jueves, enero 31, 2008

Enrique Badia, El zoco fiscal

jueves 31 de enero de 2008
El zoco fiscal

Enrique Badía
El aluvión de promesas relacionadas con los impuestos no significa, aunque lo parezca, que el gobierno que salga de las urnas el próximo 9 de marzo vaya a impulsar nada parecido a una reforma fiscal. Quizás las propuestas del PP estén un poco más cerca que las del PSOE, pero en el fondo ambos partidos apuestan por el relativo continuismo del modelo que, con ligeros retoques, se mantiene desde la ya lejana fecha de 1978.
Dadas las circunstancias, sin embargo, un replanteamiento a fondo del modelo tributario no vendría nada mal. Al menos por dos razones. De una parte, por todo lo que ha cambiado en los últimos treinta años, tanto España como el conjunto del mundo, cada vez más sometido a los imperativos de la globalidad. De otra, a causa de los sucesivos parcheos que se han sucedido, año tras año, restándole buena parte de la coherencia con que se diseñó. Sin embargo, parece que, en lugar de rehacerlo, ambos aspirantes a gobernar hasta 2012 vuelven a optar por añadirle nuevos parches, alguno más discutible que los demás.

Entre los últimos figura sin duda la difusa promesa de devolver 400 euros a todos los contribuyentes durante 2008, lanzada por el presidente Rodríguez Zapatero hace algunas fechas, posteriormente matizada por él mismo y también por el vicepresidente Solbes… hasta dejarla en una palpable confusión sobre cómo y a quiénes se va a entregar. Una medida que ha sido objeto de al menos dos o tres lecturas, además de una atribución electoralista difícil de descartar. Para unos, se trataría de distribuir el superávit alcanzado por las cuentas públicas en 2007 –en torno al 2 por 100 del PIB- de forma lineal entre los contribuyentes sujetos al IRPF. Otros, en cambio, sostienen que la realidad no va más allá de reducir las retenciones en 2008 en la medida necesaria para eliminar el efecto de subida impositiva que comporta la tasa de inflación; la realidad es que el Ejecutivo incumple reiteradamente el compromiso de deflactar la tarifa del impuesto todos los años. Y los hay, en fin, que ven en la medida una suerte de emulación del reparto fiscal que ha propuesto aplicar el presidente Bush en Estados Unidos para reanimar el consumo y conjurar fantasmas y riesgos de recesión.

Cualquiera de las hipótesis plantea no pocas dudas, tanto sobre los verdaderos efectos de la medida como desde el punto de vista de su eventual repercusión en las inclinaciones de voto de los ciudadanos. Algunos han hablado ya de que se está tratando de comprar el voto, pero suena un tanto deplorable que menos de 100.000 de las antiguas pesetas vayan a decantar las preferencias de ningún elector. Tampoco la cantidad se intuye suficiente para instar una recuperación del consumo, lo que mueve a pensar que es más el ruido y la polémica desatados alrededor de la promesa que su efecto real.

Otros ingredientes del zoco fiscal que se está organizando, cuando ni siquiera ha comenzado oficialmente la campaña electoral, comparten el inconveniente de suponer retoques parciales al modelo que, vale la pena repetirlo, anda sobrado de remoción parcial.

No hace falta extenderse demasiado para significar la trascendencia individual y colectiva que tiene el modelo fiscal elegido. Es mucho lo que condiciona a nivel interno, pero lleva también tiempo convertido en elemento crucial de competitividad. Reza la teoría que los impuestos deben ser justos, equitativos, neutrales y fáciles de cumplimentar, pero no parece que ninguna de esas reglas se cumpla satisfactoriamente en el maremágnum impositivo español. También deben ser estables, en aras de no inducir inseguridad jurídica al contribuyente, requisito que aquí se está lejos de cumplir.

Al margen del ronroneo político, existe amplio consenso entre los especialistas sobre que la economía española precisa una reforma fiscal, poniendo al día un modelo –vigente- que hace aguas por muchas partes y se revela día a día poco adecuado para buena parte de la realidad actual. Sin duda, no es tarea fácil, sino que requeriría gran dosis de estudio, análisis y proyección, porque cualquier tarea de este tipo se debe concebir con propósito de durar. De lo que a su vez deriva la parte más espinosa de ese hipotético escenario: debería ser objeto de pacto entre los dos grandes partidos, siquiera en sus líneas maestras, comprometiéndose a no alterar sus bases al menos en tres o cuatro legislaturas desde su implantación.

Por manido que resulte y escasa fe que concite, sería oportuno un pacto de Estado entre PP y PSOE para poner en marcha una verdadera y profunda reforma fiscal. Claro que, entonces, el zoco debería cerrar.


ebadia@hotmail.com

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Luis Racionero, ¿Y la ley electoral?

jueves 31 de enero de 2008
¿Y la ley electoral?

Luis Racionero
A pesar de que las promesas electorales están para incumplirlas, como dijo el bueno de Tierno o el tierno Galván, hay una cuestión que ni se promete: la nueva ley electoral.
Ni Carod-Rovira —sobre todo él— la quiere. Algún partido debería proponerla, ya que todos están de acuerdo en la injusticia de que decidan los que tienen pocos votos.

Dándole vueltas a esta paradoja se me ocurre una hipótesis: a los partidos les interesa el poder, no la política. Para ellos lo más importante es mandar: los cargos, puestos, prebendas y luego que unas minorías impongan la política al país, eso les importa menos. Si no es así, ¿qué esperan a modificar la ley electoral?

Se dirá que esta ley actual fue acordada para que no se alzara un Chávez en la incipiente democracia española y eso funcionó, aunque alguno flirteó con Venezuela. Pero los tiempos han cambiado, la democracia española ya no es bananera —es del kiwi— y nos podemos permitir el riesgo de tener una ley como en Francia, con una segunda vuelta de modo que el que gobierne, además de tener los sueldos y prebendas, tenga la mayoría constante para decidir qué políticas se implementan en el país.

Otro aspecto a mejorar es el de las listas, porque si bien no estamos en manos de “chavezes”, en cambio estamos poseídos por tres o cuatro partidos que monopolizan la actividad democrática. Llevo tiempo pensando y escribiendo que los partidos ya no existen porque no hay ideologías: somos todos de centro, de ese sistema mixto que inventó el genial Keynes a base de suavizar la competencia del mercado con la solidaridad del Welfare State. Somos todos votantes de este sistema mixto capitalista–socialista que no se altera gane el partido que gane. Si ya no tienen sentido los partidos, porque somos todos de centro en ese sistema mixto (menos los 5% extremos de cada lado), la lógica es votar a personas, no partidos.

Por ejemplo, que se pueda llamar al PP un partido de extrema derecha, cuando representa a diez millones de ciudadanos que no son de extrema derecha, es una avería que se debería reparar como primera prioridad, a base de personas, gestos y formas liberales de conducta.

Es un desperdicio que sus oponentes le puedan llamar al PP partido de extrema derecha. Eso no es bueno para la democracia. ¿Y la ley electoral, quién la prometerá?, conviene recordarlo.
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Marcello, El Principito

jueves 31 de enero de 2008
El Principito

Nuestro “Pequeño Príncipe”, aquel niño rubio como el que dibujó perdido en el desierto Antoine de Saint-Exupéry, se nos ha hecho mayor. Y ya, más que preguntar o pedirle al aviador, en sus sueños, que le pintara un cordero de su agrado, o al menos escondido en una cajita de cartón, imaginamos que Felipe de Borbón se hará él mismo las preguntas que, seguramente, otros muchos españoles también se hacen sobre él: “¿Seré Rey? Y si lo soy, ¿cuándo, y en qué España me tocará reinar? ¿Qué pasará con mi reinado?”. No hay nadie, en España, ni entre las estrellas, capaz de dar una respuesta a estas interrogantes. Los que, años atrás, se atrevieron a diagnosticar algo sobre su padre, el Rey Juan Carlos I, antes de su llegada al trono, se han equivocado en la mayoría de los casos. Aunque aún falta por ver cómo y cuándo llegará el final de su reinado, hasta el día de hoy provechoso.
Nada está, pues, escrito, y menos en un país como España en el que pasan tantas cosas y tan deprisa. Pero, recordando al preceptor de los príncipes, Nicolás Maquivelo, muy bien le podríamos decir al Príncipe de Asturias “que al principado se llega o por el favor del pueblo, o con la ayuda de los poderosos”. El caso de su padre fue el segundo, porque fue impuesto por el dictador Franco, mientras que el suyo necesitará del favor del pueblo, una vez que, en su tiempo, esperemos que España camine, ya tranquila, por la senda de la democracia, dejando detrás la Transición y la partitocracia de la que España se tiene que deshacer, como si de una carga pesada y mala se tratara.

La Transición y la monarquía parlamentaria han cumplido con creces su misión de reconciliación nacional y de recuperación de las libertades. Pero el futuro de la monarquía española dependerá de que el país avance hacia una monarquía democrática y representativa, con separación de poderes, y aquí incluido un presidente del Gobierno elegido por sufragio universal, bajo la atenta mirada de la Corona, que, en ese caso, debe encarnar la Historia y la tradición secular de la nación española.

Porque si el régimen nacido de la Transición no se moderniza y renueva en pos de la verdadera democracia, y la monarquía y el Príncipe no hacen por ello, la república tendrá su oportunidad. Y no por causa de nacionalistas que no ven ni huelen más allá de sus narices, o de un izquierdismo de otro planeta y siglos pasados, sino porque, tarde o temprano, la democracia se impondrá, con o sin el Rey.

Y éste sí que debería ser motivo de reflexión del Príncipe Felipe, porque es la explicación de todo cuanto ha ocurrido y ocurre en España en estos años y en los recientes ya pasados. Las reglas del juego político, en España, no son buenas y facilitan el acceso y disfrute del poder a malos gobernantes. Y eso, en algún momento, se tendrá que acabar porque el pueblo es sabio. Escuchad aquí las palabras que escribe Maquiavelo sobre otros príncipes:


“No ignoro que muchos han tenido y tienen la convicción de que las cosas del mundo son dirigidas por la fortuna y por Dios; que los hombres, con su prudencia, no pueden corregirlas, ni cuentan con medios para hacerlo, por lo que pueden caer en la tentación de dejarse llevar por la suerte, y que no es útil esforzarse para cambiar las cosas.”
El preceptor del Renacimiento tenía razón. La fortuna puede ser como un río desbordado que todo lo arrasa si uno se abandona a su suerte, de ahí que sí es útil esforzarse por cambiar las cosas y avanzar por un camino que está claro y del que ya disfrutan las grandes democracias de Occidente: el de la plena democracia, representativa y en libertad.

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German Yanke, El mejor programa

jueves 31 d enero de 2008
El mejor programa

Germán Yanke
El presidente del PP, Mariano Rajoy, ha anunciado solemnemente que el programa de su partido para las próximas elecciones va a ser el mejor que haya presentado un partido político a los ciudadanos desde 1977. Es cuestión de esperar, pero se puede entender que el principal partido de la oposición, a falta de pocos días para comenzar la campaña, tenga puestas sus esperanzas en conseguir, además del entusiasmo de los fieles, algún rédito con su programa. Al fin y al cabo, a lo largo de esta legislatura el PP ha demostrado que mantiene con seguridad su suelo electoral del 2004 —bien es cierto que se trata de un resultado con el que perdió los comicios—, pero también que no logra los que, sumados a ésos, le garantizarían el triunfo.
Las vísperas de unas elecciones no parecen precisamente el momento más propicio para hacer examen de conciencia pero, antes o después, en el PP tendrían que preguntarse qué ha ocurrido o qué han hecho a lo largo de la legislatura para terminarla con tanta incertidumbre. Desde su punto de vista, todo ha sido un desastre y, a un lado el tono o el desprecio con que se han venido refiriendo a sus adversarios, algunos de sus diagnósticos de lo que ha venido ocurriendo parecían en su momento más próximos a la realidad que los del PSOE. Otros han devenido indudablemente más certeros con el paso del tiempo. Con un Gobierno que juzgan de ese modo, y con un PSOE anquilosado a los pies del Ejecutivos y lejos de ser una maquinaria intelectual de renovación y propuestas, no se comprende muy bien que el PP, orgulloso de su equipo y de su banquillo, de sus propuestas y actuaciones, llegue a las elecciones en situación, en el mejor de los casos, de empate técnico.

Como todo está abierto, el programa puede dar prestigio y apariencia de constituir una alternativa seria. No es, por tanto, un elemento retórico y, aunque los escépticos insisten en que los programas cambian muy poco las tendencias, en este caso una parte de ese muy poco puede suponer, para unos u otros, ganar las elecciones. Como la batalla es por décimas, nunca como ahora, por ejemplo, los analistas dan tanta importancia a los debates que pueda haber entre los dos principales candidatos a la presidencia aunque, en este caso, me temo que las cosas se deslizarán hacia los reproches mutuos más que hacia las propuestas propias.

