Aznar, cuya visita al presidente francés el pasado 19 de diciembre terminó con una cena en el Bristol en la que, además de ellos, estaba la novia, el primer ministro francés, Julio Iglesias y, entre otros colaboradores de Sarkozy, la apabullante y glamurosa ministra de Justicia Rachida Dati. Dati era, por cierto, la gran amiga de Cecilia, la ex esposa del presidente, pero ya se sabe que en los divorcios se dividen los amigos, más aún cuando el poder está de por medio. José María Aznar no pierde comba y sus contactos internacionales se amplían y estremecen. Apenas 15 días después estaba de nuevo cenando en París, esta vez en un tête-a-tête con Rachida Dati en Le Divellec.
La paradoja es que Sarkozy, que tan buena relación tiene con Aznar, no acaba de sintonizar con Mariano Rajoy, que es el que se presenta a las elecciones. Con Cecilia, mientras duró el asunto, tenían buena relación Aznar y su primo Ruiz-Gallardón, pero en las visitas a Madrid y en las cenas en Casa Lucio tampoco estuvo Rajoy. Es más, por razones de criterio o de oportunidad (en este último caso, como si se tratase de la parábola de la zorra y las uvas), en la sede de Génova les entra urticaria con el que estaba llamado a ser el líder de la derecha europea. No se trata de una cierta distancia escénica (como la humorada de Rajoy de decir, ante la noticia del noviazgo con Bruni, que él era más clásico), sino de un temor al significado político y mediático del hiperactivo francés. Le cita algún dirigente popular y si antes todo eran parabienes ahora saltan las alarmas.

El contraste entre las anécdotas parisinas de Aznar y el perfil internacional del PP es patente. Un líder conservador, bien distinto de Sarkozy, como el inglés David Cameron, no está en la agenda del PP a pesar de estar por delante en las encuestas británicas, y ahora se espera una foto con la alemana Merkel aprovechando una reunión del Partido Popular Europeo. Cada uno es como es, y algunos incluso son de Pontevedra y clásicos, pero Rajoy debería haber cuidado y cuidar ahora ese flanco internacional que tiene su rendimiento en el marketing político pero que, sobre todo, es esencial para el perfil de un futuro presidente de Gobierno, que es lo que quiere ser.

A lo largo de toda la legislatura se ha hablado y especulado sobre el efecto de la “sombra de Aznar” en el PP de Rajoy. No puedo evaluar qué hay de cierto en las discrepancias o en los rumores sobre el papel del ex presidente en momentos críticos, como últimamente el de la exclusión de Gallardón. Quizá todo sea la mitad de la mitad, aunque no parece haber duda de que la preocupación del ex presidente por el papel de España en la escena internacional se ha quedado en una nota a pie de página en la estrategia política y electoral del PP. Desde luego, no tendría ningún sentido que el ex presidente se convirtiera en una suerte de guardián de una pretendidas esencias de su partido, y si interviene en maniobras políticas, que no lo sé, se terminarán volviendo contra él y el propio PP. Pero no estaría de más que José María Aznar ayudara a acrecentar y dar sentido a una presencia internacional de su sucesor al frente del partido y del partido mismo. Y que Mariano Rajoy se dejara ayudar en ello. No se trata de que se lo lleve a cenar a París, pero lo puede hacer de modo más clásico.

http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=24/01/2008&name=german

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