Por otro lado, la elaboración del programa ha sido el campo en el que el PP ha dado muestras de renovación y de ser capaz de incorporar políticos preparados —y no gastados por el pasado y las circunstancias— a la batalla política. El único campo, quizá, porque en las listas, desde luego, no: cambiar el 45% de los candidatos no ha logrado modificar la apariencia de que todo sigue igual y que los responsables del fracaso del PP en la legislatura siguen siendo, salvo excepciones, los que van a encabezar los carteles electorales para el próximo día 9 de marzo. Dentro de una maquinaria excesivamente pesada (y que ha cometido errores numerosos y algunos de bulto, como el de la investigación del 11-M) no ha sido posible el cambio. Las reiteradas alusiones de Rajoy a que ha sido él el que ha elaborado las listas con independencia y sin aceptar presiones suenan ya a excusa no pedida, que ya sabemos lo que puede significar.

Así que atentos al día 9, el de febrero, en el que podremos evaluar si el programa es tan maravilloso como el PP asegura. A un lado las equivocaciones del Gobierno, que nadie puede descartar, casi la única esperanza de los conservadores es que puedan convencer de ello a algunos indecisos.

http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=31/01/2008&name=german

Pablo Sebastian, Lamentable incidente en Sevilla

jueves 31 de enero de 2008
Lamentable incidente en Sevilla

Pablo Sebastián
En el mismo lugar donde, ahora hace diez años, fueron vilmente asesinados por ETA el concejal del PP de Sevilla Alberto Jiménez Becerril y su esposa con sendos tiros en la nuca, allí mismo donde su familia, representantes de la política, y amigos les rendían un emocionado homenaje, una mujer que se dice próxima a la familia de estas víctimas del terror increpó, al grito de “traidores”, al alcalde sevillano, Monteserín, y a su esposa, ofreciendo, en ese emblemático lugar y en tan emocionante aniversario, un espectáculo lamentable.
Un griterío insultante, que se puede excusar por la emoción del acto, pero no por sus formas airadas e incriminatorias que reflejan la grave situación de lo que está pasando en la vida política española, en torno a la crisis de la política antiterrorista del Gobierno y a las duras críticas del PP. Así como a otras muchas cuestiones en las que parece imposible el menor sosiego y la serenidad necesaria para debatir, en la campaña de las elecciones generales, sobre las posiciones de unos y otros.

De la muerte del matrimonio Jiménez Becerril no hay más responsable que ETA y, además, ocurrió cuando el PP gobernaba en España. Y nada, en este caso, absolutamente, nada se puede imputar al alcalde sevillano ni a su esposa, que acudieron al homenaje en nombre del Ayuntamiento, de todos los sevillanos y de su partido. Un acto que el estridente presidente de la AVT, Alcaráz, aprovechó también para poder denunciar la ausencia de los miembros del Gobierno, sumándose al incidente que, en bastante medida, estropeó el merecido homenaje a las víctimas.

Las cosas no pueden seguir así, y menos en la lucha contra ETA. Es cierto que el Gobierno, aunque tarde, está rectificando esta política fracasada de negociación con ETA, pero lo hace sin reconocer el alcance de su error y rodeado de mentiras, lo que exaspera los ánimos de muchos ciudadanos. Pero el PP tampoco puede olvidar que el verdadero enemigo es ETA y no el Gobierno. Y aunque el PP tiene todo el derecho del mundo a incluir este drama y el debate en la campaña electoral —como también lo hizo el PSOE a raíz del 11-M—, debe tener mucho cuidado con las formas porque si no lo hace perderá la razón.

El incidente sevillano de ayer va a provocar, en muchas partes de España, un sentimiento de apoyo al alcalde sevillano, que aceptó con respeto la bronca de la que fue objeto, sin que nadie de los muchos que allí estaban cortara de inmediato la agresión. Un hecho marcado por la emoción y la rabia de los amigos y familiares de la familia Jiménez Becerril, que delata la crisis en la que vivimos de fractura política y social, de la que Zapatero tiene, sin lugar a dudas, la mayor responsabilidad, que se le debe recordar y reprochar de la mejor manera posible, sin olvidar a ETA, y ofreciendo a los españoles alternativas de confianza que garanticen, para los próximos años, un poco de sosiego y de estabilidad.

http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=31/01/2008&name=manantial

Hermann Tertsch, Israel y nosotros

jueves 31 de enero de 2008
Israel y nosotros
POR HERMANN TERTSCH
El Bloque Nacionalista Galego (BNG), en el poder en Galicia gracias a su alianza con el PSOE que gobierna en España se ha convertido en el primer partido con responsabilidades institucionales en Europa en negarse a condenar el Holocausto, el exterminio de seis millones de judíos.
Lo ha hecho en la Comisión Permanente del Parlamento de Galicia al oponerse a una condena del nazismo con motivo del Día de Recuerdo a las Víctimas del Holocausto que se celebra el 27 de enero.
El socio de gobierno de Z ha dicho que solo condenará la muerte de los judíos si se condena también a Israel, la patria de los supervivientes y descendientes de las víctimas. Ni socialistas gallegos ni La Moncloa se han distanciado de esta abominable actitud.
Ni han sugerido la ruptura de la alianza y los contactos con un partido que manejan así historia y principios. En cualquier democracia europea que se respete a sí misma habría sucedido ya.
Por desgracia es lógico que los socialistas y la izquierda española en general callen al respecto. Esos que se irritaban por el populismo del austriaco Jörg Haider u otros líderes derechistas europeos, miran hacia otro lado ante actitudes propias del negacionismo más repugnante del nazismo que en tantos países europeos es perseguido penalmente y en todos política y socialmente inadmisible. Se lamenta Z de que no le inviten a las reuniones europeas de cierto relieve. Si sigue una legislatura más con los aliados que tiene es posible que haya países que pidan sanciones contra su Gobierno por colaboracionismo con formaciones que la cultura antinazi no está dispuesta a tolerar. Aquí sí que cuadra ese «nunca mais» —¡Nie wieder!— que es la base ética de toda la ética democrática europea desde 1945, desde que el 27 de enero fue liberado Auschwitz. Ni la Europa libre ni Israel olvidan a sus víctimas. Es un imperativo moral que a Z y sus socios les resulta inconveniente como demuestran aquí con las víctimas del terrorismo.
Cabe esperar que el escándalo del BNG llegue a las máximas instancias europeas. No es siquiera paradójico. El socialismo nacionalista en ciertos territorios de España ha cruzado el rubicón hacia el nacionalsocialismo con su carga de falsificación histórica, voluntad totalitaria y disposición coactiva. La confusión moral de los socialistas españoles y su política de alianzas en permanente angustia por un poder con el que darse de comer a sí mismos han dejado ya de evocar a Franz von Papen —con su relativismo tan necio como letal— para entrar en paralelismo con las actitudes de Pierre Laval o Vidkun Quisling. A los 75 años de la toma de poder de Hitler —catastrofistas llamaban a quienes auguraban males—, Gobierno y socios nacionalistas adoptan actitudes que explican nuestro paulatino pero amenazador alejamiento de los vértices éticos y políticos de las democracias occidentales.
La obsesión de Zapatero de lograr sus objetivos ideales —la altura de miras y la bondad intrínseca de sus proyectos justifican precios y esfuerzos—, son una amenaza que demasiados siguen ignorando.
No hay baremo más fidedigno de la calidad moral de las democracias y la sociedad abierta occidental que la actitud hacia Israel. Todas las críticas a su política son necesarias.
Por injustas que sean. Israel mismo se critica como sociedad abierta y ayer lo volvió a demostrar con su balance sobre la guerra del Líbano. El drama actual de Gaza se debe exclusivamente al diario bombardeo de territorio israelí. Hamás puede ponerle fin cuando quiera.
En España, sin embargo, persiste una anomalía que se revela cuando partidos gobernantes y periódicos que se consideran referentes vomitan su odio a Israel con la misma virulencia con que lo hace —ayer mismo también y no por casualidad en el aniversario de la llegada al poder de Hitler—, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, ese otro socio de Zapatero.
La esencia de Israel es la superación de la amenaza al exterminio, la defensa a ultranza de la libertad, la dignidad y la conciencia. Es un rotundo y sencillo concepto de vida. Por eso tiene tantos enemigos en todas partes. Pena y pavor da el hecho de que aquí estén en el Gobierno.

http://www.abc.es/20080131/opinion-firmas/israel-hace-autocritica-reconoce_200801310309.html

Edurne Uriarte, El timo de la paridad

jueves 31 de enero de 2008
El timo de la paridad
POR EDURNE URIARTE
O el Tribunal Constitucional se ha hecho un lío con la Ley de Igualdad o el PSOE ha elaborado unas listas profundamente machistas. Dice el Constitucional en su rechazo al recurso del PP contra la paridad en las listas que no hay discriminación positiva en la obligación de incluir al menos un 40% de mujeres. Es decir, que no es preciso discriminar a hombres con más años de carrera política o más conocimientos para incluir ese porcentaje de mujeres.
Pero resulta que para el mismísimo impulsor de la paridad, el PSOE, eso no parece ser así. De 52 cabezas de lista, al PSOE únicamente le salen 12 mujeres lo que, según sus propios criterios, es de un machismo insultante. O es mentira que ellas hayan llegado al liderazgo político en el mismo número que ellos o esas cabezas de lista muestran un abierto machismo. Ni siquiera latente, que es lo que ha imputado el PSOE al PP por recurrir la paridad obligatoria.
Lo que ocurre con la Ley de Igualdad es que se sostiene en una profunda hipocresía llena de una corrección política tan asfixiante que no se atreve con ella ni el Constitucional. Se me ocurre preguntar qué diría el Constitucional si esa paridad obligatoria para el legislativo se exigiera también para el cuerpo de catedráticos de universidad, por ejemplo. O los médicos de la sanidad pública. O los cuerpos policiales. O los propios magistrados. ¿Por qué no? Para toda la Administración pública. Y no me extiendo a la esfera privada para no hacer más sangrante aún la comparación. La respuesta es obvia. Habría un escándalo social en contra de la discriminación positiva.
No la hay con la política porque los propios partidos carecen de respeto por ella. La usan para hacer propaganda. Cuando Sarkozy nombró su Gobierno, la nueva ministra de Economía, Lagarde, mostró una enorme gratitud por la preocupación paritaria de su nuevo jefe. En su importantísimo despacho de abogados, contó, ella sólo había conseguido pasar del 9 al 15% de mujeres en cuatro años. Emocionada por su nuevo puesto, Lagarde ni se enteró de su propio mensaje. O su empresa discrimina a las
mujeres o Sarkozy el paritario a los hombres.

http://www.abc.es/20080131/opinion-firmas/timo-paridad_200801310312.html

Ferrand, El torer Zapatero

jueves 31 de enero de 2008
El torero Zapatero
POR M. MARTÍN FERRAND
LOS «cuatro grandes» de la UE, reunidos en Londres en presencia del presidente de turno de la Unión, han dicho que «el 2008 se presenta como un año lleno de riesgos e incertidumbres» y, simultáneamente, el FMI previene que los efectos más dañinos de la crisis norteamericana se advertirán en Europa. Aunque José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Solbes están enfrascados en sus contradicciones sobre los 400 euros con los que los socialistas quieren comprar nuestro voto, alguien debería llamar su atención. Todavía pesa sobre ellos la responsabilidad del Gobierno y la gravedad del momento aconseja -exige- la toma de medidas que, en lo posible, atenúen los males que se nos vienen encima y pueden quebrar nuestro futuro.
Estamos acostumbrados, en España, en mal uso de la muy precisa terminología taurina, a resolver con una faena de aliño la lidia de los morlacos más difíciles; pero, en esta ocasión, el diestro -que es siniestro- y su peón de confianza para asuntos económicos ni tan siquiera han cogido la muleta. Se hacen ver en el tendido y, mientras el toro de la crisis embiste y causa destrozos, miran hacía otra parte, en busca de su mejor perfil para los carteles electorales. Como participantes en un gran concurso nacional de sandeces van de parida en parida electoral -ocurrencias, las ha llamado Mariano Rajoy- y, lejos de hacer lo que deben, se entretienen en entretenernos.
En presencia de José Manuel Durao Barroso, Gordon Brown, Angela Merkel, Nicolás Sarkozy y (lo que queda de) Romano Prodi -los Big-4, como les llamó ayer la prensa inglesa- demandaron más transparencia en los mercados financieros. ¿Estamos ya en eso? No lo parece. Las prioridades de Zapatero no tienden a coincidir con las de sus colegas europeos y, entregado a la justicia histórica, la paridad y la redención de los menesterosos del tercer mundo -inmejorable causa para otra responsabilidad-, no reconoce lo que se nos viene encima y parece dispuesto a vender su alma al diablo por un puñado de votos que le permitan seguir ejerciendo como gran fantasmón de La Moncloa.
No parece que aquí -¿todavía?- estemos al borde de situaciones tan inquietantes como la del grupo francés Société Générale o el banco británico Northern Rock; pero algo habrá que hacer, a ser posible de modo inteligente, para que las turbulencias presentes no degeneren en catástrofe. De momento lo que se pone en evidencia es un incremento del gasto público, la gran tentación electoral socialdemócrata, que ni tan siquiera se contrarresta con los pregones de alarma del partido monopolista de la oposición, también entregado al encaje de bolillos y otras funciones partidistas. Quizás haya que ir pensando en Ciudadanos y en UPD, los dos partidos emergentes sin tendencia nacionalista y centrífuga que también concurrirán en las legislativas.

http://www.abc.es/20080131/opinion-firmas/torero-zapatero_200801310308.html

Dario Valcarcel, ¡ Resista, señor Trichet !

jueves 31 de enero de 2008
¡Resista, señor Trichet!
POR DARÍO VALCÁRCEL
ESTADOS Unidos será el primer modelo de sociedad mientras guarde dentro de sí lo mejor y lo peor del mundo. Vean En el Valle de Elah, de Paul Haggis, guionista de Hollywood, (Mystic River, Crash), amigo de republicanos, autor de esta película sobre la guerra de Irak.
No somos economistas, pero olemos la chamusquina. Sabemos lo que pasa, como algunos (pocos) millones de pequeños inversores. Lo escribíamos hace seis meses, desde Cerrazo, Cantabria, al estallar la primera burbuja. La situación es hoy más grave de lo que parece, y parece muy grave. El término subprime no engaña, son créditos de baja calidad. El director del Fondo Monetario, Dominique Strauss-Kahn, abandonaba el sábado último su discurso en defensa de la ortodoxia fiscal para reconocer los estragos de la crisis hipotecaria. El daño es tan severo, dijo, que «una política monetaria de intereses bajos no bastará para salir del lío (turmoil) en que estamos». La Reserva Federal, primer banco emisor del mundo, recortaba el martes 22 los tipos de interés en 75 puntos básicos; ayer un nuevo recorte de 50 puntos dejaría los tipos en el 3 por cien. El Banco Central Europeo, segundo emisor mundial, mantiene el precio del dinero en el 4 por cien. En esa línea está también el Banco de Japón, tercera potencia. El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, se mantiene firme en su guerra a la inflación. Resulta, sin embargo, que Estados Unidos, en medio del turmoil, mantiene en su interior grandes focos de investigación, desarrollo y productividad que le aproximan a sus modelos, Suecia, Finlandia, Noruega, Japón. Es la economía verdadera, creativa, tangible, frente a la economía especulativa, la de las pompas de jabón. Trichet defiende el respeto a los presupuestos, la capacidad recaudatoria de los Estados, los incentivos al ahorro ciudadano... Hace un año justamente ahora, hablaba en Davos: el rápido crecimiento de productos financieros y derivados hace cada vez más difícil, decía, evaluar su riesgo real: «Los inversores deben prepararse para nuevas evaluaciones de los precios de algunos activos, hoy sometidos a condiciones demasiado inestables»... «La creatividad de nuevos y muy sofisticados instrumentos financieros ha llegado a ser tal que no sabemos dónde está el riesgo». La advertencia del presidente era clara. Algunos bancos se habían lanzado a la ganancia rápida y oscura, aunque supieran que el riesgo sería a la larga insostenible. Coge tu dinero y corre. Sólo la vigilancia del Estado puede controlar a la lujuria económica. En América, la SEC la decapita, pero el demonio vuelve.
Tres hechos: primero, Alan Greenspan, antiguo mago de la Reserva Federal, ha revelado su verdadera cara, la del gobernador poco inclinado a cabalgar el tigre de la economía. Con Greenspan al timón, la Fed navegaba entre el laxismo y la bonanza. Con mar gruesa es más difícil manejar el gobernalle. Trichet es de otra clase, un francés de la ENA.
Segundo, la humillación sufrida por Estados Unidos (Citigroup y Merril Lynch, socorridas por los fondos soberanos de Kuwait y Singapur) es un golpe para el honor de América. Citi ha pedido 19.000 millones de dólares. Merril Lynch más de 5.000. Societé Générale, 6.500. Los principales fondos soberanos (China, Noruega, Kuwait, Qatar, Emiratos, Rusia, Singapur) serán grandes actores en 2008.
Por último, nada se corregirá si no se limpia la inmensa montaña de caca levantada por algunos bancos o cajas, privados de todo escrúpulo (mientan lo que quieran, mientan en las hipotecas, digan que tienen un empleo fijo, mientan, nosotros lo arreglamos; luego empaquetamos todo, vendemos lotes de millones de pequeños créditos en los mercados financieros del mundo. Toma tu dinero y corre). Sólo hay una respuesta, incompleta pero eficaz: regulación.
Si unimos las rebajas de impuestos a los más ricos, el presupuesto de Irak y el abandono de grandes rúbricas sociales, comprendemos el legado de estos años de Bush. Buena parte de la fuerza de Barack Obama procede del sentimiento de frustración nacional dejado por el actual presidente. Vean En el Valle de Elah, obra maestra.

http://www.abc.es/20080131/opinion-firmas/resista-senor-trichet_200801310310.html

El Papa recuerda en su mensaje para Cuaresma

jueves 31 de enero de 20008
ACTUALIDAD
Noticias
El Papa recuerda en su mensaje para Cuaresma que es el amor el que dicta las leyes de la existencia, no la riqueza material
La ciencia con conciencia se convierte en acto de amor, señala el Papa
"Es necesaria una info-ética", recuerda el Santo Padre en su mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales
El Evangelio de Dios en el corazón de los consagrados
Premios ¡Bravo! 2007, reconocimiento del trabajo de los medios de comunicación a favor "del bien común"
Miles de familias participaron en el acto "por la familia, la vida y las libertades" en Barcelona


El Papa recuerda en su mensaje para Cuaresma que es el amor el que dicta las leyes de la existencia, no la riqueza material

La limosna ha sido el objeto de reflexión este año en el tradicional mensaje cuaresmal del Santo Padre. Limosna, que junto al ayuno y la oración, son las tres propuestas que ofrece la Iglesia para "acompañar a los fieles en este proceso de renovación interior" que es el tiempo de Cuaresma.

Con el título Nuestro Señor Jesucristo, siendo rico, por vosotros se hizo pobre, el Papa recuerda que la limosna no sólo es "una manera concreta de ayudar a los necesitados", sino que es, ante todo, "un ejercicio ascético para liberarse del apego a los bienes terrenales". La limosna, destaca, "nos ayuda a vencer" la tentación de dejarnos seducir "por las riquezas materiales"; además, nos educa para "socorrer al prójimo en sus necesidades" y para "compartir con los demás lo que poseemos por bondad divina".

Asimismo, el Santo Padre señala que hay que evitar que el ejercicio de la limosna "se transforme en una manera de llamar la atención". "Si al cumplir una buena acción no tenemos como finalidad la gloria de Dios y el verdadero bien de nuestros hermanos, sino que más bien aspiramos a satisfacer un interés personal o simplemente a obtener la aprobación de los demás, nos situamos fuera de la óptica evangélica", tentación que, dice el Papa, "en la sociedad moderna se plantea continuamente". "La limosna evangélica no es filantropía", sino "una expresión concreta de la virtud teologal de la caridad". Un medio, concluye el Santo Padre, "para profundizar nuestra vocación cristiana", porque el cristiano, "cuando gratuitamente se ofrece a sí mismo, da testimonio de que no es la riqueza material la que dicta las leyes de la existencia, sino el amor".

La ciencia con conciencia se convierte en acto de amor, señala el Papa

Cuando la ciencia actúa con conciencia sus progresos se convierten en actos de amor, considera Benedicto XVI. Así lo explicó al recibir en audiencia a los participantes en un congreso promovido por la Academia de las Ciencias de París y por la Academia Pontificia de las Ciencias.

En un momento en que el avance de la ciencia ha alcanzado avances prodigiosos, existe la tentación de "querer circunscribir totalmente la identidad del ser humano y de encerrarle en el saber que podemos tener", señaló el Papa. Peligro evitable si se deja espacio "a la investigación antropológica, a la filosofía y a la teología, que permiten mostrar y mantener el misterio propio del hombre, pues una ciencia no puede decir quién es el hombre, de dónde viene o adónde va".

En nuestra época, "cuando el desarrollo de las ciencias atrae y seduce por las posibilidades ofrecidas, es más importante que nunca educar las conciencias de nuestros contemporáneos para que la ciencia no se transforme en el criterio del bien"¸ afirmó. "Todo progreso científico debe ser también un progreso de amor, llamado a ponerse al servicio del hombre y de la humanidad y de ofrecer su contribución a la edificación de la identidad de las personas", concluyó.

"Es necesaria una info-ética", recuerda el Santo Padre en su mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

Los medios: en la encrucijada entre protagonismo y servicio. Buscar la Verdad para compartirla es el título del mensaje que ha escrito Benedicto XVI con motivo de la XLII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebrará el próximo 4 de mayo. En él, el Papa señala que, ante la situación actual, cada vez es más necesaria una info-ética, así como existe la bioética en el campo de la medicina y de la investigación científica sobre la vida".

El Santo Padre, en el texto, señala "la importancia del papel que estos instrumentos tienen en la vida de las personas y de la sociedad". Han contribuido de manera decisiva, destaca el Papa, "a la alfabetización y la socialización, como también al desarrollo de la democracia y al diálogo entre los pueblos". Pero, ciertamente, los medios "no solamente son medios para la difusión de las ideas", recuerda, sino "que pueden y deben ser también instrumentos al servicio de un mundo más justo y solidario".

El Papa insiste en que no se debe olvidar que existe el riesgo de que los medios "se transformen en sistemas dedicados a someter al hombre a lógicas dictadas por los intereses dominantes del momento". "Con el pretexto de representar la realidad, se tiende de hecho a legitimar e imponer modelos distorsionados de vida personal, familiar o social". También señala en el mensaje que, a veces, no se duda en recurrir a "la trasgresión, la vulgaridad y la violencia" para ampliar la audiencia.

El Evangelio de Dios en el corazón de los consagrados

El sábado, 2 de febrero, se celebra en todo el mundo la Jornada de la Vida Consagrada, este año con el lema El Evangelio de Dios en el corazón. Monseñor Jesús Sanz, Obispo de Huesca y Jaca y Presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, ha escrito un mensaje para la Jornada y en él recuerda que la Vida Consagrada, en todas sus formas, tiene "una estrecha relación con la Palabra de Dios", porque "representa el corazón de la Iglesia que acoge incesantemente a quien incesantemente nos regala su hablar". Detrás de cada fundación, "hay una Palabra de Jesús que es preciso saber guardar en el corazón como María".

Asimismo, señala que la Vida Consagrada está llamada a "acoger el Evangelio de Cristo en el corazón, guardando en él lo que Dios dice y lo que Dios calla". "Dedicándoos exclusivamente a él, testimoniáis la fascinación de la verdad de Cristo y la alegría que brota del amor a él. En la contemplación y en la actividad, en la soledad y en la fraternidad, en el servicio a los pobres y a los últimos, en el acompañamiento personal y en los areópagos modernos, estad dispuestos a proclamar y testimoniar que Dios es Amor, que es dulce amarlo", concluye Monseñor del Río, recordando las palabras del Santo Padre Benedicto XVI en la celebración de la jornada del pasado año.

Premios ¡Bravo! 2007, reconocimiento del trabajo de los medios de comunicación a favor "del bien común"

El obispo de Jerez y presidente de la Comisión de la Conferencia Episcopal Española para Medios de Comunicación Social (CEMCS), monseñor Juan del Río, entregó el pasado lunes, en la sede de la Conferencia Episcopal Española, los premios ¡Bravo! 2007. Monseñor del Río señaló en su intervención que los medios de comunicación "nunca se deben concebir como enemigos de la Iglesia", sino que deben "trabajar juntos" a favor de "la dignidad de la persona, del bien común, del entendimiento y la convivencia".

El obispo de Jerez tuvo palabras de reconocimiento para los premiados: "hombre de diálogo", dijo de monseñor Fernando Sebastián, arzobispo emérito de Pamplona, Premio ¡Bravo! Especial. El galardonado, en su intervención reconoció que "en la España de hoy no faltan personas y grupos con poder que no ven con buenos ojos la presencia de la Iglesia", que "preferirían una Iglesia cobarde y unos cristianos timoratos", pero que "tendrán que acostumbrarse a lo contrario". De la revista infantil Gesto, ¡Bravo! de Prensa, destacó su capacidad de "enseñar a nuestros niños que tenemos un corazón universal". Al referirse al Premio Bravo de Radio, Ángel del Río, director del informativo local de Madrid en la Cadena COPE, afirmó que esta emisora "hace cada día el milagro de la libertad" y que "si no estuviera habría que inventarla".

Otros de los premiados han sido, en la categoría de Televisión, la programación religiosa de TVE; la Semana de Cine Espiritual de Barcelona; el grupo musical Siempre Así y el portal Forum Libertas. En la categoría de publicidad el galardonado fue el anuncio Cambia el modelo de la Fundación Síndrome de Down de Madrid y el premio al mejor trabajo diocesano en medios de comunicación correspondió a la Delegación Diocesana de Medios de Comunicación Social de Valencia.

Miles de familias participaron en el acto "por la familia, la vida y las libertades" en Barcelona

Miles de familias participaron el pasado domingo, 27 de enero, en el acto en defensa de "la familia, la vida y las libertades", celebrado en el Palacio de Congresos de Barcelona, por iniciativa de la Plataforma Pacto por la Vida y la Dignidad, formada por diversas asociaciones encabezadas por E-Cristians. El arzobispo de Barcelona, cardenal Lluís Martínez Sistach, presidió la Misa. En su homilía, destacó la dificultad que supone para los cristianos "estar en el mundo sin ser del mundo" y señaló que "tenemos que denunciar con unidad entre nosotros". "Evitando las desavenencias, nos respetamos en la pluralidad y nos reafirmamos en el Evangelio", añadió.

El presidente de E-Cristians, Josep Miró i Ardèvol, cerró el acto afirmando que "no nos mueve ningún partido político, nos une el seguimiento y la fe de Jesucristo, el sentido de pertenencia a la Iglesia". Criticó el "laicismo de la exclusión que quiere censurar y reprimir la libertad religiosa" y se preguntó "qué democracia es ésta que para otorgarte carta de naturaleza te obliga a renunciar a lo que eres".

http://iglesia.libertaddigital.com/articulo.php/1276234250

Juan Orellana, Una pelicula antiabortista... ¿o no?

jueves 31 de enero de 2008
4 MESES, 3 SEMANAS, 2 DÍAS
Una película antiabortista... ¿o no?
Por Juan Orellana
El cineasta rumano Cristian Mungiu ganó la Palma de Oro en el último Festival de Cannes con una película sobre el aborto tan radical como necesaria: 4 meses, 3 semanas, 2 días. Era la primera vez en 60 años que triunfaba una película rumana.

Que ganara ese premio, así como el Gran Premio Fipresci en el certamen donostiarra, es la prueba de que el film es susceptible de dos interpretaciones, aunque sólo una, la antiabortista, es la más coherente con los elementos del film. La otra sería la que ataca los abortos ilegales para defender la plena despenalización.

El argumento es muy sencillo: Otilia y Gabita comparten habitación en una residencia de estudiantes universitarias en una pequeña ciudad de Rumanía durante los últimos días del comunismo de Ceaucescu en los ochenta. Gabita se ha quedado embarazada y quiere abortar. Como el aborto es ilegal, se pone en contacto con una red clandestina que realiza abortos caseros en habitaciones de hotel. Otilia decide ayudarle en lo que será para ambas la experiencia más traumática e inhumana que hubieran podido imaginar.

4 meses, 3 semanas, 2 días forma parte de un proyecto titulado Relatos de la edad de oro, una historia subjetiva del comunismo en Rumanía contada mediante episodios urbanos cotidianos. El objetivo del proyecto es hablar de aquel periodo sin hacer referencias directas al comunismo, contando diferentes historias que enfoquen opciones personales en una era de infortunio en la que la gente tuvo que aprender a sobrevivir a menudo inhumanamente.

En 1966 se estableció en Rumanía una ley que prohibía el aborto. La tasa de natalidad creció y la media de niños por aula escolar pasó de 28 a 36. Según ha afirmado el director del film, cuando llegó el final de la era comunista, se cree que más de 500.000 mujeres habían muerto a causa de los abortos clandestinos. En aquel contexto político los abortistas pensaban que la interrupción del embarazo era un acto de rebelión y resistencia contra el régimen. Pero curiosamente, cuando cayó el muro y se legalizó el aborto, hubo casi un millón de abortos durante el primer año, más que en cualquier país de Europa. Actualmente hay más de 300.000 abortos al año. El problema no era político ni legal: era cultural.

Pero volviendo al film ¿trata el asunto desde una perspectiva legal o moral? Esta es la clave. Si analizamos las actitudes de la protagonista, Otilia, parece claro que la perspectiva es moral. Cuando a ella la vemos vomitar de espanto en algún momento de la película, no es porque le dé miedo cometer un acto ilegal, un delito, sino por la repugnancia humana que le provoca lo que está viendo y haciendo. La película no muestra el aborto como algo que contraviene unas normas, aunque sean morales, sino como algo que va directamente contra uno mismo, contra su vida, su bien, su naturaleza, sus deseos profundos. Se plantea como una violencia contra el propio corazón y contra la propia razón y conciencia. Por ello es inmoral.

Los personajes entran por un camino de infelicidad sórdida que no se cura por el hecho de que el aborto haya finalizado con éxito. El plano sostenido del feto envuelto en una toalla, lejos de caer en el sensacionalismo de ciertas campañas contra el aborto, muestra sencillamente a un diminuto ser humano, con su rostro y sus miembros. Viene a decir: esto es lo que se mata, sea a través de una acción legal o ilegal.

La película no juzga ni se ensaña con la mujer y su amiga. Al contrario, producen en el espectador mucha compasión. Son dos mujeres infelices, frágiles, que se vuelven más infelices aún. La cámara es así un testigo "neutral", que acompaña a nuestras protagonistas sin grandes énfasis, para que el espectador saque libremente sus propias conclusiones. Eso es lo que debe ser el cine, según Rossellini. De hecho, la opción del director de ofrecer ese final tan abierto y tan inconcluso evita ofrecer una moraleja final: quiere dar primacía a los hechos.

Hay que advertir que, aunque el film está espléndidamente realizado e interpretado (excelentes Anamaria Marinca y Laura Vasiliu), a la altura del mejor cine europeo actual, se trata de una cinta nada complaciente, que no va a regalar la vista y el oído del espectador, sino que le va a vapulear hasta conmoverle.

http://iglesia.libertaddigital.com/articulo.php/1276234244

Serrano Oceja, Una iglesia calladita y unos cristianos timoratos

jueves 31 de enero de 2008
ANTE LAS ELECCIONES
Una Iglesia calladita y unos cristianos timoratos
Por José Francisco Serrano Oceja
Desde que la democracia es democracia en España, los obispos, cuando se aproxima una jornada electoral, tienen la sana costumbre de hacer pública una declaración o nota con la que ofrecen criterios morales de orientación del juicio de la conciencia cristiana ante las cuestiones más urgentes del momento.

Han sido estos textos síntesis apreciadísimas, motivo y argumento de reflexión para no pocos cristianos, de aplicación de la doctrina social de la Iglesia. Alejados por su naturaleza del cómo de las políticas coyunturales y centrados en el qué de la sustancia del hacer en pos del bien común, su difusión pública es un magnífico servicio al desarrollo de una democracia capaz de ser espacio de diálogo público.

Los obispos del sur de España han publicado ya su argumentario de orientación de la conciencia cristiana ante las elecciones del 9 de marzo. Unos comicios en los que nos jugamos mucho más que la continuidad del desgobierno de Zapatero; decidiremos, mal que nos pese, el futuro del proyecto de disolución ética de la sociedad española, amén de la implantación definitiva de las bases de un totalitarismo de Estado que utiliza el relativismo moral inoculando en las nuevas generaciones, a través de la educación, para así seguir manipulando las conciencias y hacer de los ciudadanos sujetos acríticos y débiles actores de su libertad frente a los poderes. Los obispos del sur de España lo han dicho con meridiana claridad:

Los inmensos medios que el poder pone hoy en manos de los responsables políticos hace que la tentación de manipular a la sociedad, y de reducir el gobierno de los hombres a un control cada vez más minucioso y estricto de todas las dimensiones de la vida, incluso de la conciencia, sea una tentación muy fuerte, a la que se cede con frecuencia. La libertad es un bien frágil. El peligro del totalitarismo, aún con apariencia democrática, es un peligro muy real en nuestro mundo, al que están expuestos todos los partidos políticos, y no sólo en España.

La tutela de la vida desde su concepción hasta su muerte natural, el aborto, la píldora abortiva del día después, la eutanasia, la educación, el desarrollo de un agresivo laicismo de Estado o la pulsión por silenciar a la Iglesia en el debate público serán cuestiones que estarán en el protagonismo de las idas y venidas de los candidatos y en los capítulos, escritos con tinta colorada, del programa electoral de los partidos políticos.

La economía será importante, claro que lo será. Pero por primera vez en la historia, la impunidad con que el Gobierno socialista ha querido destapar los fantasmas de la cuestión ética y religiosa de la historia de España hará que no pocos de los ideólogos de la izquierda quieran hacer de estas elecciones la decisión sobre un proyecto moral. De ahí la agitada movilización del electorado de izquierda en las últimas semanas a costa de la Iglesia y de lo cristiano. Un proyecto moral que nunca debiera llevarse al sólo juego de las mayorías y de las minorías dado que pertenece a la lógica de la razón común, de la razón dialógica, si se me apura. Una razón que es previa a la decisión numérica electoral.

Los obispos siempre han hablado claro. Esperemos que también lo hagan en esta ocasión. Ejemplos tienen, como el del titular de la diócesis de Tarazona, que en una reciente carta pastoral sobre la familia cristiana señalaba que "un matrimonio joven cristiano no estará dispuesto a dar los votos a quienes no defiendan la familia, tal como Dios la ha diseñado. Si para ganar votos ese partido promueve o tolera el divorcio, o la uniones homosexuales, o el aborto, o la píldora del día después, o la manipulación de embriones, ese partido, sea de derechas o de izquierdas, no merece el voto de una familia cristiana".

En las primeras vísperas de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal, la vicepresidenta del Gobierno ha lanzado un mensaje a los obispos para que no se pasen mucho con su nota ante las próximas elecciones: "Los ciudadanos exigen este respeto porque saben que la democracia no necesita tutelas morales, porque la única forma de vivir en libertad es sobre el respeto a la libertad ideológica, al principio de laicidad y aconfesionalidad del Estado". La frase está tan cargada de tautologías y de sofismas que no merece más comentario. Es tan poco original que sólo repite lo que el señor Zapatero viene diciendo desde hace demasiado tiempo.

Mientras, el que fuera arzobispo de Pamplona, monseñor Fernando Sebastián, y artífice de la Transición, al menos de la eclesial, declaraba que "en nuestra España de hoy no faltan personas, grupos, instituciones, que no ven con buenos ojos la presencia de la Iglesia, ni de los eclesiásticos, ni de los cristianos confesantes en los medios de comunicación. Preferirían una Iglesia calladita y unos cristianos timoratos y recluidos. Pero tendrán que acostumbrarse a lo contrario. La Iglesia es toda ella Palabra".

http://iglesia.libertaddigital.com/articulo.php/1276234251

Alfonso Garcia Nuño, Me lo ha preguntado Pio Moa

jueves 31 de enero de 2008
SENTIDO DE LA VIDA
Me lo ha preguntado Pío Moa
Por Alfonso García Nuño
Al final de su extenso artículo en dos partes, Cómo dejé a Marx, Pío Moa, no sin cierta melancólica tristeza, en una perspectiva personal y concreta, desde la que se abre a lo universal, se pregunta sobre el sentido y el valor de la acción del hombre, que es tanto como preguntarse por el sentido de la vida y, por consiguiente, por el valor y dignidad del ser humano.

Aquellos "años de esfuerzo por una causa de pesadilla, mucho peor en sus objetivos que en sus métodos, con ser éstos brutales", unidos a los sacrificios de tantos por esos mismos objetivos, ¿qué peso tienen? ¿La muerte de la causa lleva consigo parte de una vida a la nada? ¿Ese tiempo es de alguna manera recuperable? Pero el historiador gallego, por su anhelo de verdad, radicaliza el problema y no de manera meramente teórica, porque en la verdad está implicada toda la persona: "¿Para qué sirve cualquier cosa que hagamos? Dentro de unos años estaremos todos calvos de verdad." Cuando uno abre una interrogación públicamente, por muy retórica que sea ésta, siempre es una invitación a la reflexión del que la escucha y a convertirse en interlocutor de quien la hace.

Aquella doctrina, en buena medida para muchos aún vigente, que decía que la Historia la hacen las cosas y no los hombres, tenía su asiento en el materialismo. Era, pese a autodenominarse materialismo histórico, la negación de la Historia, porque la materia no la tiene. Si el hombre fuera solamente eso, no sería una persona, sería una cosa, no tendría libertad y, por tanto, no sería un ser histórico. Su vida estaría ahogada por el determinismo de la causalidad natural.

El marxismo, con todos los materialismos, aboca a la interrogante final de Pío Moa. Si todo al final va a dar a la nada de la muerte, ¿qué valor tiene? Da igual que sea la doctrina de Marx o la de cualquier otro pariente monista; si el hombre fuera sólo materia, la muerte sería, para él, la aniquilación total. Si todo acabara en nada, todo valdría nada o, si el lector prefiere una conclusión más indolora y acorde al relativismo en boga, todo valdría lo mismo; el mundo sería axiológicamente plano. Entonces, ¿por qué no afirmar la ley del más fuerte? ¿Por qué no considerar el cristianismo como moral de débiles que buscan protegerse, en el rebaño de la coartada piadosa, del fuerte? ¿Por qué no explotar al débil?

Si fuéramos sólo materia, ¿por qué no clonar hombres y sacrificarlos, con la excusa de la compasión terapéutica, a los más fuertes, aunque enfermos? Si el hombre fuera sólo una cosa, sería susceptible de ser manufacturado –esto ya empezó con la fecundación in vitro– y ser usado para el fin que se quisiera. Si fuera una cosa, ¿por qué no eliminarlo cuando no conviene, da igual que sea por aborto o eutanasia? ¿Por qué no suicidarme cuando las perspectivas intramundanas no me son halagüeñas? ¿Por qué no dar a los simios los mismos derechos? ¿Por qué no inventarlos?

Si todo acabara en nada, no tendría sentido arrepentirse, solamente podría haber reconocimiento del error por las consecuencias de la acción. Pero, en sí, éstas no serían ni buenas ni malas; el hombre sería un amoral utilitarista. Si todo terminara en el aniquilamiento, nadie podría seguir amando al ser querido que muriera; si fuera así, sólo nos dolería que nos faltara algo. Encerrado en la sola razón, si sediento se busca la verdad con la vida entre las manos, uno acaba chocando con su insuficiencia, a uno, como señala Pío Moa, "la perspectiva general de la vida se le escapa, al menos tal es mi caso".

Cantando al románico y praxiteliano Cristo velazqueño, dice Unamuno:

Dobla tu frente, triste saduceo,
contempla el polvo, que es tu fuente; y mira
que con la torre de Babel el cielo
no has de romper, y que la vida toda
no es sino embuste si no hay otra allende.
¿Qué es el progreso que empezó aquel día,
de rojo ocaso, en que la espada ardiente
del ángel del Señor brilló a la puerta
del paraíso? Di, ¿qué es el progreso
si, hojas que secas Aquilón arrastra,
van nuestras almas a abonar la tierra
donde aguardando la segur el árbol
de la vida sombrea a nuestra muerte?

En algo tiene razón la precampaña socialista, hay Motivos para creer... Pero para creer que el hombre es más que materia, para creer que hay Dios y vida eterna.
http://iglesia.libertaddigital.com/articulo.php/1276234243

Serafin Fanjul, Memoria historica de Al-Andalus

juerves 31 de enero de 2008
Memoria histórica de al-Andalus
WASHINGTON Irving, en sus Cuentos de la Alhambra, pone supuestamente en boca del bajá de Tetuán un lamento por el Andalus perdido: «Se consoló, persuadido de que el poderío y la prosperidad de la nación española estaban en decadencia; de que algún día conquistarían los moros sus legítimos dominios y de que no estaba muy lejos la hora en que se celebrase nuevamente el culto mahometano en la mezquita de Córdoba y un príncipe musulmán se sentase en su trono de la Alhambra. Tales son la aspiración y creencia generales entre los moros de Berbería que consideran a España su legítima herencia». Dejando aparte la exactitud de la cita del norteamericano, más bien parece que debamos fijar la atención en el hecho central: refleja, hace casi dos siglos, un sentimiento que venía de atrás y bien mantenido hasta nuestros días. Cuando la organización terrorista al-Qaida, o su portavoz Ayman az-Zawahiri, o musulmanes «moderados» -pero eficientes comensales por este lado del mar- salmodian cantos al Islam de al-Andalus y a la recuperación del «Espíritu de Córdoba», no hacen sino reproducir uno de los más caros acicates de la fantasía de árabes y musulmanes: la reconquista de al-Andalus. Lo que durante mucho tiempo constituyó un mero pretexto literario de poetas y poetastros árabes, a quienes rebalsaban las obviedades hasta por las orejas, se ha convertido en objetivo político concreto, en especial por la blandura y falta de convicción que preside nuestros actos, un nuevo capítulo de memoria histórica, con su correspondiente arbitrariedad subjetiva, aunque ahora con el agravante de versión moruna.
Alguna vez hemos escrito que el fenómeno histórico denominado al-Andalus merece por nuestra parte un recuerdo amable, pero tal actitud no puede sustituir en algunas de nuestras regiones a los elementos de cultura que suelen esgrimirse con el nombre de «hechos diferenciales». Dicho de otra manera: el aprecio distendido, v. g., de los maravillosos monumentos islámicos de nuestro país no debe desembocar en la instrumentalización de los mismos para cimentar movimientos políticos carentes de otra clase de argumentos. La historia de una tierra (distinguiendo entre el territorio y la población que lo habita en un momento dado) no puede servir de base para inventar hechos diferenciales donde no los hay.
Sin embargo, desde los comienzos de este peregrino movimiento pseudocultural, no han faltado historiadores que han reaccionado tratando de equilibrar el panorama, intentando, con más ardor que apoyos, informar a la población afectada; por desgracia, con escaso éxito. Don Claudio Sánchez-Albornoz -cuya obra ha sido mal entendida y peor comentada y difundida- pretendió, poco antes de su muerte y sin lograr nada, detener la avalancha desinformativa, en publicaciones que no llegaban a la tierra andaluza a la cual iban dirigidas. Escribía: «Encontró a Córdoba llena de carteles de propaganda islámica y se sorprendió de la cesión por el alcalde, para mezquita, del antiguo convento de las Clarisas. El de Granada y varios concejales se habían negado a participar en la fiesta de la Reconquista de la ciudad, por entender que se conmemoraba el aniversario de un día triste de la historia granadina. En Sevilla se habían repartido octavillas protestando del culto de una «secta» -la religión católica- responsable del asesinato de millones de musulmanes andaluces. Confieso mi irritación ante esas noticias...» (El Correo Español. El Pueblo Vasco, 15-3-81). ¡Pobre don Claudio si hubiera vivido para ver lo sucedido después, mientras las ocurrencias de aquellos indocumentados primerizos se iban convirtiendo en dogma indiscutible que organiza reuniones de la OSCE en Córdoba y Alianzas de Civilizaciones en Madrid!
Desde las inocuas e inofensivas exaltaciones líricas del siglo XIX el tono ha ido creciendo sin tregua, ya se tratara de los dislates de Blas Infante o, en nuestros días, de la fijación antinacional de un Juan Goytisolo. Infante asegura muy convencido: «Hay libertad cultural. ¡Andalucía libre y hegemónica del resto peninsular! En Andalucía todo el mundo sabía leer y escribir...». Y, como no podía ser menos, tras confundir al-Andalus con Andalucía, aparece la condena patológica de la España cristiana a la que, quisiera o no, pertenecía el mismo Infante: «Isabel, la bárbara grosera, fanática, hipócrita y cuya figura y cuyo reinado son los más desastrosos que tuvo España (...) Los bárbaros expulsados por el auxilio árabe, con la colaboración de Europa entera, vienen otra vez contra nosotros. ¡Las cruzadas! El robo, el asesinato, el incendio, la envidia destructora, presididos por la cruz» (Andalucía desconocida).
Esta clase de desmelenamientos no queda tan lejos. J. Goytisolo atiza el mismo fuego con idénticos argumentos: «el enfrentamiento del castellanismo más mostrenco con las nacionalidades periféricas nos retrotrae a épocas que creíamos definitivamente extintas (...), como dijo Américo Castro, un grupo humano que ignora de dónde viene tampoco puede saber a dónde va. A los mitos mortíferos de los radicales vascos, hacen eco, como ladridos de un can en la noche, los del españolismo más trasnochado. Volvemos insidiosamente a la apropiación estatal de lo religioso y a las arengas de la patria en peligro» (Blanco y Negro Cultural. ABC, 14-2-04). Desconocemos en qué se puede basar el escritor para hablar de «castellanismo mostrenco y españolismo trasnochado», porque no los vemos por ninguna parte, en especial en 2004, cuando escribía. Y sólo el desmerengamiento de España, minucioso y calculado, que pilota Rodríguez, ha conseguido provocar una reacción, tardía, y cuyo alcance real está por ver. Nadie impide a Goytisolo, por fortuna, decir lo que guste, derecho que no parece reconocer a los demás: publica con normalidad en toda clase de periódicos, incluido ABC, lo cual es un buen reflejo del verdadero talante de unos y otros; por añadidura, debería fulminarse a sí mismo con esa pregunta de saber, o no, de dónde proviene (de los Abderrahmanes, desde luego, no); y, en último lugar, una vez más, otro intelectual flotante mucho más arriba de las nubes, equipara la nuca y la pistola y llama perros a quienes no se tragan -no nos tragamos, ea- sus cuentos de Marrakech.
La hiperinflación de sostenedores y padrinos sólo muestra que nos hallamos ante una corriente de opinión a la moda y asaz rentable, una política de gestos a los que se suma cualquiera pues nada cuestan. El clima de tópico ineludible ha invadido y conquistado los medios de comunicación, de modo que se da una actitud continua de exageración (si se trata de citar aspectos favorables) o silenciamiento (si el asunto es negativo) cuando andan por medio las tres culturas o los inmigrantes musulmanes. Valga un ejemplo. En el año 2002, en Andalucía se produjeron 1.300 nacimientos de hijos de inmigrantes y 70.000 de españoles, sin embargo el titular del diario donde leímos la noticia era «Aumenta la natalidad en Andalucía gracias a los inmigrantes», lo cual no es falso, pero sí una proporción muy reducida de la verdad. Los periodistas, al unísono, parecen verse en la obligación de omitir cualquier crítica hacia los inmigrantes musulmanes, por fundada y puntual que sea, para no ser tildados de racistas. Un clima creado por los medios decomunicación, al alimón con los políticos, y que por irracional y contraproducente que sea, ahora nadie sabe, ni se atreve a combatir.
Del mismo modo que evitamos incurrir en la apología de al-Andalus recayendo en la ristra de tópicos habituales, también evitaremos la concatenación de los aspectos (numerosos) más sombríos que revistió su historia. Baste el resumen ultrasintético del sirio Bassam Tibi: «La cultura de la España árabe fue el Islam y su lengua el árabe. Jamás existió allí nada parecido al relativismo cultural». No obstante, la rueda publicitaria sigue girando, aunque quienes, por industria o afición, actúan de propagandistas del Islam, deberían moderar el florilegio y reflexionar sobre la naturaleza de la mercancía que venden; prescindir, por ejemplo, de la acusación fija de ignorancia a los críticos o dubitativos. Es verdad que la sociedad española sabe poco de la islámica, pero más vale que siga así la cosa, porque, de estar bien informada, los infelices de las pateras no encontrarían mantas y tisanas, sino a la hueste completa de Sancho de Leyva. Con todas las consecuencias.
SERAFÍN FANJUL
Catedrático de la UAM

http://www.abc.es/20080131/opinion-la-tercera/memoria-historica-andalus_200801310308.html

¡ Eulogio Lopez, ¡Un monstruo, este ZP ! ¡ Un patriota, este Florentino !

jueves 31 de enero de 2008
¡Un monstruo, este ZP! ¡Un patriota, este Florentino!
Eulogio López (Hispanidad.com)

E STOY convencido de que la democracia española no ha dispuesto, en su corta historia, de un presidente tan chapuzas como Rodríguez Zapatero. ¿En qué me baso? Pues, por ejemplo, en el caso Iberdrola. La cronología es ésta: durante la Cumbre hispano-francesa se habla de la entrada de la empresa pública francesa EDF en la privada española Iberdrola. Como su habitual discurso de “miss”, deseosa de conseguir el aplauso de todos, ZP emplea un lenguaje ambiguo -como siempre- que Sarkozy entiende de inmediato como el visto bueno diplomático. Total: que la estatal nuclear EDF se pone a comprar la joya de la corona, Iberdrola, con derivados, como se hace en estos casos.

Saltan las alarmas en la Oficina Económica y en la Vicepresidencia: ¡¿qué ha hecho este tipo?! Filtración a un medio para reventar la operación. Los franceses dicen que no tienen acciones -muy cierto, lo que tenían eran opciones- pero no se apean de la burra.

A partir de ahí, todo el empeño del Gobierno consiste en retrasar la operación hasta el 10 de marzo. Después de las elecciones podremos seguirle entregando a los franceses las joyas de la abuela a cambio, que la colaboración en la lucha contra ETA nos va a salir carísima.

Lo mejor es que ZP hable cuanto menos mejor. Especialmente allende nuestras fronteras.

En definitiva, lo que está propiciando la lumbrera de La Moncloa, de ideología socialista, en el peor de los capitalismos, el capitalismo depredador, el de la operación ABN. Y, ya de paso, mención especial para Florentino Pérez, presidente de ACS, que, con tal de terminar con su adversario, Ignacio Galán, es capaz de trocear a la principal empresa industria española del momento.

¡Un monstruo, este presidente! ¡Un patriota, este Florentino!

http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp

Maite Nolla, Por la solapas

jueves 31 de enero de 2008
Por las solapas
No es lo mismo que gane Rajoy o que lo haga Zapatero, y si el PSOE vuelve a vencer dudo mucho que se deje coger de las solapas.

Maite Nolla

Dijo el otro día Rosa Díez que había que coger por las solapas al Partido Popular. Preguntada por Federico sobre el tema, matizó que se refería no solamente al PP, sino también al PSOE. A mi modo de ver, las palabras de Rosa Díez se refieren a tres cuestiones que, si tienen la bondad de leer estas líneas, les expondré con mucho gusto.

La primera se refiere al papel del partido de Rosa Díez o de Ciudadanos. La principal crítica que se hace a estos partidos es que las elecciones de marzo son demasiado importantes como para que la única alternativa de cambio, que es Rajoy, pierda votos, ya que para defender lo que defiende UPyD o Ciudadanos está el PP. Yo estoy más bien por la teoría de García Domínguez sobre la fase de descompresión necesaria para pasar de votar a la izquierda a votar al PP. También sé que hay muchas personas que jamás votarán a los populares. Si así son las cosas, a los que critican el papel de estos partidos les digo, y seguro estarán de acuerdo conmigo, que mejor será que aquellos que no van a votar al PP lo hagan por Rosa Díez o Ciudadanos antes que por el PSOE de Zapatero o el PSC de Montilla. Además, prefiero que estos partidos tengan unos cuantos diputados y que el Congreso no esté poblado únicamente de tardás, nafarroas, alkartasunos, erkorekas u oscenses democristianos.

La segunda es que, por ejemplo, en Cataluña, Ciudadanos ha tenido un papel fundamental en que el PP se haya puesto las pilas. Con el tiempo, el PP se ha visto en la tesitura de decidir si se quería parecer a Convergencia o a Unió, o si prefería parecerse a Ciudadanos. En cambio, la influencia de las propuestas de Ciudadanos en el programa socialista, como dicen las hormigas de la tele, ha sido un fracaso absoluto. Excepto en Canarias, que lo copiaron entero, no les han hecho ni caso; ni unas cosquillitas de nada. En su momento, se dijo que Montilla se presentaba como candidato a la presidencia de la Generalitat para evitar el "efecto Ciudadanos". Mentira. Montilla se presentó para que siguiera gobernando ERC, y el daño que ha hecho Ciudadanos al socialismo en Cataluña ha sido mínimo. Mucho me temo que con UPyD va a pasar lo mismo, pero a nivel nacional. Lo contrario, muy deseable, pasa por una salida de pista y retirada de Zapatero, hecho que por sí mismo también es de lo más deseable.

Y la tercera es que hace tiempo que se lanzan propuestas para que PP y PSOE se pongan de acuerdo en los temas fundamentales. Esas propuestas, muy loables, están alejadas de la realidad. Con este PSOE no se puede ir ni a cobrar una herencia, y prueba de ello es lo que ha hecho en Galicia, Baleares, Cantabria, Cataluña o este mismo fin de semana con Rodríguez Ibarra. No es lo mismo que gane Rajoy o que lo haga Zapatero, y si el PSOE vuelve a vencer dudo mucho que se deje coger de las solapas.
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GEES, Genova, en blanco

jueves 31 de enero de 2008
Los jóvenes e Irak
Génova, en Blanco Resulta inconcebible que desde el Partido Popular se compre la propaganda del PSOE sobre la guerra de Irak. Ya resulta de mal gusto escuchar las directrices de Blanco a los suyos como para encima escuchar el eco de sus ideas en la calle Génova.

GEES

Hace cinco años, el mundo se dividía en dos. Por un lado quienes querían dejar que Sadam Hussein siguiese en el poder, llenando fosas comunes, incumpliendo la legalidad internacional, amenazando a sus vecinos y tratando con terroristas. Entre ellos, Zapatero, José Blanco y el PSOE. Y por otro lado quienes aborrecían el régimen de Sadam, exigían que cumpliera la legalidad internacional y lo consideraban una amenaza para sus vecinos y para el resto del mundo. Es decir, el Gobierno del Partido Popular. Desde entonces, el PSOE ha deseado la derrota de la coalición aliada; el PP –es de suponer– la victoria de quienes fueron sus aliados.

Conviene recordarlo ahora que la guerra en Irak está comenzando a ganarse y la victoria está más cerca. Durante años, el partido Popular ha soportado la hiel de la postguerra, y Zapatero no ha dejado de hacer responsable a Rajoy de cada muerte en Irak. Pues bien, ahora las cosas están mejorando, y la victoria está en el horizonte. Irak se acerca a un futuro medianamente digno, con Sadam enterrado y los yihadistas cediendo palmo a palmo en una zona vital para ellos. Quienes han estado a favor de dejar a los iraquíes sumidos en la dictadura (Zapatero) deben ahora dar explicaciones a quienes apostaron por quitar de en medio al sátrapa de Bagdad y dotar al país de un régimen digno. O sea, al Partido Popular.

Pero para ello, los dirigentes del PP debieran dejar de comprar la propaganda socialista, empezando por el mito de la derrota de 2004, el "castigo" de los españoles y la actitud de los "jóvenes" ante la guerra. Así es como se ha empujado a Rajoy a cometer un error a propósito de éstos. ¿A quienes exactamente se refiere en su entrevista en El Mundo cuando dice que su partido se "distanció de los jóvenes"? ¿A aquellos que se manifestaban con Llamazares y José Blanco llamando a Aznar "asesino"? ¿A los que gritaban el 13-M "esto nos pasa por un gobierno facha"? Si estos son los "jóvenes" distanciados, ¿qué concepto tienen los dirigentes populares de los que les votaron entonces?

Rajoy no puede olvidar que miles de jóvenes acudieron en masa a votarle en marzo de 2004, y muchos se afiliaron masivamente al PP después de la derrota. Existe toda una generación de jóvenes liberales, bien formados, orgullosos de ser españoles y con ganas de ver a España participando en las grandes empresas mundiales, Irak incluida. En pleno acoso izquierdista votaron a la derecha en 2003 y 2004, mientras Blanco y los suyos repetían la milonga del voto joven y el castigo al PP. Pero miles se mantuvieron fieles y apoyaron con su voto la gestión en Irak. Paradójicamente, hoy el PP se lo agradece haciendo suyo el grosero análisis socialista sobre la "juventud española" y su posición ante la guerra.

Conocemos de sobra como tratan Blanco y Zapatero a los españoles; como a un pueblo inculto, objeto de manipulación, de caciquismo, de pan y de circo, de "Nunca Mais", de "No a la Guerra", de 13-M y de T-4. Pero los tumultos de botellón y sms quedan para Rubalcaba y López Garrido: Rajoy y la derecha liberal-conservadora siempre se han caracterizado por todo lo contrario; el respeto casi reverencial hacia la sociedad civil y la confianza en la responsabilidad del ciudadano que vota. Así, una necesidad se impone: a los españoles, jóvenes o no, se les explican las cosas con claridad y determinación; en este caso qué, cómo, por qué y para qué la guerra de Irak. Se hizo lo correcto, se actuó de acuerdo a principios y a las necesidades e intereses de España y la comunidad internacional.

Pese a que en 2004 nada de esto se contó, diez millones de ciudadanos, jóvenes y no jóvenes, lo vieron claro. En 2007 no debe repetirse el error de creer que los españoles son como el PSOE dice que son, porque al final lo acabarán siendo. Por eso resulta inconcebible que desde el Partido Popular se compre la propaganda del Partido Socialista sobre la guerra de Irak. Ya resulta de mal gusto escuchar las directrices de Blanco a los suyos como para encima escuchar el eco de sus ideas en la calle Génova. Y es que ya no es cuestión de Irak. Es cuestión de respeto los españoles.

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.

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Jose Garcia Dominguez, La balanza de la Chacon

jueves 31 de enero de 2008
Impuestos y nacionalismo
La balanza de la Chacón

Habremos, pues, de sacar otra vez el pizarrín para explicarle a la Carme y al resto de los ex andaluces que mandan en el PSC que, por inaudito que se les antoje, los impuestos los pagamos las personas, no los territorios.

José García Domínguez

Ahora que andamos de efemérides patrióticas, no estaría de más ojear el texto de la Constitución de Cádiz. En fin, aunque sólo fuera con tal de recordar lo que establece en su artículo 339, uno que reza tal que así: "Las contribuciones se repartirán entre todos los españoles en proporción a sus facultades, sin excepción ni privilegio alguno". Digo que no estaría de más porque desde que la Nación soberana proclamara ese sano propósito ya han pasado 196 años. Vaya, que algo ha llovido, aunque no lo suficiente al parecer. Y es que en cuanto supo la nueva, la España más retrógrada, reaccionaria y casposa, la que nunca ha podido tolerar que, amén de justos y bondadosos, fuéramos iguales ante la ley, se echó al monte. Ese monte en el que sigue desde le fecha de autos, porque aún no ha bajado.

Se trata de la misma España negra que hoy brinca entusiasmada con la instauración de la democracia orgánica en sentido estricto, o sea la genital, que acaba de santificar el Tribunal Constitucional. Tal es su euforia ante el avance definitivo hacia el corporativismo medieval que hasta ha designado a una mujer para que nos recite la eterna plegaria absolutista del cura Santa Cruz. Por ella, acabamos de saber que los socialistas catalanes van a incluir en su programa la exigencia de que se elabore una balanza fiscal entre Cataluña y eso que Pepe Montilla llama el Estado español. Al parecer, el PSC ya se ha decidido a enarbolar sin disimulos el pendón, no de la Chacón sino de los fueros de Wifredo el Velloso.

Habremos, pues, de sacar otra vez el pizarrín para explicarle a la Carme y al resto de los ex andaluces que mandan en el PSC que, por inaudito que se les antoje, los impuestos los pagamos las personas, no los territorios. De ahí, por ejemplo, la singular circunstancia de nadie haya sorprendido jamás a la montaña de Montserrat o la plana de Vic haciendo cola ante la delegación de Hacienda de la calle Urgel con un impreso del IRPF. Luego, en la segunda clase, deberemos desasnarlos sobre otra realidad no menos ignota y hasta enigmática para un progresista de Barcelona.

A saber, que Narcís Serra, el presidente de la Caixa B, apoquina muchos más impuestos que un jornalero de Iznájar no por ser catalán, sino por ser millonario. Por último, en el caso práctico que cerrará el cursillo, calcularemos la única balanza fiscal que no ofende a la razón ilustrada. Una que en la columna de la derecha sume el valor pecuniario de los servicios policiales, judiciales y penitenciarios ofrecidos por España a Josep María Sala, el secretario de formación del PSC. Y que en la de la izquierda haga lo propio con los saldos de todas las liquidaciones del Impuesto de Sociedades abonadas por Filesa, Malesa y Time Sport.

Venga, apúntatelo en la chuleta, Carme, que tú vas para nota.

José García Domínguez es uno de los autores del blog Heterodoxias.net.

http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_41722.html

Juan Carlos Girauta, Corazon de melon

jueves 31 de enero de 2008
Europa y Z
Corazón de melón

Mientras los mayores toman graves decisiones que nos han de afectar, la novena potencia del mundo se dedica a otras cosas. Asuntos ignotos que, de algún modo, se resumen en la célebre alocución del ministro Moratinos conocida como Nalingi botondi.

Juan Carlos Girauta

Uno de los principales objetivos de Rodríguez para la legislatura que se desvanece fue insertarnos en el corazón de Europa. Pero cuando las cosas se ponen serias y tiene que reunirse la Europa que cuenta para analizar la crisis económica y diseñar estrategias, España no aparece. El corazón lo forman los dirigentes francés y alemán, británico e italiano, y el presidente de la Comisión. Se incluye al evanescente Prodi a pesar del muy cantado sorpasso español en lo económico, proeza que sólo puede creerse quien ignore que media economía italiana es sumergida. Tan audaz y estupendo se había puesto Rodríguez que incluso íbamos a alcanzar a Francia. Ya veíamos el corazón europeo de rojigualda y palpitando al son de la Marcha Real.

Pues no. Nada. Mientras los mayores toman graves decisiones que nos han de afectar, la novena potencia del mundo se dedica a otras cosas. Asuntos ignotos que, de algún modo, se resumen en la célebre alocución del ministro Moratinos conocida como Nalingi botondi, que no deja de ser un punto de vista como otro cualquiera.

Quizá tenga que ver con nuestra penosa inexistencia europea lo que Rodríguez ha dicho y hecho en los años pasados. A Merkel le dio la bienvenida llamándola fracasada; Sarkozy, por su color político, no tenía por qué esperar el apoyo del gran estadista español, pero mostró su frontal oposición a la regularización masiva de inmigrantes, decisión unilateral española que comprometía a toda la zona de libre circulación europea, empezando por Francia; a Italia, según vimos, le acaba de hacer provincianas cuchufletas a cuenta del supuesto sorpasso; los del meollo europeo no esperan grandes aportaciones en materia de estrategias contra la crisis de alguien que, para empezar, no reconoce la existencia del problema; la alianza de civilizaciones es contemplada por los cuatro grandes con educado escepticismo, que se troca en sonrisa piadosa cuando Rodríguez se da la vuelta; de la influencia española frente a Estados Unidos –forjada por Aznar y aún por ponderar en su justo valor, incluso por los propios populares– nada queda. Pero nada de nada.

Ni corazón ni bazo ni riñones. En Europa no existimos. Somos sujetos pasivos de cualquier decisión que tomen nuestros vecinos. La conveniencia alemana marca el tipo de interés y la diligencia francesa es nuestra principal esperanza frente al terrorismo, ya sea etarra, ya sea yihadista, como se ha visto con los islamistas de Barcelona. El melón, tituló El Mundo aquella entrevista río donde Rodríguez reconoció habernos mentido. Corazón de melón es el título que le conviene a las ínfulas internacionales de un presidente que, con motivo de la malograda Constitución Europea, se proclamó más europeísta que nadie. No deja pasar una sola ocasión de hacer el ridículo. Nalingi botondi.

Juan Carlos Girauta es uno de los autores del blog Heterodoxias.net.

http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_41715.html

Un atropello juridico

31-I-2008
Un atropello jurídico

La igualdad ante la ley no sólo es un principio distinto sino incompatible con esa liberticida igualación por ley que, por cierto, impidió el año pasado al PP presentar una lista integrada exclusivamente de mujeres

Una cosa es la obligación de acatar una sentencia y otra muy distinta la obligación de estar de acuerdo con ella. Ante la decisión del Tribunal Constitucional de avalar ese atropello jurídico que conocemos por "Ley de Igualdad" no podemos dejar de insistir en nuestra profunda discrepancia ante lo que en realidad es un mandato que merma la libertad de organización de los partidos políticos y el derecho ciudadano de elegir y ser elegido como representante público.

Estamos a la espera de conocer el contenido de la sentencia –que se hará pública en los próximos días– para saber cuáles son los argumentos de los magistrados para sostener la constitucionalidad de una norma como la que prohíbe a los partidos políticos formar listas electorales que integren más de un 60% o menos de un 40% de hombres o mujeres.

Lo cierto, sin embargo, es que la Constitución es muy clara al señalar en su artículo 14 que "los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social".

La igualdad ante la ley no sólo es un principio distinto sino también incompatible con esa liberticida igualación por ley inherente a la norma que, por cierto, impidió el año pasado al Partido Popular presentar en la localidad tinerfeña de Garachico una lista electoral integrada exclusivamente por mujeres.

Establecer cuotas obligatorias de participación por razón de sexo es tan discriminatorio y liberticida que hacerlo por razón de raza o de religión. Al derogar de facto la igualdad de los ciudadanos ante la ley, el Tribunal Constitucional está abriendo las puertas a que también se puedan establecer cuotas obligatorias de participación en función de cualquier otra condición o circunstancia del ciudadano. Y no sólo en las listas electorales de los partidos políticos, sino también en los consejos de administración de las empresas o en cualquier otro ámbito que la arbitrariedad del poder político considere oportuno.

Ante semejante atropello jurídico, el Partido Popular debería reafirmar coherentemente su compromiso con la igualdad de todos ante la ley y su oposición a estas coactivas cuotas que vulneran la dignidad de la mujer tanto como agreden la libertad ciudadana. En lugar de achantarse por el aval que el Constitucional ha dado a la norma, el PP debe comprometerse a derogarla en el caso de llegar al Gobierno. A estas alturas, no sólo los principios sino el más elemental pragmatismo aconsejan al PP el dar la batalla de las ideas para que el sentido común de los ciudadanos no sea presa fácil de la propaganda de sus adversarios.

Limitarse a "acatar la sentencia", balbucear de forma vergonzante que "los objetivos de la igualdad deben ser distintos a la paridad electoral" o, lo que sería peor, ir del ronzal al terreno de la defensa de la discriminación mal llamada "positiva" sería para el partido de Rajoy simplemente suicida. Más aun si tenemos en cuenta que Zapatero ha escogido como fecha de las elecciones el día siguiente a la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Para desenmascarar a Zapatero no hay nada peor que hacerle el juego.

http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_41724.html

miércoles, enero 30, 2008

Juan Ramon Rallo, Vaya tropa

miercoles 30 de enero de 2008
ECONOMÍA
Vaya tropa
Por Juan Ramón Rallo
No es infrecuente escuchar estos días que la crisis económica actual viene a demostrar los fallos del libre mercado y del capitalismo especulativo. Sin embargo, muy pocos se plantean que los problemas actuales pueden estar causados por la corrupta y obscena organización del sistema monetario internacional, donde una serie de instituciones, los bancos centrales, emiten con carácter monopolístico un dinero que todos los ciudadanos tienen, quiéranlo o no, que aceptar.

Los bancos centrales son la punta del iceberg de un sistema financiero que, desde hace un siglo, viola sistemáticamente los más elementales principios de prudencia y diligencia. Las entidades de crédito han dejado de preocuparse por su solvencia y su liquidez e intentan suplir sus necesidades estructurales de fondos con los créditos que los bancos centrales van creando casi de la nada.

Nuestra organización monetaria tiene más puntos en común con el socialismo que con un auténtico sistema liberal; por tanto, la crisis económica que nos acecha es una crisis causada por el intervencionismo financiero.

A pesar de ello, existe una especie de adoración por los bancos centrales y sus dirigentes. En buena medida, los operadores del mercado tratan de encontrar en ellos la luz que les conduzca al final del túnel. Sin embargo, quienes están al frente de dichas entidades no son más que personas de carne y hueso, por lo general con unos conocimientos de economía bastante limitados e intereses personales ocultos.

Los últimos meses han servido para que algunos despierten de su letargo y constaten su inutilidad e impericia. Bastará con que nos refiramos a los tres casos más conocidos en nuestro país.

Bernanke: tipos cuesta abajo

Dicen que el actual presidente de la Reserva Federal tuvo que asistir a un cursillo acelerado en el mes de agosto para que le explicaran qué era eso de las "hipotecas subprime" y los "productos financieros estructurados".

Lo único que se le ha ocurrido a Bernanke ha sido recurrir a su famoso helicóptero: desde agosto ha bajado los tipos de interés en cuatro ocasiones, desde el 5,25 al 3,5%. Sin embargo, no parece que estas simplistas y contraproducentes medidas hayan remediado en nada la situación crítica de los mercados inmobiliario y financiero estadounidenses.

La venta de viviendas de segunda mano ha alcanzado su nivel más bajo en nueve años, y los precios están cayendo por primera vez en 40. Por si fuera poco, los resultados de los bancos en 2007 no han podido ser más lamentables: los beneficios de Citigroup cayeron un 83%, los de JP Morgan un 33 y los de Wachovia un 98 en el cuarto trimestre; y Merrill Lynch perdió 7.777 millones de dólares: el peor resultado de su historia.

La última rebaja de tipos, que Bernanke ejecutó por sorpresa el martes pasado, no tenía otra finalidad que servir de propaganda para la comunidad internacional. La Reserva Federal tenía programada una reunión para decidir la rebaja de los tipos una semana más tarde. ¿Alguien cree que recortar los tipos una semana antes o después marca la diferencia? No, el objetivo no era arreglar la economía, sino evitar que la crisis se manifestase tan claramente. En otras palabras: fue una decisión dirigida a calmar los ánimos de los especuladores bursátiles, para que detuvieran sus órdenes masivas de venta.

Pero los fundamentos de la economía siguen tan maltrechos como antes. Aun cuando Bernanke lograra restaurar la burbuja del mercado inmobiliario, sólo lo haría para generar una crisis aún mayor en el futuro. De momento, la bajada de tipos sólo se está traduciendo en una inflación cada vez más desbocada en las materias primas; o, dicho de otro modo, en unos resultados empresariales cada vez más ahogados por los costes.

Greenspan: esquizofrenia áurea

Para muchos, Alan Greenspan, antecesor de Bernanke al frente de la Fed, es el pope de la banca central, el artífice del crecimiento económico de EEUU durante la década de los 90. Para otros, en cambio, es un oportunista al que cabe culpar de la crisis actual.

En su juventud, Greenspan frecuentó el grupúsculo objetivista que rodeaba a la filósofa y novelista Ayn Rand. De hecho, llegó a publicar dos artículos en un libro editado por ésta: Capitalism, the Unknown Ideal. Uno de ellos se titulaba "Patrón oro y libertad económica", y en él decía cosas como ésta:
En ausencia de patrón oro no hay manera alguna de evitar que los ahorros se confisquen mediante la inflación. No hay un solo depósito de valor seguro (…) La política financiera del Estado del Bienestar requiere que los propietarios no puedan proteger su riqueza. Éste es el mezquino secreto de las diatribas estatistas contra el oro. El déficit público es sólo un esquema para la confiscación de la riqueza. El oro obstaculiza este proceso. Se convierte en un protector de la propiedad privada. Cuando uno ha comprendido esto, ya no tiene ninguna dificultad para entender el antagonismo de los estatistas al patrón oro.
Con el correr del tiempo, el autor de este sorprendente alegato se situaría al frente de ese esquema confiscatorio dedicado a financiar los déficits públicos con el envilecimiento de la moneda. Muchos creyeron que, simplemente, Greenspan había cambiado de ideas, que la madurez lo había llevado por otros derroteros más pragmáticos... y a declarar ante el Congreso lo que sigue:
La cuestión es, ¿existiría algún beneficio, en este momento histórico, si se retomara el patrón oro? La respuesta es: no lo creo, porque estamos actuando como si ya tuviéramos patrón oro.
Si de joven creía que el patrón oro era insustituible, de mayorcito piensa que basta con actuar como si estuviera entre nosotros. Será la fuerza del voluntarismo.

Pero la evolución intelectual de Greenspan parece no terminar aquí. Ahora que ya no dirige la Fed, parece volver a sus raíces ideológicas. Hace unos días dijo, en una entrevista para Fox News:
Debería haber algún mecanismo que restringiera la cantidad de dinero que se puede imprimir, ya sea el patrón oro o algo similar. A menos que tengas eso, la historia sugiere que la inflación tendrá efectos destructivos sobre la actividad económica (...) Muchos economistas creemos a pie juntillas que EEUU tuvo mucho éxito en el período 1870-1914 con un patrón oro internacional.
De nuevo, parece ser que la voluntad no basta para evitar la inflación: sin patrón oro, la confiscación y las crisis económicas no se detienen. Entonces, la cuestión es: ¿a qué se dedicó durante los casi veinte años que estuvo al frente de la Fed?

MAFO: duros a cuatro pesetas

El Banco de España tampoco parece ser muy amigo del oro. Será que en nuestro país la práctica confiscatoria de la inflación agrada mucho a los burócratas: no en vano la divisa española (la peseta, y luego el euro) se ha depreciado más de 23 veces con respecto al oro en los últimos 35 años.

Al Banco de España no se le ha ocurrido mejor idea que vender más del 40% de sus reservas de oro en los últimos tres años. Dicen que en tiempos de tribulación no conviene hacer mudanza; por lo visto, a MAFO lo de la mudanza se le queda corto y prefiere dinamitar la casa.

Y es que las ventas precipitadas de oro han hecho perder al Banco de España, de momento, más de 1.000 millones de euros, según un reciente informe del Instituto Juan de Mariana. No está mal, sobre todo después de que Solbes dijera que el oro ya no era un "activo rentable".

Con todo, no se ve amago de rectificación alguno entre las autoridades monetarias nacionales. Es más, su cultura económica es tan vasta que incluso se muestran satisfechos:
El objetivo [de las ventas de oro] era capitalizar la entidad, que ahora tiene unas reservas en torno a los 2.000 millones de euros, una cifra que era muy inferior antes de estas operaciones.
Pues felicidades: sois tan listos que os habéis descapitalizado en más de 1.000 millones. Y ahora sacad pecho, no sea que la gente se dé cuenta de que en vez de músculos sólo tenéis grasa.

http://revista.libertaddigital.com/articulo.php/1276234248

John Stossel, ¡Viva la libertad!

miercoles 30 de enero de 2008
ECONOMÍA
¡Viva la libertad!
Por John Stossel
Últimamente los periódicos vienen repletos de predicciones que alertan de que estamos a las puertas de una recesión. Puede que estén en lo cierto. Pero de lo que no hay duda es de que el mundo lleva unos años de extraordinario crecimiento económico. Y de eso nadie habla.

"Creo que uno de los secretos mejor guardados es éste: el mundo está viviendo un boom económico, en gran medida debido al avance de la libertad económica". Al habla James Gwartney, director del Stavros Center for the Advancement of Free Enterprise and Economic Education de la Universidad de la Florida. "El mundo se ha vuelto más libre, y el crecimiento está alcanzando nuevas cotas. Entre 1995 y 2005, y de acuerdo con los datos recopilados en 99 países, el PIB per cápita creció un 2,2%, prácticamente el doble del crecimiento experimentado en las décadas pasadas. Desde el año 2000, la tasa de crecimiento ha sido todavía más alta: del 3,2%".

El mundo se hace más rico a medida que se hace más libre, afirma Gwartney. Y habrá que prestarle atención, pues desde hace varios años viene elaborando –junto con Robert Lawson, de la Capital University– un índice que muestra la sólida relación entre la libertad y el crecimiento económicos. El correspondiente a 2005, que acaba de publicar la Economic Freedom Network, recoge datos de más de 70 instituciones de todo el mundo.

La conclusión del índice de Gwartney es clara: la libertad económica conduce a unos niveles de vida más elevados. No debería sorprendernos, pero, por desgracia, los prejuicios contra el afán de lucro y el derecho de propiedad todavía llevan a mucha gente a pensar que, en este punto, la coacción estatal funciona mejor que el mercado.

Pero ¿en qué consiste la libertad económica? Para el equipo de Gwartney, los individuos disfrutan de ella cuando son libres para hacer lo que estimen oportuno con sus propiedades (usarlas, intercambiarlas, cederlas), "siempre y cuando sus acciones no violenten los derechos –idénticos– de los demás".

A la hora de puntuar a los países sometidos a estudio, Gwartney y compañía tienen en cuenta cinco factores: el tamaño del Estado, la seguridad de la propiedad, la estabilidad monetaria, la libertad para comerciar con el exterior y los niveles de regulación. En el informe de 2005, el top ten quedó como sigue: Hong Kong, Singapur, Nueva Zelanda, Suiza, Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Estonia, Irlanda y Australia. El furgón de cola lo ocuparon la República del Congo, Angola, la República Democrática del Congo, Birmania y Zimbabue.

Es difícil pasar por alto esta observación: la vida es mucho más agradable en los países más libres. Allí donde hay poca o ninguna libertad económica, la vida es un infierno para todo el mundo, menos para quienes están en el poder; y a veces ni siquiera éstos se libran...

La buena noticia, nos dice Gwartney, es que cada vez hay más libertad económica. "La puntuación media de los 99 países de que tenemos datos disponibles desde 1980 ha crecido más de un punto en veinte años: del 5,5 registrado en 1985 al 6,6 de 2005", dice aquél; y añade: "Tras esta mejoría encontramos recortes fiscales y arancelarios, políticas monetarias más estables, una reducción de las regulaciones que pesan sobre el comercio internacional, así como cierta relajación en las restricciones que soportan los movimientos de capitales".

Los datos de Gwartney ponen de manifiesto la relación existente entre la libertad económica y el nivel de ingresos. A medida que los países se van haciendo más libres, sus PIB crecen. Las economías menos libres tienen un PIB per cápita de unos 3.300 dólares; las que están inmediatamente por encima de ellas en el ránking se mueven en torno a los 6.100; las del siguiente tramo ya alcanzan los 10.773, y las más libres los 26.000.

Del referido informe se desprende también que es mejor ser pobre en un país libre que en uno que no lo es. En los países más libres, el 10% más pobre de la población gana de media más de 7.300 dólares al año, frente a los 905 de sus homólogos en los países más pobres. Por otra parte, en las sociedades libres es frecuente que la gente más pobre consiga dejar de serlo en uno u otro momento.

¿Qué más nos dicen los datos de Gwartney? Pues, por ejemplo, que hay una firme correlacción entre libertad económica y calidad ambiental.

Moraleja de todo esto: la libertad económica depara muchas cosas buenas, mientras que la coacción estatal conduce a la opresión y la pobreza.

A la vista de datos como los que hemos esgrimido, resulta abracadabrante que aún haya quien mire con recelo al libre mercado.


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http://revista.libertaddigital.com/articulo.php/1276234246

Horacio Vazquez Rial, Esperanza

miercoles 30 de enero de 2008
LAS GUERRAS DE TODA LA VIDA
Esperanza
Por Horacio Vázquez-Rial
Siempre he intentado comportarme como un ser racional. En mi adolescencia, fracasé estrepitosamente. En mi primera juventud, casi pierdo la vida por una causa que no lo merecía. En mi segunda juventud entré en la edad de la razón y logré con cierto éxito que algunos de mis pensamientos guardaran alguna relación con la realidad. Ahora, en esta etapa indefinida en que uno ha dejado para siempre de ser joven pero aún no ha empezado a ser realmente viejo, una especie de contraadolescencia, no he alcanzado el nirvana, pero sí un relativo desapasionamiento en casi todo. Salvo en la política.

Es una enfermedad hereditaria: a sus 84 años, mi madre es capaz de grandes voces en un enfrentamiento familiar a propósito de una lista electoral, cosa que jamás haría si la controversia versara sobre, por ejemplo, algo tan terrible como el ingreso de mi tía enferma de alzheimer en una residencia.

La política es una droga durísima, una adicción irreparable. Creo que si me encerraran para desprogramarme, echaría más en falta los periódicos que el tabaco, aunque lo primero que hiciera al salir a la calle fuese comprar las dos cosas y entrar en algún bar a tomar café, fumar y leer, maldiciendo línea tras línea a éste o aquél ministro, a éste o aquél Chávez, que éstos se reproducen más que los conejos.

Toda esta larga introducción, de corte confesional, está destinada a explicar que, además, padezco una subpatología política: mi pasión por los líderes. Mejor: por los liderazgos efectivos, sean o no de mi cuerda.

Si de algo abomino en el actual Gobierno socialista no es tanto de su intervencionismo, su peronismo de trazo gordo, su islamofilia y su católicofobia, su decisión de tratar al terrorismo como un partido político más o su despreocupación ofensiva respecto de la nación española; lo que de verdad aborrezco es la mediocridad absoluta de sus dirigentes, empezando por el ignorantísimo presidente que nos ha tocado y terminando por los más astutos, como Rubalcaba o Blanquiño, que lo son a la manera antigua, zorruna, para la que no hace falta finezza alguna.

Felipe González era un líder, y eso levantaba el tono de su entorno, haciendo que ministros y altos cargos esencialmente sombríos parecieran a veces otra cosa. Él mismo consiguió convencer a no pocos de que era un hombre culto. José María Aznar, que sí es culto, mucho más de lo que está dispuesto a reconocer, porque eso a veces es un lastre en política, es un líder indiscutible: por eso irrita tanto a tanta gente. Las circunstancias de la vida me llevaron un día a estrechar la mano de Fidel Castro: en aquel momento recordé que mi padre decía que nunca había conocido a nadie que diera la mano como Perón. Cuatro hombres completamente distintos, todos con el don del liderazgo. Y empleo el término don a plena conciencia: no es algo que se adquiera, sino algo que se posee en el nacimiento, como los talentos artísticos, científicos o financieros. No uso el término carisma porque me parecería un abuso teológico de quien nada sabe de teología pero al menos no la confunde con la sociología.

A los 30 años Winston Churchill ya había hecho todo lo necesario para figurar en el panteón de los británicos ilustres: poseía el don, la capacidad de trabajo y la naturalidad ante la acción de un líder nato; y lo era a tal punto que a los 70 dirigió una guerra y la ganó, para beneficio de todos nosotros. No era modesto, y hasta hacía gala de una cierta soberbia, pero jamás hablaba de su condición de líder. (Tampoco lo hace Aznar).

Pero al parecer, de pronto, los partidos políticos españoles se han llenado de líderes. No voy a hablar aquí de Mariano Rajoy, que mucho he escrito ya sobre él: creo que puede ser un honesto y esforzado presidente del Gobierno, y la incorporación de Pizarro a su equipo habla de su capacidad para elegir gente. No voy a hablar de los socialistas, que le han permitido al de la zeta desterrar a cuanta cabeza valiosa se alzara un poco por encima de las demás: es un partido que quizá tenga dirigentes, si entendemos por ello personajes con mando como el de Palas de Rey, pero no tiene líderes y compone listas con amiguetes, diputados eternos y funcionarios como Pedro Solbes, que jamás ha hecho otra cosa que trabajar en el Ministerio de Economía, lo cual aleja bastante de la vida.

Hay quien se ha propuesto a sí mismo como líder y hasta tiene la convicción de que su presencia en las papeletas electorales aseguraría un triunfo sobrado al Partido Popular. Me refiero, claro, al Honorable Alcalde de Madrid, que ha ganado su puesto en buena ley y parece haber olvidado que ese éxito implica un compromiso con sus electores, que le quieren en el Ayuntamiento y no en el Congreso. Pero él es un hombre ambicioso y tiene un cierto sentimiento mesiánico de estar llamado a ser algún día, más pronto que tarde, presidente del Gobierno de España; porque, de no ser así, estaría dirigiendo el Teatro Real, puesto que es un melómano sabio, mucho más que un musicólogo amateur, y un gestor impecable. Le he escuchado en alguna ocasión hablar de música, y el hombre impresiona.

Pero también es cierto que tiene vocación política, que lo ha hecho muy bien en Madrid y que tiene los bolsillos limpios. Claro que Pasqual Maragall también fue un estupendo alcalde de Barcelona; hasta que, en obvio cumplimiento del principio de Peter, alcanzó su nivel de incompetencia absoluta en la Generalitat. Lo que no sé de él, y esto es verdaderamente trágico, es qué piensa.

El problema es que Ruiz-Gallardón, como María Cristina, me quiere gobernar, nos quiere gobernar a todos y, lo que es peor, va y lo dice cada vez que hay alguien escuchando. Pero no explica detalladamente para qué quiere gobernar, cuál es su plan: nunca se le ha oído decir que, en vez de las desaladoras, él abogaría por los trasvases, por poner un ejemplo. Tampoco se le ha oído una palabra sobre educación o sobre fiscalidad. Tal vez Polanco conociera su programa y lo apoyara por ello, pero se ha llevado el secreto a la tumba.

Se comprende que Rajoy se haya cansado. Que se haya cansado de Gallardón, no de él y de Esperanza Aguirre, que en la batalla entre ambos inventada por la prensa y por el gallardonismo (que sí existe) ella no ha librado combate alguno. Salvo el que libra siempre, quiera o no quiera, el verdadero líder: el de la santa paciencia frente a la estupidez ajena. Guardar silencio, poner buena cara y dar los besos de rigor en los encuentros.

Esperanza Aguirre es una líder natural, posee el don, no necesita decir que quiere ser tal o cual cosa, ya llegará quien la ayude a llegar allí, la gente. De vez en cuando va a algún sitio donde hay un problema, habla con los vecinos del modo de resolverlo, presenta a sus asesores y a los encargados de hacer lo necesario y se marcha. No suele salir en la prensa, desde luego, pero lo hace. Y mientras hace eso y otras cosas, en cada discurso transmite un férreo discurso liberal y pone sentido del humor en casi todos sus comentarios.

Yo, que tengo pasión por los líderes y echo de menos a José María Aznar cada día, me siento profundamente gratificado cuando oigo hablar y veo hacer a Esperanza Aguirre. En este país terrible que padece la clase política más ignorante de Europa. Los demás son lo poco que son: no les ha dado tiempo a leer a Azaña. Ella sabe. Y puede. Bastará con que la propongan.


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